Beber hasta morir impide desplegar ideas y esa ausencia destroza el instinto de conservación. Por eso agradezco que Jorge Calvo me obsequiara la novela de su autoría: viajo a otro continente y me transformo en un colono que descubre otro relato.
Por Aníbal Ricci Anduaga
Publicado el 12.4.2024
Leo relajado un libro con nombre de canción. El autor sabe mucho de cine y estuvo exiliado en Suecia. Trata con cariño al personaje principal como si de él mismo se tratara, pero a través de una postura despreocupada. Tampoco es su alter ego, acaso un sujeto de baja estatura que deambula entre gigantes rubios. Un héroe que respira la misma libertad que debió sentir el escritor al arribar a ese gélido lugar.
He leído dos capítulos y me deleito con sus correrías amatorias en otro país de Europa. Conoce a muy pocas personas y la prostituta del hotel termina siendo una pantera con quien comparte la soledad del recién llegado. Celebra que lo hayan autorizado a radicarse en Suecia.
La mulata lo acompañó durante toda la semana por los rincones de Bruselas. De voz seductora, sobre todo amable. Lo enamoró de cierta forma y en el aeropuerto, al momento de partir, la invita a un futuro hipotético sin ambiciones.
«No importa lo lejos que estemos», escucho por el audífono. Bebo una copa de vino y la poso sobre el suelo. Recostado en un futón observo los tonos rojizos del atardecer. Semanas atrás la resaca de una incursión nocturna me dejó vacío.
Echo de menos emociones que me conecten con la realidad. Ni siquiera haber escrito un par de libros tendrá algún sabor a trascendencia luego de medio siglo de transitar por distintos parajes, tomando decisiones sin ningún sentido que de alguna manera hacían caer en alguna trampa.
Miedo a no poder escribir otra novela, debido a que necesito imaginar el navegar de Plutarco. La adicción avanza y todo se ha vuelto peligroso. Ya no tengo miedo y los traficantes confunden eso con valentía. Llevo semanas sin beber una gota de alcohol y este libro de Jorge Calvo (Santiago, 1952) me lleva al viejo continente.
Jamás he ido a Europa; en general cada vez que he viajado lo nuevo me trastorna y un sexto sentido me lleva a sus barrios de tolerancia. Exiliado no quiero conocer a otras personas, sólo relaciones pasajeras vividas al límite y en ese instante entiendo el por qué el autor y el personaje se juntaban a beber en los bares, lugar de descanso donde esperan noticias del otro lado del Atlántico; acaso el dictador ha sido derrocado y les será posible reunirse al fin con los sobrevivientes.
Estar siempre en la cornisa trae consecuencias
Estoy recalibrando e importa muy poco lo que piensen los demás. Hace veinte años elegí las letras y renuncié al dinero; lo he pasado bien y las anécdotas que fui escribiendo me arrojaron al futuro. Reconozco esas sensaciones en la novela de Jorge Calvo, pero llevo días sumido en cierto pesimismo. No hablo de suicidio; conocí a una mujer cerca de un mes atrás y la encontré hermosa.
Huyo de la típica relación sexual; quiero conversar con ella y ponerme en su lugar, no enamorarme de su cuerpo y esos ojos. Invitarla a un café y dejar de lado las expectativas; jugar a la seducción desde el balcón de la Batuta, mirando a los que bailan y enseñándole a que observe la platea, con curiosidad y desplante; ella no pasa desapercibida y los espectadores la adoran, la acosan en cierto modo y deseo que se sienta cómoda con su belleza y aprenda a hurgar en la vida de esos voyeristas.
Muchas citas después podré aquilatar sus palabras y mostrarme inteligente, pero ahora estoy trabajando con escasos ingredientes, dejando atrás los prejuicios. Quizás si el protagonista hubiera sentido algún apoyo; parece un huérfano que debe forjarse una vida. No lo obtuvo del padre en su infancia y quizás por eso nunca tomó buenas decisiones. A veces un personaje interpreta de tal forma, que contrastar tus propias elecciones no parece un ejercicio descabellado.
Estar siempre en la cornisa trae consecuencias. Hay que hallar sentido a la libertad y los borrachos que nos acompañan resultan cercanos. Alzo la copa buscando un objeto donde apoyarme. Poco importa el futuro, hay que afrontarlo con cinismo para no hacerse ilusiones.
Beber hasta morir impide desplegar ideas y esa ausencia destroza el instinto de conservación. Por eso agradezco que el autor me obsequiara su libro: viajo a otro continente y me transformo en un colono que descubre otro relato.
