[Ensayo] «Meridiano de sangre»: La violencia en los Estados Unidos

Los críticos afirman que la novela está basada en hechos reales, y a partir de ellos el genial Cormac McCarthy construye un western (un género muy querido por el público norteamericano) que profundiza en la presencia y en la naturaleza del mal, e intenta desmontar los estereotipos y llegar a los cimientos sobre los que se ha construido el mito histórico de la Unión.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 22.7.2023

La novela Meridiano de sangre (1985) escrita por Cormac McCarthy (1933 – 2023), quien falleció en junio de este año, es una obra que bien pudo haber adaptado al cine Tarantino y se habría dado un banquete de sangre, pero dicen los expertos que el narrador estadounidense es muy difícil de trasladar a la pantalla grande.

De todos modos, al leerla usted puede fantasear con las escenas más violentas que pueda concebirse, pues en esta novela asistimos a descripciones crudas y sin miramientos y sin matices de la violencia física y de múltiples asesinatos, así como de una vida muy dura por parte de todos los personajes.

La trama de esta obra literaria a que, dicho sea de paso, está muy bien contada, va más o menos de la siguiente manera: entre 1849 y 1850, el gobernador de Chihuahua (México) contrata a una banda de mercenarios liderados por un tal John Glanton y el brutal juez Holden, a fin de que acabe con las tribus apaches que habitan la frontera entre Texas y los límites aztecas.

Pero al terminar la sangrienta encomienda, los mercenarios se dedican a masacrar a los mismos mexicanos, a otros indios y a todo aquel que se les atraviese en el camino. Esto hace que el paisaje inhóspito del desierto de Sonora, coincida con el panorama existencialmente desolador, presente en toda la ficción.

El protagonista testigo de la novela es un joven sin nombre al que se denomina solo como The Kid (el muchacho) quien se une a la banda de Glanton, después de andar pasando penas una vez que ha huido de su natal Mississippi. A través de él asistimos a la descripción cruda de masacres cometidas por el grupo, de los cadáveres abandonados, de la destrucción y de la desolación que reina en esta parte del mundo.

Por su parte, el antagonista es un hombre mayor llamado juez Holden, quien es un sujeto misterioso, tanto que muchos en la pandilla piensan que no morirá nunca, pues no puede fallecer pese a las heridas que ha recibido. Este hombre disfruta de hacer comentarios oscuros y nos da una perspectiva de la situación que viven y de lo que pasa a su alrededor, en esta tierra de nadie, donde la existencia no vale nada y nunca lo ha valido.

 

Una obra de horror puro

El juez es un hombre de temple frío y de una crueldad sin límites, lo cual le hace cometer grandes barbaridades, como aquella en que lo vemos sentado con un niño apache frente al fuego, el muchacho observa todo con ojos curiosos, algunos se le acercan para hacerle mimos, le dan comida, lo hacen reír. Sin embargo, por la mañana Toadvine (uno de los líderes de la banda) ve al juez que está columpiando al niño sobre una rodilla mientras los hombres ensillaban los caballos.

Diez minutos después, cuando Toadvine regresa de preparar su caballo, el niño ya está muerto y el juez le había cortado la cabellera.

Indignado, Toadvine apoyó el cañón de su pistola en la cabeza pelona del juez, y este lo retó a que le disparara, pero este no pudo hacerlo. El justiciero sonrió y se levantó y poco tiempo después estaban todos, de nuevo, en la llanura.

Los críticos afirman que la novela está basada en hechos reales, y a partir de ellos McCarthy arma un western (un género muy querido por el público estadounidense) que profundiza en la presencia y en la naturaleza del mal, e intenta desmontar los estereotipos y llegar a los cimientos sobre los que se ha construido su país, una nación que como sabemos es muy violenta.

Uno de esos cimientos en los cuales se funda la sociedad estadounidense es el predominio del hombre blanco y la pasión por la posesión de armas y además por el temor al extranjero, a quienes son diferentes (gente de color, mujeres, latinos, minorías) pues se percibe que todo lo que es disonantes conlleva una amenaza.

La crítica también coincide en afirmar que en un ambiente de pasiones tan exacerbadas, la violencia que el autor describe es muy grotesca, pero también explican que esta fuerza es tal vez la única forma de presentar comportamientos tan inhumanos, exactamente como ocurre con las películas de Tarantino y por este camino el autor busca una catarsis de sus personajes y tal vez también de nosotros, sus lectores.

En la parte técnica, el McCarthy exhibe una gran destreza para encadenar diálogos parcos de una forma magistral y las descripciones tanto del lugar como de las masacres son muy notables, a la manera de Faulkner o de Truman Capote.

Como suele ocurrir muchas veces en literatura, el antagonista carga con la mejor parte de la novela, no solo por su construcción y fuerza, sino que también por esa psicología que encarna el mal hasta sus últimas consecuencias.

Esto es lo que pasa en Meridiano de sangre, donde el juez Holden se levanta como un personaje sólido, en quien se manifiesta una interpretación genuina del mal y por ello mismo, este rol desde el punto de vista de la literatura es mucho más atractivo que el muchacho.

Ojalá que si el lector o lectora de Cine y Literatura no ha leído esta novela se dé un tiempo para ello, sobre todo si ese potencial pecador impenitente disfruta de la violencia en la literatura.

La novela es una obra de horror puro.

 

 

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.

 

«Meridiano de sangre», de Cormac McCarthy (Literatura Random House, 2011)

 

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Cormac McCarthy.