Premiado en 1993 con el León de Plata del Festival de Venecia y el César a la mejor dirección, este largometraje de ficción del realizador francés Claude Sautet exhibe la historia de un hombre incapaz de sentir afecto y aún menos amor por los demás, en una obra que se encuentra basado en el relato «La princesa María», el cual integra la colección de narraciones «Un héroe de nuestro tiempo», debida al poeta ruso Mijail Lermontov.
Por Luis Miguel Iruela
Publicado el 7.12.2024
El título de un libro o de una película, si tiene la más mínima pretensión artística, resume la obra en una feliz frase o es una metáfora de la trama o bien esconde símbolos que son sutiles pistas para entenderla en toda su dimensión. Es lo que ocurre con el filme Un corazón en invierno (Un coeur en hiver, 1992), de Claude Sautet (1924 – 2000).
Premiado en 1993 con el León de Plata y el César a la mejor dirección, este largometraje de ficción cuenta la historia de un hombre incapaz de sentir afecto y aún menos amor por los demás. Un hombre, cuyo corazón está hibernado.
Claude Sautet, su director, posee una coherente trayectoria en el cine francés al margen de la culturalmente exitosa Nouvelle Vague, en especial, por su extraordinaria película A todo riesgo (Classe tous risques,1960), pieza maestra del cine polar galo (cine negro) con guion de José Giovanni, que narra la peripecia desesperada de un delincuente para comprobar al final como este se da cuenta de que ha destruido su vida y la de su familia.
De Claude Sautet también destacan: Las cosas de la vida (1970), Max y los chatarreros (1971), César y Rosalía (1972), y Vincent, François, Paul e les autres (1974).
Un corazón en invierno está inspirada en el cuento «La princesa María» perteneciente a la colección de narraciones Un héroe de nuestro tiempo, del poeta ruso del siglo XIX Mijail Lermontov. En el argumento, un oficial se apasiona de una princesa y su amigo decide disputársela enamorándola a su vez.
La pasión desolada de Camille
En la película, Maxime, propietario de una prestigiosa empresa de luthiers se enamora de una joven, bella y brillante violinista, Camille.
Su empleado, Stéphan, que posee un gran talento para el arreglo de instrumentos musicales, intenta un juego de seducción con Camille, despertando en ella un inesperado incendio amoroso. A partir de ese momento, se da cuenta de que no puede responder al amor que se le brinda. Lo que genera en la violinista una amarga y dolorosa frustración.
La acción se desarrolla durante la grabación de un disco de la música de Ravel. La banda sonora de la película está formada por tríos de piano, violín y violoncello, por sonatas de violín y cello, y por la Canción de cuna para Gabriel Fauré. Claude Sautet tenía a la música como su segunda preferencia después del cine y la eligió como escenario dramático de su historia.
El relato profundiza en la incapacidad de Stéphan para salir de sí mismo. Todo su mundo se ciñe a una gran habilidad para tratar con los objetos; diríase, pues, un maestro de la relación mecánica entre las cosas. Distante, sin embargo, con las personas, mantiene una relación educada con todos. Al punto que hay una secuencia en la que confiesa que la única persona a la que había creído profesar afecto es a su profesor de música.
De hecho, es el único capaz de practicar la eutanasia en su sufriente maestro, probablemente terminal, en un ambiguo acto de frialdad y compasión ante el dolor.
El contraste lo ofrece la pasión desolada de Camille con su angustiosa belleza, que no puede entender la falta de emoción de Stéphan ante esa explosión de amor.
Así, el final del film nos muestra una secuencia en la que el protagonista, después de la despedida, queda solo, sentado en un café y no presenta alteración ni ansiedad alguna. En cambio, la escena está llena de la melancolía del espectador que, como Camille, tampoco puede entender las reacciones de Stéphan.
Un psiquiatra o un psicólogo podrían hablar aquí de una personalidad esquizoide o de un síndrome de Asperger, pero, ¿qué psiquiatra se atrevería a diagnosticar una película?
***
Luis Miguel Iruela es poeta y escritor, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en psiquiatría, jefe emérito del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), y profesor asociado (jubilado) de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.
Dentro de sus obras poéticas se encuentran: A flor de agua, Tiempo diamante, Disclinaciones, No-verdad y Diccionario poético de psiquiatría.
En la actualidad ejerce como asesor editorial y de contenidos del Diario Cine y Literatura.
Traíler:
Imagen destacada: Un cœur en hiver (1992).