La cuarta novela del autor británico Martin Amis, la que precede a «Dinero» —el título que lo catapultó a la categoría de estrella literaria internacional—, es un perturbador thriller de tintes metafísicos, y cuyas páginas se despliegan entre lo grotesco y lo tragicómico.
Por Cristian Uribe Moreno
Publicado el 31.9.2024
La editorial Anagrama, en su Colección Compactos, reeditó este año 2024, la novela Otra gente (Other People, 1981), del conocido escritor inglés Martin Amis, fallecido en mayo del 2023.
Esta obra de ficción no es tan nombrada entre sus fulgurantes títulos como El libro de Rachel, Niños muertos o La zona de interés, solo por nombrar algunos de los más conocidos, todos publicados por Anagrama.
La aparición de Otra gente en inglés, precedió a la edición de Dinero (Money, 1984), uno de las creaciones esenciales de Amis, y tal vez por esto, el segundo título mencionado haya opacado al relato que en este ensayo analizamos, el cual sorprende por la lograda atmósfera de ambigüedad e intriga que alcanza en sus páginas.
El libro se sumerge en el mundo de una mujer que ha perdido la memoria. De esta forma, el inicio de la narración muestra a esta muchacha que despierta, que parece abrir los ojos a la vida, y que huye de lo que se asemeja a un hospital con aspecto o rasgos de una cárcel.
Sin embargo, no queda del todo claro los detalles argumentales o característico de lo que se describe, pues al sufrir amnesia, la protagonista, además de no saber de sí misma, tampoco reconoce lo que finalmente la rodea.
En efecto, muchas de las cosas que el narrador relata, lo hace desde el punto de vista de ella, como si en su esfuerzo expositivo, este viera la realidad y sus elementos, por vez primera.
De esta manera, el lector debe hacer un esfuerzo por entender que en algunos momentos el hablante se refiere a un ascensor, a un cajero automático o a un río. Así, el personaje principal de Otra gente es un ser prístino en el amplio sentido del término y de la palabra.
En una ruta de aprendizaje
En ese errático deambular, la mujer llega al lado de un grupo de vagabundos con los cuales comienza a departir. No está segura de su nombre, no lo puede recordar, pero al escuchar la canción infantil, Mary tiene un corderito, decide que su nombre es Mary. A la cual luego agrega Lamb (cordero), apropiándose del título de la tonada.
Se hace amiga de una chica, Sharon, que en ese momento está bebiendo con los marginales y comienza un derrotero que la llevará por un Londres sombrío y espectral, siendo violada por un rufián.
Luego, vive por una temporada corta con la familia de Sharon que la acoge, para después pernoctar en un albergue del Ejército de Salvación, y también trabajar en un café donde conoce un par de personajes que la llevan a una casa que comparten con ocupas, hasta llegar a la mansión de un rico heredero, que dilapida su dinero entre fiestas y chicas que viven con él.
Con todo, la línea narrativa principal son las acciones que experimenta Mary, pero que son comentadas por un narrador omnisciente, una suerte de espectador de lo que sucede en la vida de la muchacha. Un observador que conoce más de lo que menciona pero que con el correr del relato se vuelve poco confiable.
El camino de Mary es una ruta de aprendizaje y su belleza es tanto una bendición, como una maldición que vuelve locos a los hombres. Un arma que ella comienza a usar de manera lenta pero implacable. Descubriendo un extraño poder.
Almas envueltas por un anestesiado fulgor
En la vida de Mary, aparece un hombre, un expolicía que la asocia a una chica que conoció hace años y que creía muerta. John Price (¿el príncipe benefactor o príncipe de las tinieblas?) se vuelve su protector y le da indicios de la anterior existencia que pudo llevar. Le muestra una carpeta con una foto, donde ella aparece con otro nombre, otra vida: Amy Hide (o hidde, la oculta).
Desde este punto, la protagonista trata de descifrar el enigma de su vida anterior, de la existencia que pudo haber llevado hasta el momento que perdió la memoria. Desde ese momento, va quedando al descubierto un lado oscuro, muy cercano a una visita al infierno, con un lado sórdido de Mary/Amy, que también es el lado ruin de una ciudad, de una sociedad.
En su viaje de descubrimiento, Mary irá encontrando los rastros de un Londres oculto, liberado a sus excesos. Y su impulso inicial de ser una mujer de bien, será puesto aprueba por toda esta gente que se irá cruzando en su vida:
«Ahora se daba cuenta de que sí importaba la procedencia de cada uno. No solo era importante para uno mismo, sino que era importante para el equilibrio general. Otras gentes. Almas con caras de plato envueltas por un anestesiado fulgor».
Hay algo de traspasar el espejo, de conocer el otro lado de una vida que parece estar en otra parte. Pero todo queda en una zona gris, un lugar que deja más dudas que certezas en el lector.
Al final, el talento de Martin Amis es mantener el misterio hasta el final, al navegar en aguas poco claras y finalmente salir indemne. La única certeza es que Mary Lamb se va transformando y esa vieja idea de Rousseau de una sociedad corruptora de las buenas almas, es aquí puesta a prueba.
En el fondo, las pulsiones que conviven en Mary, son más intrincadas de lo que a primera vista se ve. Y así, ese viaje de revelación de su identidad, se equipara más a un castigo, por pecados cometidos en otra vida. Después de todo, ese otro mundo (u otra existencia), con esa otra gente nunca deja de estar presente.
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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.
También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó también el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).
Imagen destacada: Martin Amis (por Bryan Appleyard).