El tiempo todo lo cura y esta abstinencia ha sido diferente. Sin ti mi cama es ancha me va sacando del letargo como otras veces lo ha hecho Serrat. La novela juega con ese tiempo bendito que intriga al lector, le hace retroceder hasta darse cuenta (este lector en particular) de que encontrar a la chica es algo vital. El personaje de baja estatura, sin quererlo, ha caído en los tentáculos de la mujer del amigo y una mañana despierta amenazado por una navaja. Debe huir al meollo de la acción, al lugar donde realizará un show para que los exiliados lean sus poemas y escritos.
Volverá a conocer a otra mujer que lo desborda, que un día le confesará la imposibilidad de estar juntos. La rueda de la fortuna y su vida parecen ir a un despeñadero. Renuncia a la política, al fútbol y a los amigos, hasta que un día recibe noticias de Chile y enciende el motor de partida rumbo a los pueblitos de Noruega.
La libertad que buscaban
Al fin y al cabo, el personaje es un poeta y un gozador, mientras el autor de la novela un avezado escritor que da cuenta de lo frágil del ser humano. Desde un amor delirante a quedar atrapado por los recuerdos, sigo escuchando la canción de Metallica. «No puede haber mucha distancia desde el corazón», se escucha en «Nothing Else Matters».
«La vida es nuestra y la vivimos a nuestra manera», nada más importa. «Nunca me sinceré de esta manera», todos los excesos vinieron después de la sentencia. El médico diagnostica una enfermedad incurable y termino acosado por los pensamientos. ¿El muerto añora sus años de vida o quizás no se entera? Drogado para acelerar el destino acudo al lanzamiento de un libro y un invitado comenta que el autor escribe columnas para la revista Occidente.
He recorrido la mitad del texto consciente de su pensamiento político y de que es muy probable que el exilio lo haya convertido en escritor.
El narrador de Sin ti la cama es ancha también es un escritor que aborda episodios históricos, cuando el autor lo hace de su propia historia y reparte sus emociones entre la psique del personaje y su oficio de narrador, buscando encontrar algún sentido a través de esos otros inventos que interpelan al lector y hacen que deba recurrir a estas palabras para sacudirme el pesimismo y esbozar esta breve reseña, para comentar sobre el narrador cercano al lector y referirme al humor que parece resignar al personaje ante futuros acontecimientos.
Deseo disfrutar de la canción que alude a unos otros que «hacen» y «saben»; presiento que Jorge Calvo se refiere al pasado dictatorial que construyó nuestro presente. Miro en dirección al norte y las luces de los edificios delatan a otros seres humanos tras las ventanas. Muchas historias se entrecruzan; el personaje de baja estatura es un poeta que tiene un único amigo, un tallador de maderas que en cierta forma también es un exiliado.
El amigo artista experimentó con todas las drogas conocidas y estuvo a punto de morir, pero antes de partir a otro plano fue testigo de un futuro diluvio. Ahora es un vigilante horrorizado por la llegada del fin del mundo; a su vez un artista que no juzga a su único amigo, en cuyo recuerdo se anida el rastro de su existencia.
De esta forma, el protagonista ha desaparecido: el organizador del evento de lecturas le daría sentido a este grupo de exiliados, alejados de su patria, habitantes invisibles que necesitan manifestar que están vivos en este continente al otro lado del Atlántico. En su ausencia, los latinoamericanos que se juntaron en los bares han desplegado esfuerzos para el show artístico que durará tres días.
En la víspera ha muerto alguien que retornó a Chile en la clandestinidad. Jorge Calvo distingue entre los exiliados que asimilaron la cultura europea y aquellos que lucharon dentro de las fronteras por el restablecimiento de la democracia. Por eso es tan importante el evento: necesitan reconocerse como latinos y ser un aporte para el país que los acoge; en realidad desean pertenecer a esta comunidad de costumbres tan diferentes.
El personaje de baja estatura planeó el show artístico, pero desapareció en los días previos. Conoció a la mujer perfecta y lo demás poco importa.
Al otro lado del mundo los gobiernos de transición no han hecho nada por cambiar los cimientos de la dictadura. El protagonista construye una familia, el tiempo pasa y los amigos se han separado, ya no recuerdan la razón del exilio. Disfrutan un asado al aire libre con sus nuevas parejas. Acaso esa será la libertad que buscaban.
Lo cierto es que el personaje de baja estatura ha sobrevivido al diluvio presagiado por su amigo escultor, se ha olvidado del padre que con sus palabras le hizo tanto daño.
La vida sigue su curso y Jorge Calvo nos invita a disfrutar la vida, a siempre encontrar el camino que nos llevará a escribir nuestra mejor historia.
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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y quien también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.
Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).
Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).
Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).
Imagen destacada: Jorge Calvo.