La última novela publicada por el escritor español Javier Marías vuelve al lugar común de las últimas obras de ficción literarias lanzadas por su autor, en esta última parte de su trayectoria creativa: el espionaje, y la remembranza en torno a la biografía del personaje principal.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 24.9.2021
Recién publicada en España por la editorial Alfaguara (marzo, 2021) Tomás Nevinson es la última novela del conocido escritor español Javier Marías, la cual está dividida en dieciséis capítulos y tiene nada menos que 680 páginas contando los agradecimientos.
Hay al principio de la novela una referencia a un hombre que pudo haber matado a Adolf Hitler en 1939, pero dudó, además no tenía cargado el rifle y cuando se decidió era ya demasiado tarde, con las consecuencia que todos conocemos, sin embargo esta anécdota es una forma de adelantarnos de qué va esta apasionante obra.
Esta anécdota, es decir, lo que pudo haber sido y no fue, lo que se pudo haber evitado y no se evitó, sirve de telón de fondo a la trama de la novela, que en realidad es bastante simple: un espía es sacado de su retiro para descubrir y eliminar a una mujer que ha participado en unos atentados de ETA en los años 80 y que se ha escondido en una ciudad del noroeste de España, llamada Ruán.
Se sospecha que esta mujer también es de origen irlandés y que forma parte de IRA, y aunque está inactiva, puede despertar y golpear de nuevo.
La novela, conviene decirlo desde un principio, vuelve al lugar común de las últimas obras literarias de ficción de Marías: el espionaje, y su estética son reiterativas en rememorar el pasado del personaje principal llamado Tomás Nevinson.
Conviene advertir, también, que es común escuchar al protagonista quejarse de la vida que adoptó, por engaño como él mismo dice en repetidas ocasiones, y su lamento por no saber qué estilo de existencia habría tenido de no habérsele tendido la trampa que le armaron durante sus años de estudiante en la encumbrada Universidad de Oxford británica.
Los tres misterios femeninos
La trama de esta obra de ficción ocurre en el año de 1997, aunque está narrada dos décadas después y tiene referencias hacia el pasado, en particular respecto a la vida y actividades de Tomás. El protagonista nació en 1951, la misma fecha que lo hizo Javier Marías.
En la novela, el narrador no nos informa cómo su jefe (Tupra o su amigo Jorge Machimbarrena, el primero británico y el segundo español, o los servicios secretos de España) habían llegado a determinar que una de tres mujeres, y no otras, era la tal Magdalena (o Maggie o Molly) Orúe O’Dea.
El lector que se sienta atraído por las novelas de espionaje, o por jugar a ser un espía certero, puede, si lo desea y le resulta un juego interesante, tratar de descubrir la identidad de aquella mujer, con la información (poca es verdad) que nos ha ido dando Tomás Nevinson.
Tupra (pues el tal George, no pinta nada) se inclina por Inés y le da sus razones, en la reunión que tienen en Londres. Y después, en una llamada telefónica —cuando está ya por expirar el plazo de tres semanas que le ha dado a Tomás para le entregue a Magdalena, Maggy o Molly— o de lo contrario se tendrá que eliminar a las tres sospechosas.
Así pues, vemos al protagonista en una encrucijada, como lo va pensando en su viaje de vuelta a Madrid o liquida a Inés o alguien eliminará, de una u otra forma, a las tres mujeres de la lista.
En efecto, las tres mujeres en cuestión son: Inés Marzán, propietaria de un restaurante muy conocido en Ruán, vive sola, aunque se enreda en una relación con Nevinson y con otros.
La segunda mujer, Celia Bayo, es la única pelirroja de las tres (dato que podría sugerir un origen irlandés, como el de Magdalena, la heroína buscada por Nevinson), y es profesora en el mismo colegio en que se ha hecho contratar Tomás; está casada con un político corrupto, es madre de dos chavales y parece una persona muy servicial y generosa.
Completa el trío, una tercera personaje, la cual es la mayor de las sospechosas y también es la más atractiva, y como Celia igualmente está casada y tiene dos hijos gemelos, su marido es un hombre mayor, rico y de muy mal temperamento, que por si fuera poco desprecia y humilla frecuentemente a María Viana, que así se llama esta misteriosa figura.
Por fin, Miguel Centurión, el nombre que le dan a Tomás para esta misión particular; por fin, decía, Miguel o Tomás, como se le quiera denominar tiene la oportunidad de conocer personalmente a María, gracias a que ésta es la directora del colegio donde él da clases y ella le pregunta (casi le impone) si desea impartirles clases de inglés a sus hijos durante el verano.
Obviamente sería de mal gusto revelar lo que pasa al final de la novela y eso se lo dejo a la curiosidad de los lectores.
Un intelectualismo desmedido
Sin embargo, debo decir que aunque la novela es entretenida, está bien escrita, es inteligente, como todo lo urdido por Javier Marías, y en el momento mismo de su lectura produce angustia y desasosiego, especialmente ante la duda de si no se ha condenado a muerte a una mujer inocente.
Empero, decíamos, la obra peca de ser un tanto intelectual (y no es que ser «intelectual» esté mal, y yo menos que nadie podría criticar eso siendo profesor universitario), pero tal vez lo sesudo, no le venga bien a una novela, o no a una donde se va a matar a una mujer, sin tener la absoluta certeza de su culpabilidad, si es que, alguna vez, se puede tener una convicción absoluta sobre algo.
Debo confesar, en este sentido, que he tenido que recurrir al diccionario más de una vez ante palabras que desconocía, pues a lo mejor no usamos mucho en nuestra América, por ejemplo el uso del adjetivo “perfunctorio” que según el diccionario de la RAE se traduce como “descuidado”, “a la ligera”; o la palabra “chinchar” que viene obviamente de chinche y significa, como es de esperar, “molestar”; o la palabra “clepsidra” cuya definición de diccionario no sirve de nada, pero el autor nos la define como “un trazo rápido que dibuja en el aire una guitarra o una botella de Coca-Cola”.
Así, el hecho de que el autor, a menudo, se abstraiga en los temas que está tocando para dilucidarlos, le resta fuerza y contundencia dramática a la novela. Además, la obra se teje sobre variadas citas o fraseos literarios, que Marías usa para avanzar o sostener la trama. El lector se encontrará de esta forma con referencias constantes a Shakespeare, T.S. Eliot, John Done, Blake, Dumas y muchos otros escritores más.
Y todo esto, creo, hace que la novela, y en general los títulos de Javier Marías, no nos dé ese mazazo que según Kafka decía, tenían los libros que no se olvidan nunca. Sin embargo esta obra es muy entretenida y le garantizo al lector que se va a pasar un buen y alegre tiempo inmerso en su lectura.
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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: Javier Marías.