Todos sabemos que las autoras que han sobresalido en la literatura han expresado sus sentimientos, su sentir y su saberse hembra, sin esconderse, ni reprimirse, ni censurarse. Este es el caso de la escritora nicaragüense, quien desde su entorno, un país fundamentalmente machista, ha expresado sin tapujos (lo cual es a la vez una rebelión, una revelación y una liberación) su feminidad, su erotismo y el hecho de ser mujer.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 16.5.2018
Como Chile y México, Nicaragua es tierra de poetas, la gente incluso dice que se levanta una piedra y lo que sale es un poeta. Desde que el gran Rubén Darío abrió las puertas del mundo a la poesía latinoamericana, pasando por Salomón de la Selva, José Coronel Urtecho, Pedro Cuadra, Claribel Alegría, Ernesto Cardenal hasta llegar a Gioconda Belli (Managua, 1948) la poesía nicaragüense ha gozado de una salud envidiable, en un país por demás pequeño, en la convulsionada Centroamérica.
El caso de Nicaragua no deja de ser interesante porque para muchos hasta antes del triunfo de la revolución Sandinista en 1979, era difícil precisar donde estaba ubicado ese país, para algunos quizá todavía siga siendo complicado encontrarlo en el mapa. Este año, sin embargo, al habérsele otorgado el prestigioso premio Cervantes de Literatura al escritor Sergio Ramírez y con las actuales revueltas estudiantiles en contra del gobierno de Daniel Ortega, Nicaragua se ha vuelto a poner en el centro de la atención internacional.
El libro que en esta ocasión quiero poner a la consideración del lector, es uno de los cinco volúmenes de poesía publicados por Gioconda Belli y se titula El ojo de la mujer (1991), aunque la edición que tengo a mi alcance es la de la editorial Visor, España, 1995. La edición que les presento está acompañada de una introducción escrita en 1974 por el también poeta José Coronel Urtecho, quien afirma que Gioconda Belli tiene asegurado ya un lugar en la poesía de la lengua española y muy pronto será una escritora de talla universal.
Según una de las varias notas biográficas sobre Gioconda Belli, a las que se puede acceder en el Internet, su obra ha sido ya traducida a 14 idiomas, lo cual le da la razón a Coronel Urtecho, pues nuestra creadora es ya una escritora de talla universal. Gioconda Belli también además de inventar poesía escribe también novelas, y el lector interesado encontrará varios títulos disponibles en las librerías. Además, esta narradora es presidente del Club Internacional de Escritores (PEN) en Nicaragua.
De la poesía de Belli se ha dicho que es revolucionaria por su manera de abordar el cuerpo y la sensualidad femenina, para ejemplo bastan leer algunos de sus poemas. El primero de ellos, es muy conocido y es el que abre este libro y se titula «Y Dios me hizo mujer»:
Y Dios me hizo mujer
Y dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
Nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
Y me cavó por dentro,
Me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceo con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
También se ha dicho que la originalidad de Gioconda Belli radica en la naturalidad con que su poesía la expresa a ella como mujer y la revela tal cual es; y que ha logrado transformar su vida y volverla poesía. Dice Urtecho que en Belli de su vida nace la poesía y la poesía nos lleva a su vida y, por ello mismo, es imposible separar ambas. Para muestra este bello poema titulado «Como tinaja»:
Como tinaja
En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor,
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.
Otro ejemplo de esta transformación de su vida en poesía sería el breve poema titulado «Parto» en el cual narra su experiencia de ser madre.
Parto
Me acuerdo
cuando nació mi hija.
Yo era un solo dolor miedoso,
esperando ver salir entre mis piernas
un sueño de nueve meses
con cara y sexo.
La otra vertiente de su originalidad se da en cuanto al uso de la lengua de sus coterráneos; en Nicaragua como en toda Centroamérica se usa el vos y no el tú como en México o Panamá, o en el mismo Chile. Este uso del vos como segunda persona del singular requiere un tipo de acentuación verbal distinta, casi siempre aguda. Son muchos los ejemplos que a este respecto pueden citarse, pero he aquí un poema titulado «Vencer las trampas». En este poema además se da la presencia, tan querida para nosotros, los latinos, del diminutivo.
