La propuesta artística del nuevo «híbrido» documental de Ignacio Agüero —una versión audiovisual libre en torno a los diarios del ingeniero belga Gustave Verniory, mientras este residió en la Araucanía a fines del siglo XIX— funciona bajo la premisa estética de los «apuntes sueltos», acerca de una historia y conflictos que ya son centenarios, y con múltiples aristas políticas, identitarias y también sociales.
Por Cristian Uribe Moreno
Publicado el 12.6.2023
Apareció el último trabajo del famoso documentalista nacional Ignacio Agüero. La obra se encuentra distribuida por Miradoc en salas como la Alameda-Ceina y la Cineteca, y lleva por título Notas para una película (2022).
La realización está basada de manera muy libre en los diarios de Gustave Verniory, un ingeniero belga que fue contratado por el gobierno de Chile para que hacia fines del siglo XIX levantara la ruta de ferrocarriles de Angol hacia el sur. Sus vivencias las plasmó en un libro que lleva por nombre Diez años en Araucanía. 1889 – 1899, y que fuera publicado recién en 1975 por las Ediciones de la Universidad de Chile.
El documental mezcla ficción y realidad en una narración que se toma licencias desde un comienzo. Funciona con distintos recursos: imágenes en color y blanco y negro, fotografías, partes de película, etcétera. Desde un primer momento, pasa de un barco en medio del mar, filmado a color, hacia el registro en blanco y negro sin mediación.
Luego, en otro punto, muestra al actor que interpretará a Verniory con un grupo dentro del cine viendo una película en colores que filmó Raúl Ruiz en los años 70, Ahora te vamos a llamar hermano. Una cinta que muestra a algunos habitantes de la Araucanía hablando en mapudungun acerca de las usurpaciones de tierra y como con un eventual gobierno de Salvador Allende, que se postulaba en aquella época, daba esperanzas por la recuperación de su territorio.
Cuestión argumental que el documental de Agüero replica y se escucha en más de una ocasión el mapudungun hablado por sus comuneros.
En la realización de Agüero, el personaje principal Gustave Verniory, encarnado por Alexis Maspreuve, habla en francés la mayor parte del relato. Si a eso se agrega el español, hablado mayoritariamente por los chilenos, se configura para el espectador el contexto de lo que pudo sentir el ingeniero belga en su estadía en esos años en territorio mapuche.
De esta manera, el resultado de la interacción es una zona cercana a un espacio tipo far west, donde convivían chilenos, mapuches y los pocos extranjeros que se atrevían a llegar a esos confines.
La puesta en escena mezcla la ambientación de época en cuanto a vestuario que debía usar un europeo en ese entonces, con locaciones que son contemporáneas donde aparece el mismo director Agüero dando indicaciones al actor, como si fuera un guion que se está filmando en esos instantes.
En efecto, la mezcla de ficción y realidad da un tono surrealista a la obra y pone la distancia justa entre obra y espectador para que se concentre en las palabras textuales del texto de Verniory, que son citadas por el personaje o por el mismo Agüero.
Confrontar el ayer y el hoy
Notas para una película es un ejercicio intelectual que invita al espectador para que compare las impresionantes imágenes de esos bosques milenarios y las contraste con la desolación que se aprecia en ciertos lugares de esa fauna hoy en día.
Así, en ese juego de confrontar el ayer y el hoy, Agüero presenta más un rompecabezas que una narración lineal. Se siente como su trabajo más experimental puesto que no hace fácil vislumbrar los caminos narrativos que va trazando.
De esta forma, la propuesta del presente largometraje documental, funciona como los «apuntes sueltos» de una historia que ya es centenaria y que tiene más aristas que las que se suelen presentar. Una historia que se puede reconstruir de un modo u otro.
Con todo, espectador pueda entender remotamente en las impresiones que dejaron en el ánimo de un extranjero, los reclamos que vienen haciendo desde hace tanto tiempo los moradores indígenas de esos territorios.
El resultado final, sin embargo, es irregular, pues al poner en juego tantas capas dramáticas y audiovisuales, más de alguna corteza queda más delgada que otra. Hay momentos en que se pierde el norte de las divagaciones y de tanto abarcar, quedan elementos sueltos que naufragan al hacer tratar de ensamblar todo y dar significado pleno a lo exhibido.
No obstante, la propuesta de Notas para una película es una semántica audiovisual novedosa y osada, de un Ignacio Agüero que nunca deja de sorprender con sus realizaciones. Esta vez con una mirada hacia el pasado para tratar de entender un conflicto que aún hoy no tiene solución.
Esa mirada aguda que nunca deja de escudriñar y descubrir la realidad para el espectador, esa perspectiva inquieta que Ignacio Agüero no la ha perdido desde los años 70 cuando comenzó en la dirección y que ya está en el selecto grupo de míticos realizadores nacionales, a la altura de otros grandes de la cinematografía nacional como, por ejemplo, Raúl Ruiz, a quien cita abiertamente al inicio de la película.
No en vano, entre grandes se preocupan de problemas inmensos.
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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.
También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.
Tráiler:
Imagen destacada: Notas para una película (2022).