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[Ensayo] «True Lies», de James Cameron: Homenaje al cine familiar

El filme dirigido por el realizador canadiense James Cameron y protagonizado por los actores Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis es una obra audiovisual ágil y entretenida —nominada a un Oscar en 1995 a causa de sus efectos especiales— y la cual además esconde importantes mensajes simbólicos en el discurrir de su argumento dramático.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 21.4.2021

«Lo que se ama en la infancia queda en el corazón para siempre».
Jean Jacques Rousseau

Habitualmente se nace a la afición cinematográfica en el seno familiar. Las tardes o las noches ya sea en el salón del hogar o en la sala de cine disfrutando de una película “para todos los públicos”. Un cine comercial de géneros variados en el que se prioriza el espectáculo audiovisual.

Sesiones al aroma de palomitas, frutos secos, patatas fritas, pasteles, dulces… como acompañamiento ritual. Y al poco llegan las risas, las lágrimas, las exclamaciones e incluso los aplausos. A menudo también el tema o los temas musicales que agradan y se tararean durante días…

Somos muchas las personas que conservamos en la memoria esas películas que vivenciamos con nuestros padres, hermanos o siendo padres con los hijos.

Y ese recuerdo imborrable parece que se hace más necesario cuando algún miembro de la familia ha fallecido. En este sentido me viene a la memoria la excelente serie norteamericana This is us de Dan Fogelman en la que hijos y esposa viuda reviven al padre al ver esas películas compartidas.

Por supuesto las que ven son películas “made in USA”, porque la industria de Hollywood ha sido y sigue siendo la mayor creadora de este tipo de productos que suponen alegría para unos —entre los que me encuentro a menudo— y alergia para otros —conozco a algunos de a los que les dan sarpullidos—.

En mi memoria como hijo los westerns que tanto gustaban a mi abuelo especialmente Veracruz de Robert Aldrich. Y como padre numerosos títulos, de entre ellos he elegido True Lies, una película de acción firmada por el canadiense James Cameron en la que la familia es protagonista.

 

Una aventura en familia

«Necesitaba sentirme viva. Solamente quería hacer algo inaudito, y era una gran sensación que me necesitaran, que confiaran en mí y ser especial Quería volver a mirar atrás y decir: ¿Ven? Yo hice eso ¡Fui audaz y alocada y lo hice, carajo!».
Helen

Esas palabras de la coprotagonista de la película (Jammie Lee Curtis en una brillantísima interpretación) podrían ser las de muchas personas que como ella viven vidas de monotonía indeseada y que quizás no se atreven a pronunciar.

Porque Helen así se siente como mujer trabajadora y madre de familia. Su trabajo no le llena y su esposo Harry (a quien da vida Arnold Schwarzenegger) es un hombre absorbido por el trabajo, ocupación que ella inocentemente cree también tediosa y convencional.

Pero Harry en realidad es un heroico agente secreto y su mayor secreto es esconder esa condición a todo aquel que no pertenezca a la agencia a la que sirve. Nada sospechan ni Helen ni la hija adolescente Dana de quién es él en realidad.

El filme arranca con una escena de acción trepidante y espectacular que nos evoca la saga 007. Porque Harry es un James Bond yanqui capaz de resolver todas las situaciones adversas con esa mezcla de habilidad, fuerza y desparpajo en ocasiones cómico.

No obstante hay una gran diferencia entre ellos, Harry es y se siente padre de familia —a pesar de su falta de tiempo— y no un amante insaciable como su homónimo británico. Esa diferencia lo es todo, pronto comprobaremos que la guapa malvada de turno solo consigue de él miradas y sonrisas.

Aun así la película vista con la sensibilidad actual tiene cierto aroma machista que sólo el humor —bendito humor— diluye. Tics machistas y además tópicos estadounidenses al uso: los malos son —cómo no— árabes.

Hechas estas salvedades, la película es todo un espectáculo audiovisual que entretiene y divierte. Se suceden escenas de acción brillantes cómo la de Harry persiguiendo a caballo al malo montado en moto por el interior de un gran hotel urbano hasta la azotea (ascensores incluidos) con el inverosímil salto final.

Y gana enteros a partir del momento en que Harry descubre que Helen se ve con un hombre que se atribuye méritos suyos presentándose como agente secreto. Así, sin desvelar su identidad, Harry le asignará una misión para satisfacerla.

En una memorable escena la vemos como agente en el rol de prostituta haciendo striptease ante un supuesto traficante voyeur que ella no alcanza a ver y que no es otro que su esposo.

Y en esa habitación de hotel en donde transcurre la farsa, irrumpen los malos secuestrándolos a los dos. De golpe Helen conoce quién es en realidad Harry. Y observa atónita cómo se desenvuelve él ante la adversidad, “me casé con Rambo” exclama al verle en acción.

Ahora la aventura es real y compartida no sólo por ellos dos, toda la familia la vivencia ya que la hija también es capturada. Una aventura trepidante en la que Harry conseguirá salvar “in extremis” —qué heroico y qué esperanzador ese lograr cuando todo parece perdido— a las dos mujeres de su vida.

Y el grato final de la pareja en una nueva misión (Helen ya es agente), en la que acaban marcándose el bellísimo tango Por una cabeza de Carlos Gardel que también bailara a lo ciego Al Pacino en la mítica Esencia de mujer de Martin Brest.

Verdades y mentiras entrecruzadas, como la vida misma. Secretos inconfesados que no siempre son por malicia, a veces —como ocurre con Harry— son necesarios para evitar posibles males. Aunque tarde o temprano la verdad siempre sale a relucir y quizás el temor que justificaba el engaño no tenía razón de ser.

Allí están sino Helen y Harry juntos en plena misión, ambos sorprendidos de las capacidades del otro antes desconocidas y reforzados en su unión ya sin zonas oscuras.

 

A Arrel, siempre en el corazón esas sesiones de magia cinematográfica con baldes de palomitas y algunos dulces.

 

***

Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Jordi Mat Amorós i Navarro

 

 

Imagen destacada: Mentiras verdaderas (1994).

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