El realizador del filme chileno protagonizado por la actriz Mariana Di Girolamo —ovacionado durante el Festival de Venecia 2020, y el cual acaba de estrenarse vía streaming en el país hace unos días—, dialogó con el Diario «Cine y Literatura» acerca de las claves estéticas y argumentales de su inquietante y celebrada obra audiovisual.
Por Nicolás Poblete Pardo
Publicado el 13.8.2021
La recientemente estrenada La Verónica (2020) es la última producción fílmica del director y guionista Leonardo Medel.
Verónica Lara es la protagonista del último filme a cargo de Leonardo Medel. La fantasía glamorosa que es el (inalcanzable) deseo de su personaje principal, así como de sus contactos que la acompañan como rémoras bajo un tiburón, se fractura por el nacimiento de una hija, Amanda. Pero, en este frenesí mediático, la niña adopta la postura de la mercancía: ella también puede aportar lo suyo al espectáculo depredador.
La estrategia que privilegia la película es directa, dura. La intimidad de los primeros planos enfatiza la unidimensionalidad de Verónica y resalta la alienación y las contradicciones de sus posturas.
En momentos clave, Verónica Lara exhibe una cruz dorada, remanente de un discurso religioso que es solo pose. Como admite ella, frente a las reglas de Instagram, “no se pueden comprar los seguidores, los detectan”.
En su carrera por un espurio éxito, Verónica se presenta como “la primera dama” del fútbol, y su gol consiste en obtener dos millones de seguidores, para conseguir ser rostro de una marca de cosméticos. Este camino está plagado de intentos (algunos cómicos, otros feroces, como el de la explotación de personas quemadas como gancho comercial) por sobresalir como reina del espectáculo mediático.
Publicado en 1967 La sociedad del espectáculo, del teórico político Guy Debord, resulta no solo pertinente sino sumamente actual para leer La Verónica.
Así, enfrentados a Verónica, podemos seguir un enunciado clave: “El espectador no encuentra su lugar en ninguna parte, porque el espectáculo está en todas… Sin duda nuestro tiempo prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser”.
El cristalino legado que deja Debord calza como un mapa si lo sobreponemos a la realidad representada en La Verónica, cuya protagonista se transforma en un depósito de discursos traspasados por el mercado, el consumo, la banalidad y la volatilidad: “Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en una representación”.
La Verónica reflexiona sobre el lugar de los viajes, hoy; sobre la trampa que busca el exhibicionismo, donde la intimidad deviene superficie para las inversiones voraces de las redes sociales, y donde la experiencia solo es válida como imagen y exhibición, ya que el fin no es viajar o conocer, sino mostrar que se viaja. Debord apunta:
“Subproducto de la circulación de mercancías, la circulación humana considerada como un consumo, el turismo, se reduce fundamentalmente al ocio de ir a ver aquello que ha llegado a ser banal. […] La misma modernización que ha retirado del viaje el tiempo le ha retirado también la realidad del espacio”. Y agrega que: “el espectáculo es la otra cara del dinero”.
De este modo, el espectáculo reemplaza a la realidad, convirtiéndola en objeto de mera contemplación.
«Quería hacer aparecer esa parte de ser chileno, que es convivir con la desigualdad radical del ingreso y de una cultura estructurada en torno a los segmentos socioeconómicos»
—Aunque la figura del “futbolista estrella” tiende a ser polémica, acá la crítica se dirige hacia ella, la esposa. El futbolista se muestra incluso como un buen padre, o por lo menos cariñoso. Verónica es actriz y modelo, figuras cuyas facetas más superficiales se asocian a la histeria y a la excentricidad consumista. ¿Cómo concebiste la idea de Verónica como depósito de todas estas consideraciones? En un momento ella dice: “yo soy una mujer tonta”. ¿Cómo visualizaste la crítica detrás de su personaje?
—Mi primera preocupación era que Verónica fuera el personaje mas atractivo posible. Desde este lugar, me llama la atención la capacidad de las esposas de futbolistas para trascender soportes de representación. Su atractivo funcionaba en televisión, en videos de Youtube, funciona en instagram y va a funcionar en Tiktok.
Creo que la habilidad que se necesita para operar en todos esos soportes, implica que detrás hay alguien extremadamente inteligente, aun cuando no sea parte de lo que se representa y, nosotros como sociedad, obviemos esa característica.
Me parece que la idea que está detrás de cuando Verónica afirma que es tonta, es mas bien una crítica a nuestra clase intelectual.
—Háblanos de los contrastes en la película, entre humor y terror; pobreza y riqueza. Por ejemplo, la madre de Verónica parece acomplejada, avergonzada y zalamera para con su hija rica.
—La película consta de 53 planos secuencia del rostro de Verónica Lara. Quería tener un personaje diferente en cada escena, en cada plano. Eso implicaba asumir una serie de contrastes y también los medios tonos que se iban a aparecer entre medio.
Hay un contraste que a mí me interesaba más, que es el del personaje de la chica quemada, interpretado por Inacha Jara @andras_jota. Es el único personaje que ocupa el centro de la cámara, además de Verónica.
Con el personaje de la mamá quería hacer aparecer esa parte de ser chileno, que es convivir con la desigualdad radical del ingreso y de una cultura estructurada en torno a los segmentos socioeconómicos.
Para mí el contraste es una forma de querer decir algo absoluto, es una forma de expresión de realidades de orden metafísico.
Para mí los opuestos aparentes están reunidos en la escena del viral, que está al medio de la película.
«La idea de la biografía que se escribe de Verónica, estaba sacada de la biografía de Kenita Larraín»
—Dubái es un destino que simboliza riqueza, derroche y un cierto decadentismo. ¿En qué consiste la nostalgia de esta pareja por ese lugar?
—Dubái está inevitablemente asociado al mundo del que provienen o en el que funcionan los personajes. Es como El Dorado de las modelos y de los futbolistas. Haber estado en Dubái es haber triunfado. Lo que implica que los personajes en su presente están en caída.
Creo que Javier Matamala queriendo asentarse, volver definitivamente de Dubái, es renunciar a anhelarlo todo. Verónica no ha renunciado aún.
—¿En qué momento caricatura y realidad coinciden? El personaje de la periodista que toma notas para escribir la biografía autorizada de esta primera dama del fútbol, aunque secundario, es vital, porque se encargará de oficializar un discurso precedido por el oximorónico eslogan: “Ser hueca es espiritual también”.
—Creo que Andrea es quien nos representa a nosotros siendo testigos de Verónica Lara. Andrea va a sacrificar su propio estatus para poder estar un poco cerca de Verónica. Me parece que varios personajes hacen de sí, dentro de la película, su propia caricatura. El director de la campaña de la Fundación Las Dalilas dice un texto que yo me escuché diciendo una vez.
La experiencia de la realidad del mundo de las influencers, la hemos experimentado en carne propia con mi mujer, Coco Páez, que hace el papel de la Moni. Es decir, cada vez que los personajes dicen algo que suena demasiado ridículo e inverosímil, esos textos están sacados de la vida real. Me parece que frente a eso la película decide reírse.
La idea de la biografía que Andrea escribe de Verónica, estaba sacada de la biografía de Kenita Larraín. El texto final de la película intenta emular los textos de esa biografía.
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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).
Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, y Dame pan y llámame perro, y los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island.
Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).
Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: La Verónica (2020).