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[Ensayo] «La sustancia»: Una oda y elegía a la aceptación de sí

El filme de la realizadora francesa Coralie Fargeat, examina el modo en que la búsqueda del control e incluso la manipulación de la naturaleza humana, en particular mediante elementos externos, para eliminar o cambiar aquello que genera malestar y permitir así una mejor versión de sí mismo, genera una catástrofe monstruosa.

Por Luis Cruz-Villalobos

Publicado el 10.11.2024

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, escrita por Robert Louis Stevenson (1886) es uno de los clásicos más significativos que aborda la dificultad humana de lidiar con las dimensiones no aceptadas de sí mismo. La novela relata la historia del Dr. Jekyll, un médico respetado, quien desarrolla una fórmula para escindirse de su lado oscuro, creando así al siniestro y retorcido Mr. Hyde.

Stevenson afirmó haber soñado la trama completa de esta obra y luego la escribió en tan solo tres días. Cuando su esposa criticó el primer borrador, el escritor escocés lo quemó y lo reescribió en pocos días, aun estando enfermo.

Fue un éxito comercial inmediato, vendiendo más de 40 mil copias en sus primeros seis meses. El caso Jekyll-Hyde ha inspirado a muchos criminólogos y psiquiatras que se dedican a la comprensión de personalidades divididas, trastornos de identidad y psicopatía.

Por su parte, El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde (1890), nos describe la lucha de un joven que desea mantener su juventud y belleza a cualquier precio. Su anhelo se cumple cuando un retrato suyo envejece y se degrada en su lugar, mientras él mantiene su apariencia intacta.

Se cuenta que Wilde escribió la obra en solo tres semanas y que se consideró escandalosa por su tono homoerótico y por sus cuestionamientos morales en medio de la sociedad victoriana. El personaje Lord Henry, representando muy bien al propio autor irlandés, dice: «Lo único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos».

Tanto en El retrato de Dorian Gray como en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde los protagonistas enfrentan, con diferentes matices, la lucha de incorporar dimensiones de sí mismos en sus identidades completas. Ambos relatos no solo exploran el concepto de dualidad en la naturaleza humana, sino que ilustran de formas elocuentes las consecuencias desastrosas de separar y rechazar dimensiones de sí.

Dorian Gray busca una vida de placer y libertad absoluta de normas morales, manteniendo su apariencia externa inmaculada, mientras su retrato absorbe y manifiesta paulatinamente su corrupción. Su incapacidad para aceptar el envejecimiento como una realidad ineludible y constitutiva de su condición humana, lo lleva a una vida de decadencia y, finalmente, a la destrucción. El retrato representa el sí mismo en descomposición del protagonista, el cual éste rehúsa aceptar.

El Dr. Henry Jekyll, por su parte, al intentar separar lo «bueno» y lo «malo» de su personalidad mediante el consumo de una «sustancia», despliega un alter ego, con quien alterna en su vida. En lugar de liberar su lado oscuro de manera integrada, el protagonista intenta externalizarlo, transformarlo en otro, en una alteridad, de tal modo que él, el respetado y estimado Dr. Jekyll, pudiese quedar libre de toda contaminación, de todo mal moral.

Este rechazo lo lleva a una transformación incontrolable. Queriendo dejar toda su oscuridad en el nefasto Edward Hyde y renunciar a ella sintiéndose y sabiéndose superior a los demás, termina convirtiéndose en esa alteridad maldita.

Wilde y Stevenson proponen que el fracaso de reconocer y asumir la totalidad de la naturaleza humana conduce a una autodestrucción inevitable.

 

«Recuerda: tú eres una»

La nueva película de Coralie Fargeat, La sustancia (2024), es una película de terror corporal, con elementos satíricos. Protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid, que cuenta la historia de Elisabeth Sparkle, una exestrella de Hollywood despedida a los 50 años de edad por su envejecimiento.

Desesperada, Elisabeth recurre a una droga del mercado negro llamada la «Sustancia», que crea una versión más joven de sí misma llamada Sue, con quien debe alternarse cada semana y extraer del cuerpo de Elisabeth (la matriz) un «líquido estabilizador» para mantener su juventud.

Sue alcanza fama rápidamente, pero ambas comienzan a verse como personas distintas y desarrollan un profundo desprecio mutuo que desencadena consecuencias brutales.

La sustancia, explora las difíciles implicaciones de enfrentarse con dimensiones de uno mismo, particularmente corporales, que se prefieren evitar o transformar en lugar de integrar.

El filme, al igual que los libros de Stevenson y Wilde, examina cómo la búsqueda del control e incluso la manipulación de la naturaleza humana, en particular mediante elementos externos, para eliminar o cambiar aquello que genera malestar y permitir una mejor versión de sí mismo, genera una catástrofe monstruosa.

La película tiene una clave muy reveladora para este conflicto humano atemporal y está planteada en las instrucciones que trae la caja donde viene la «Sustancia»: «Recuerda: tú eres una». No hay remedio para esto.

 

 

 

 

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Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1976) es escritor, editor y académico chileno, actual director del Diario Cine y Literatura.

Es psicólogo clínico, doctor en filosofía por la Vrije Universiteit Amsterdam y profesor en la Universidad de Chile y la Universidad de Talca. Cuenta con una vasta producción literaria, traducida a varios idiomas y premiada internacionalmente.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Luis Cruz-Villalobos

 

 

Imagen destacada: La sustancia (2024).

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