La mediática narradora y periodista española aterriza en las librerías chilenas con su novela «Un océano para llegar a ti» (finalista del Premio Planeta 2020), un texto en donde despliega lo que para ella es el motivo central de su arte literario: transmitir la porosidad emocional e íntima de sus personajes, a los lectores.
Por Enrique Morales Lastra
Publicado el 6.5.2021
«Desde siempre la escritura estaba dentro de mí, lo que pasa es que no la había expuesto porque es lo más privado, lo que da más pudor. Siempre escribir ha sido para mí una necesidad, desde que era adolescente. Necesitaba reinterpretarme y reinterpretar el mundo, y crear desde ahí», explica al Diario Cine y Literatura, los fundamentos existenciales de su actual rol como una galardonada narradora de ficción, la también famosa periodista española Sandra Barneda Valls (1975).
Egresada de la Universidad de Barcelona, la comunicadora ha desarrollado una exitosa carrera profesional en los medios televisivos del grupo Mediaset, por lo cual se ha transformado en una figura pública bastante reconocida —a un verdadero nivel masivo— en el contexto periodístico de la península ibérica.
También es actriz con estudios formales de interpretación (cuenta con un diploma concedido por el Colegio de Teatro de Barcelona en la especialidad), e incursionó con relativo éxito en el montaje de diversas obras escénicas durante la década de 2000.
Eso, antes de su debut como escritora con la novela Reír al viento (2013), a la que siguieron las celebradas ficciones de La tierra de las mujeres (2014) y Las hijas del agua (2018).
Y hoy, por si ya fuera poco lo anterior, el éxito de Un océano para llegar a ti (2020) engalana las vitrinas de las librerías chilenas, con la huincha que la identifica como finalista de la última versión del prestigioso Premio Planeta de novela.
Acerca de su último libro, de esa historia narrada desde las pérdidas, los silencios y las ausencias familiares, y en torno a los pormenores de su transmutación, desde la figura de una destacada periodista, hacia el nombre y los fueros de una reconocida escritora en lengua castellana, dialogó la multifacética artista, con este Diario.
«Escribir es un trabajo de artesanía total»
—¿Qué buscabas expresar como artista a través de la literatura?
—Volar en mundos paralelos que daban mis propias historias. Había escrito antes de publicar mi primera novela, novelas cortas o relatos, pero no las había publicado porque me daba demasiado pudor. El salto a la primera novela, fue una necesidad de traspasar ese miedo, de mostrar lo que soy, también, porque en la televisión te refugias en el gran formato, en el suceso, en la noticia, pero realmente, ven la parte más lúdica de ti, la parte más incisiva o periodística, pero en la novela ves el cuerpo emocional de la persona, en este caso de mí como escritora.
—Al leer Un océano para llegar a ti llama la atención el compromiso emocional de tu voz narrativa con la interioridad de sus personajes.
—Para mí las emociones son mi paleta de pintar, y es lo que me daba más vértigo antes de publicar. Pero diría que siempre he escrito. Cuando publiqué mi primera novela, la gente que me conoce desde hace mucho tiempo, dijo por fin, ahora sí que eres realmente el complemento.
Para mí es como el Yin y el Yang, el equilibrio perfecto. Al estar en la televisión, hay un cierto desequilibrio si no cultivas la parte interna. Y para mí cultivar la parte interna es escribir. Es un trabajo de artesanía total, y responde a esa necesidad de cobijarme en un mundo mejor, en la parte bella del mundo, y bueno, esa es mi historia escribiendo.
La universalidad de las emociones
—Conocer tu arte me recordó a Carmen Martín Gaite y a su novela Nubosidad variable.
—Me encanta Nubosidad variable de Carmen Martín Gaite. Es un homenaje a la amistad a través del género epistolar. Donde al igual que mi obra, creo que conecta mucho porque habla de lo universal.
Los seres humanos, dicen, estamos hechos de agua. Pero no, los seres humanos estamos hechos de un cúmulo de emociones, que muchas veces se nos atascan, porque no sabemos traducir emocionalmente lo que nos está ocurriendo.
Yo trabajo desde ahí, y desde ahí creo que mis historias son universales, más allá de si están ubicadas en un pequeño pueblo de España, como es en Un océano para llegar a ti, ya si hablo de una familia española, me centro en los arquetipos universales, más allá de la cultura y aquello que nos une, que es el cuerpo emocional, las principales emociones que rellenan nuestra vida, y que le dan sentido a la existencia.
