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[Entrevista] Luis Astorga Schneider: «El último discurso de Allende fue un mensaje de esperanza»

En el libro «Finlandia para siempre» —definido como una crónica autobiográfica por su longevo autor—, el narrador comparte su experiencia de vida en el exilio y resalta el apoyo brindado por el pueblo escandinavo a los cientos de chilenos expulsados del país, durante el régimen cívico y militar liderado por Augusto Pinochet.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 20.8.2024

Luis Astorga Schneider, ingeniero forestal, posgraduado en economía y desarrollo rural, presenta Finlandia para siempre. En la publicación se revela su experiencia como director de la División de Planificación Forestal del Comité Forestal de Corfo, en el gobierno de Salvador Allende (1970 – 1973).

Tras el golpe de Estado, se desempeñó en el Instituto de Investigaciones Forestales de Finlandia, en Mozambique y en otras latitudes africanas. Actualmente desarrolla un proyecto de conservación de bosques esclerófilos en el predio familiar «Las Cardillas» de San Fernando, y en su declaración bajo el sistema de Derecho Real de Conservación con el objeto de protegerlo hacia el futuro.

En su presentación, Jaime Tohá González destacó el valor del libro por la reivindicación que hace de la gesta encabezada por Allende, así como por: «la magnitud de la solidaridad internacional, que a muchos nos permitió, desde el exilio, darle una nueva oportunidad a nuestros proyectos de vida; una versión objetiva de la historia forestal de nuestro país».

Sobre las reflexiones que abren Finlandia para siempre, Astorga acota que estas: «muestran la realidad de lo que me motivó a escribir el libro», y aclara que no quiso «hacer literatura» desde un lugar de escritor, analista social o historiador. «Pero si se me quiere definir, tendría que inventarse la palabra ‘testimoniador’. Por eso calificaría el libro como una ‘crónica autobiográfica'», reflexiona.

 

«Uno, como ser social, es un componente y forma parte de la sociedad»

—En «Por qué escribo estas páginas» compartes reflexiones existenciales de manera muy cándida. Estas nos animan a pensar en nuestro lugar en el mundo, y en la experiencia del exilio. «Chile es mi país de nacimiento, de mis raíces, la tierra en la que me identifico, el terruño donde espero morir y mezclar mis cenizas con su tierra. Los capítulos más hermosos y trágicos de su historia los llevo en mi ser, en mi alma». ¿Cómo se forma la identidad del ser?

—Me hago la pregunta de otras formas: ¿Quién soy?, ¿por qué soy como soy? ¿Cómo llegue a ser lo que soy?

Cada ser humano tiene sus genes y propia experiencia en la formación de su identidad. Creo que se relaciona estrechamente con el concepto de pertenencia, no solo se referido a un lugar, sino que también a una familia, a un barrio, localidad o incluso, ciudad o país, lo que le permite ir construyendo ideología y definirse como ser político.

A medida que creces, va aumentando tu capacidad de captar y de entender el mundo que te rodea y se desarrolla una forma de relación con tu medio, lo que también influye en tu personalidad. Así, la identidad se va construyendo en ese proceso permanente, que termina solo al final de la vida. Los impactos —positivos o negativos— que sufres a lo largo de la vida tienen influencia en la formación de tu identidad.

Para mí lo importante —en cada homo sapiens, del género que sea— es que uno, como ser social, es un componente y forma parte de la sociedad (barrio, ciudad, país, continente o globo terráqueo). Se identifica con ella o con una parte de ella.

‘Debería’ tener conciencia de que lo que ocurra en esa, mi, nuestra sociedad, con la que me identifico, tiene influencia y me afecta. Significa que es de mi responsabilidad aceptarlo, rechazarlo o transformarlo (o, al menos, hacer el intento).

 

«El mensaje neoliberal de egoísmo, ha calado muy profundamente en el sistema educacional chileno»

—El capítulo cuarto se titula «Agonía y muerte de un sueño» y en él incluyes el último discurso de Allende desde La Moneda. Conocidas son sus emotivas palabras: «Tengo la certeza de que por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición». A más de 50 años de esta visión, ¿cómo resuenan sus palabras en nuestra sociedad actual?

