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[Entrevista] Ana María del Río: «La cima del deseo es jamás tener lo que se desea»

La escritora chilena ha preparado el prólogo de una nueva edición de la novela «El mundo dormido de Yenia» (1946), una obra de la controvertida autora nacional del siglo XX, María Carolina Geel, cuya bibliografía ha tenido una gran notoriedad en el último tiempo, debido al estreno en 2024 del filme «El lugar de la otra», de la cineasta Maite Alberdi, y el cual se inspira en pasajes de su biografía.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 18.1.2025

El mundo dormido de Yenia, de María Carolina Geel (conocida principalmente por su novela híbrida Cárcel de mujeres), regresa para el público lector gracias a UAH Ediciones.

Sin ir más lejos, el volumen forma parte de la pionera colección Biblioteca recobrada, cuyo perfil se ha consolidado gracias a títulos acuñados por autores como Inés Echeverría, Marta Jara o Mercedes Valdivieso.

Así, cada rescate se halla antecedido por un prólogo. En estos han colaborado escritoras actuales como Alia Trabucco Zerán, Andrea Kottow, Beatriz García-Huidobro y Macarena Urzúa.

En el caso de El mundo dormido de Yenia, obra publicada originalmente en 1946, el prólogo está a cargo de Ana María del Río (1948), quien analiza el vínculo entre la propuesta de la nouvelle y su impacto en ella como lectora, destacando la voz de María Carolina Geel (1913 – 1996), su seducción y el juego simbiótico del cual podemos participar.

Del Río celebra esta recuperación y comparte su entusiasmo: «María Carolina Geel se desviste paso a paso en esta nouvelle. Es un lento descubrirse, sacándose de modo glorioso y exhaustivo todas las convenciones, todos los modos aceptados por las conveniencias, todos los mundos socialmente aceptados».

Destaca que, más allá de la trama: «todo eso que pasa inadvertido es lo que sucede con una alta intensidad a lo largo del texto».

 

«En un Olimpo erótico propio»

—Un interesante contrapunto ocurre gracias a Carmen, quien está en otro plano. Su erotismo es «normal», y el de Yenia es «especial». Ella se debate en un amor por dos hombres, a la vez que ansía ser «normal». ¿Qué hay detrás de estas jerarquías con las que la voz narrativa procesa la realidad? Recuerdo que en Cárcel de mujeres la narración también marca una diferencia social entre ella y las otras reclusas.

—Detrás de estas jerarquías con las que la voz narrativa procesa la realidad está toda la intensidad de lo que ‘no’ se tiene y se desea. Este clímax potencial y nunca alcanzado es —a mi modo de ver— la esencia, el hueso de lo erótico de alta gama. La comparación con Carmen sólo está para refrendar la magia de lo otro, de lo que jamás será normal porque no debe serlo.

En el fondo, la protagonista de Yenia sabe eso y sabe también que eso la sitúa en un Olimpo erótico propio, intenso pero trágico: jamás tendrá lo que desea y eso es la cima del deseo.

Con respecto a Cárcel de mujeres creo que aquí el narrador se enfoca y se embarca en un peligroso estudio sociológico de las otras, de ‘esas’, separándose de ellas casi como lo haría un profesional de la salud, fijándolas en su situación de reas, mirándolas desde una especie de estrado interior muy peligroso, porque el observador se pone en un peldaño superior al observado.

 

«Las estrategias narrativas a la luz del mercado actual no contemplan la espera»

—»La ambigüedad corona la esencia de este erotismo del deseo sin cumplimiento, este abrirse a un clímax que no se cumplirá jamás», observas. Hablas de «la amplitud casi infinita del deseo no alcanzado», que realza lo ambiguo, lo sugerente, y esto se puede contrastar con una rama de la ficción actual que exhibe sin tapujos una mecánica más pornográfica. ¿Cómo crees que han cambiado las estrategias narrativas a la luz del mercado actual? ¿Qué diferencias hay entre esta propuesta, a casi 80 años de su publicación original y la tendencia histriónica de las narraciones actuales? Por último, una reflexión como la siguiente sería improbable hoy, donde el feminismo se ha vuelto consciente: «Esta indiferencia la sentía dirigida a la inferioridad ancestral de mi sexo».

—Las estrategias narrativas a la luz del mercado actual no contemplan la espera, no contemplan la intensidad del ‘no’, no recorren el camino de la espera, de asomarse al rincón de lo posible sin entrar a él.

A casi 80 años de la publicación original, las tendencias histriónicas de algunas narraciones se mueven en el terreno del ‘yo puedo’ o ‘yo quiero’ o ‘yo tomo’.

Sin embargo otras narraciones actuales sí entran, sí se atreven a entrar en el pantanoso territorio de lo que no se formula, de lo que todavía no se cumple, de lo que se desea tanto que duele y colma, y fascina.

Hoy sí hay algunas narraciones que saben jugar con ese traspiés del deseo, con ese estirarse del momento hasta lo insufrible, con esa espera henchida de futuro y desoladamente vacía de presente.

 

«Jorge Isaacs era una pluma exquisita»

—Haces una comparación con Jorge Isaacs y su María, novela fundacional en la literatura colombiana, cuya filiación es el romanticismo europeo. 1867 fue el año de publicación de María. También nombras referencias europeas al analizar El mundo dormido, publicada originalmente en 1946. Creo que hoy seguimos rindiendo homenaje a Europa. ¿Ves una ansiedad colonial aún permeando nuestra cultura latinoamericana?

—No, para nada. No veo una ansiedad colonial permeando nuestra cultura latinoamericana. Ya no. La independencia está lograda hace rato.

Lo que veo que es Isaacs era una pluma exquisita que conocía muy bien el tormento del amor en espera, del amor en deseo perpetuo, tal como lo conocerá también Goethe en Werther, el maestro en estirar los momentos del tormento amoroso al límite.

 

«La rica complejidad de la protagonista no tiene límites en esta novela»

—Las marcas sociales son claras y se manifiestan a través de discursos que sacan a colación el proletariado, la burguesía, el sentimiento de culpa de la clase acomodada. Una vaga conciencia sobre la explotación de sectores marginados es cursada por la protagonista, quien: «se presenta ingenuamente como comunista». En un momento ella piensa: «Entonces, ¿qué era yo?, ¿un algo pasivo que obedecía al puro llamamiento sexual de un hombre? Buscaba conocer qué era y encontraba que apaciblemente yo deseaba ser eso, pero que al realizarlo y darme así, yo moriría». Háblanos de la complejidad de este personaje en primera persona.

—Yo creo que que meter marcas sociales en una novela como El mundo dormido de Yenia es —tal como están metidas— un error achacable tal vez a la época en que fue escrita en que comenzaban a ventilarse, recién acuñados, conceptos como proletariado, burguesía, culpa de la clase acomodada, conciencia social de los sectores marginados, pero el viaje de la protagonista es otro, no va por ahí.

En la protagonista de la Monvel está el debate intensísimo entre lo que se desea y lo que no se tendrá jamás: una mujer que quiere y no quiere, una mujer que toca y quita la mano, una mujer que se acerca al límite del encuentro sexual violento para retraerse deseando penetrar en él.

La rica complejidad de la protagonista no tiene límites en esta novela y es delicioso caminarla como lo hace la Geel, paso a paso.

 

 

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio, Succión y Corral, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, la novela bilingüe En la isla/On the Island, y el conjunto de poemas Atisbos.

Traducciones de sus textos han aparecido en las revistas The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«El mundo dormido de Yenia» (UAH Ediciones, 2024)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Ana María del Río.

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