—¿Cómo transformas una historia que ocurre en un pueblo de España a través de cartas, en un análisis de las pérdidas familiares y de las carencias afectivas?
—Creo que estamos mucho más hermanados de lo que nos cuentan, y nos iría mucho mejor si nos sintiéramos ciudadanos del mundo. Tenemos mucho más que ver entre nosotros de lo que nos dicen, solo cuando nos ponemos a hablar, hay mucha comunión.
El mundo, y ahora con la tecnología, se ha hecho mucho más accesible. Yo me hice periodista no por ir en busca de la noticia, sino porque soy humanista, porque decía ‘¿cómo puedo tener una profesión, que me haga vivir muchas vidas?’, entonces dije que iba a ser periodista porque iba conocer a gente que me iba a contar su vida, ‘va a ser apasionante y voy a vivir a través de ellos su vida’.
Pues a mí, que la novela llegue a Chile, ojalá pudiera ir ahí, porque a través de vosotros conocería una parte de mí. Desde hace tiempo me gusta más fijarme en lo que nos une, no en lo que me diferencia del resto. Porque eso es lo que me nutre. Tengo un punto en común contigo y vamos a trabajar, a reconocernos desde ahí.
Y Un océano para llegar a ti es mi novela más íntima, porque he querido ahondar mucho más en eso, en ese laberinto emocional, en ese viaje emocional que hacen los personajes a través de las pérdidas, y cómo a través de las pérdidas reconocemos nuestra propia vida y nos llenamos de vitalidad al mismo tiempo.
—¿Se puede afirmar, entonces, que Un océano para llegar a ti es una novela cuya estética literaria se construye desde una intimidad de los sentimientos?
—Yo te diría que al final, pretendía hacer un thriller emocional, no en busca de un asesino, pero sí en busca de la emoción. De repente empiezas con una emoción de llanto, después hay un alivio, o sea vas recorriendo con los personajes emocionalmente todo lo que les va ocurriendo.
Y son emociones fuertes que nos hacen reencontrarnos con nuestra propia vida.
Por eso creo que Un océano para llegar a ti es una novela que hace bien, y estoy tan contenta por el éxito que está teniendo, porque es sana. Esta historia es sana y reconforta a quien la lee, le hace sentir vivo o viva.
«Susan Sontag no elude la crudeza de la vida»
—¿Con qué tipo de escritoras te identificas?
—Susan Sontag me gusta mucho, por ejemplo, que es mucho más fuerte, dura en sus ensayos, pero me atrae porque no se esconde, no elude la crudeza de la vida.
Carmen Martín Gaite, para mí es un referente y Nubosidad variable me marcó muchísimo cuando era joven, y me gusta mucho. Las escritoras victorianas y las descripciones que hacen, Jane Austen, por ejemplo, como conecta la naturaleza con la emocionalidad, salvando la época y las distancias, me siento muy identificada con su manera de escribir.
Y de las españolas me quedaría con Carmen Martín Gaite porque su estilo tampoco es muy edulcorado.
También encuentro maravilloso a Truman Capote, que con acidez hace un retrato minucioso de todo el ser humano, y tiene esa visión de ampliar, de traspasar más allá de lo evidente, con un estilo te diría un poco más cruel.
Me siento muy identificada en cómo penetra cuando describe las personalidades de cada uno de sus retratados, en cómo capta la esencia de cada uno de sus personajes.
Tampoco puedo olvidar a Laura Esquivel y su para mi fundamental, Como agua para chocolate.
Las porosidades de los sentimientos
—¿Cuál es el aporte de la escritora Sandra Barneda al concierto de la literatura española contemporánea?
—La universalidad de las emociones, todas mis novelas tienen eso, todos somos seres moldeables, el hábitat condiciona, pero yo voy más a esa unión que a una desunión. Estamos mucho más unidos de lo que pensamos.
Insisto mucho en eso y en el viaje del héroe, todas mis obras hablan de esa transmutación que debemos hacer no sólo una sino varias veces durante nuestra vida.
Porque nos hacemos gusanos, y luego mariposa, y nos volvemos a hacer mariposas, y desde ahí aprendemos, y desde ahí vivimos. Escribo desde la vulnerabilidad. Y trato de algo arriesgado, porque es un viaje interesante, y donde te abres en un canal emocional para transmitir esa porosidad sensitiva en los textos.
Invito a la gente que viva desde ahí, desde esa porosidad emocional.
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Crédito de la imagen destacada: Grupo Planeta.