Vencer las trampas
Volvés a sentir el calorcito en la yema de los dedos,
la cosquilla de escribir en el estomago y sos de nuevo
poeta, mujer, pájara. Estás otra vez fértil y tierras
llenas de fuego líquido las venas que creías apagadas
como ríos mansos.
Te allegros en el júbilo de tu despertar con trinos y
malinches.
En el fondo es como sentir que volviste a nacer, a
pesar de
todas las trampas de la mediocridad y del exilio.
Todos sabemos que las mujeres poetas que han sobresalido en la literatura han expresado sus sentimientos, su sentir y su saberse mujer, sin esconderse, ni reprimirse, ni censurarse. Este es el caso de Gioconda Belli, quien desde su entorno, un país fundamentalmente machista, ha expresado sin tapujos (lo cual es a la vez una rebelión, una revelación y una liberación) su feminidad, su erotismo y el hecho de ser mujer. Su poema «Biblia», por ejemplo, desborda pasión y sus versos expresan su intimidad a través de la enumeración de las diversas partes de su cuerpo que recibe y da placer.
Biblia
Sean mis manos como ríos
entre tus bellos.
Mis pechos como naranjas maduras.
Mi vientre un comal cálido para tu hombría.
Mis piernas y mis brazos sean como puertas,
como puertos para tus tempestades.
Mi pelo como algodón en rama.
Todo mi cuerpo sea hamaca para el tuyo,
y mi mente tu olla,
tu cañada.
Del mismo tono es el pequeño poema titulado «Yo soy» en el que se acoge la idea de la maternidad y que parece nacer de lo más hondo del sentirse mujer.
Yo soy
Yo soy tu cama,
tu suelo,
soy tu guacal
en el que te derramas sin perderte
porque yo amo tu semilla
y la guardo.
Una idea semejante respecto a la semilla se expresa en la última estrofa del poema LLENA DE GRUMOS
Me he acoplado a tu nave
vámonos juntos
seré tierra para tu semilla.
Gioconda Belli recibió, en 1978, el Premio Casa de las Américas (Cuba) en el género poesía por su libro Línea de fuego. Y en febrero del 2008 su última novela El infinito en la palma de la mano, fue galardonada con el Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, y más recientemente fue distinguida con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
En este momento crítico que se vive en su natal Nicaragua, la voz valiente de Gioconda Belli se hace presente para denunciar la violencia del poder en contra de los estudiantes que protestan contra la opresión política del régimen de la dupla Ortega-Murillo. Un ejemplo que viene como anillo al dedo es el breve poema «Quedará de nosotros».
Quedará de nosotros
Quedará de nosotros
algo más que el gesto o la palabra:
Este deseo candente de libertad,
esta intoxicación,
se contagia!
Como escritora, Gioconda Belli está presente, como lo hizo durante muchos años en que los sandinistas lucharon contra la dictadura de Somoza, para ser voz de los que no la tienen, para manifestar su repudio a la violencia y a la perversión del uso del poder utilizado para reprimir al pueblo y para demandar que haya libertad en la tierra que vio nacer a Sandino, a Rubén, a Urtecho, a Claribel, a Cardenal y a Sergio Ramírez y a tantos que han alzado su talento literario en favor de la libertad, de la paz y de la justicia.
No cabe duda que Nicaragua le sigue doliendo a esta valiente mujer y escritora nicaragüense; no cabe duda también, que vale la pena leerla ya sea a través de su poesía o de sus novelas, al fin y al cabo, ambas formas literarias nacen de la misma fuente que es su vida llena de sensualidad y de poesía.
Permítanme terminar este breve texto con el primero y los últimos tres versos del poema «Huelga» que bien podría ser una profecía que se cumpla en Nicaragua en un futuro próximo de seguir las protestas de los jóvenes nicaragüenses:
Quiero una huelga donde vayamos todos.
(…)
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos
del tirano que se marcha.
Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.
Crédito de la imagen destacada: Fotografía de la escritora nicaragüense Gioconda Belli (1948), en Polis: Política y Cultura (https://polisfmires.blogspot.cl/)