—Esas palabras que señala de felonía, cobardía y traición fueron fundamentales para dejar plasmada a la historia la actitud del alto mando que traicionó a la patria y usaron las armas que les dimos para asesinar y dominar a una parte importante de la población chilena.

Para mí el discurso de Allende  —en aquellos momentos— fue un discurso de despedida aunque ahora me resuenan, y creo que a muchos chilenos y chilenas como un mensaje de esperanza.

Pero la tarea de hacer realidad la apertura de las grandes Alamedas, ha sido más difícil de lo que pensaba porque el mensaje neoliberal de egoísmo, individualismo, competencia, consumismo y superficialidad de la dictadura ha calado muy profundamente en el pueblo a través de los medios (TV, radios, periódicos) y en gran medida en el sistema educacional chileno.

Las elites económica y políticas se han encargado de mantenerlo. Pero la esperanza existe y recuerdo lo que coreábamos en Mozambique: «A luta… continúa» («la lucha… continúa»), y será más larga de lo que pensábamos.

 

«Solidaridad, educación y acción sindical»

—Haces un análisis sobre la idiosincrasia finlandesa; su «contundente solidaridad» que, escribes, «fue sostenida». Distingues su «carácter fraternal y comprometido» y destacas tres aspectos que consolidan este sello: la educación, la acción de organismos sindicales y el aporte de exiliados chilenos. ¿Qué es para ti la idiosincrasia?

—Para mí son características personales y sociales del pueblo finlandés, que afloraron —y percibimos con mucha nitidez y fuerza hacia el pueblo chileno— antes y después del golpe.

Lo sentí durante el gobierno de Allende cuando aportaron al Plan de Desarrollo Forestal, a los pocos días después del golpe por la actitud y trabajo de Brotherus y, más tarde, a mi llegada a Finlandia como exiliado.

Parte de estas características me atrevo a describir explícitamente en el capítulo ocho. En el caso específico de la solidaridad, como manifestación de la idiosincrasia, esos tres factores: educación, acción sindical y nuestra presencia la hizo muy potente.

Quienes la vivimos tuvimos la posibilidad de sentirla en esa época y aun en la actualidad, aunque de forma diferente.

 

«La naturaleza ha actuado sola y ahí están los bosques»

—Un balance incierto es lo que se percibe al leer el epílogo de Finlandia para siempre. Aunque rescatas la recuperación de bosques nativos en algunas áreas: «el balance aún no es claro y todavía no se inclina al lado francamente positivo». Dada tu experiencia, ¿qué consejos o qué lecciones crees necesarios enfatizar?

—La naturaleza y, en especial, el bosque nativo tienen una tremenda capacidad de recuperación —resiliencia— si los factores de su destrucción desaparecen.

En mis 65 años de ejercicio profesional como ingeniero forestal, he visto en el pasado (años 60 ) áreas de bosques muy destruidas como en Aysén (Coyhaique al norte y sur), Curarrehue (Araucanía), Puente Negro (Colchagua) y otras, que luego de 20 a 30 años se encuentran en franca recuperación sin que el ser humano haya intervenido. La naturaleza ha actuado sola y ahí están los bosques.

También en los últimos años hemos visto que en muchos cerros se corta el bosque para plantar viñas y paltos. En superficie neta el balance es cada día más positivo a favor del bosque y la sociedad, pero creo que para el Estado sería mucho más barato —en muchos casos— pagar a pequeños propietarios por el no uso de sus terrenos, que pagar para que los planten (como fue el DL 701) aunque ambas cosas se pueden combinar de acuerdo a la realidad.

Los medianos y grandes propietarios no deberían recibir subsidio estatal (que financiamos todos y todas)

Esta es una lección que he aprendido con el tiempo, pero aún no ha sido considerada por las autoridades. Eso implica un cambio en el modelo forestal, cuya economía se basa actualmente solo en las plantaciones.

También sería necesario el desarrollo de centrales de aprovechamiento de la madera a nivel local para que estos pequeños productores tengan la posibilidad de comercializar sus productos forestales.

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio, Succión y Corral, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, la novela bilingüe En la isla/On the Island, y el conjunto de poemas Atisbos.

Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Finlandia para siempre», de Luis Astorga Schneider (Editorial Cuarto Propio, 2024)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Luis Astorga Schneider.

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