[Estreno] «Avalancha»: Una inspiradora muestra de coraje

En días cuando el país lamenta el trágico deceso del destacado montañista chileno Juan Pablo Mohr en Pakistán, esta producción china evoca la primera expedición exitosa de deportistas de esa nación al monte Everest (en 1960), y la cual habría sido injustamente ignorada por los alpinistas internacionales en su momento, debido a la falta de pruebas fotográficas que la respaldasen.

Por Ezequiel Urrutia Rodríguez

Publicado el 18.2.2021

El honor se define como el valor dado a una persona según sus acciones, y la hazaña que este grupo de montañistas inmortaliza tras esta cinta lo capta mejor que nadie.

Avalancha (The Climbers, 2019) dirigida por Daniel Lee, nos mueve en el tiempo hacia la riesgosa travesía de cierto equipo de la República Popular China, en 1960, y donde sus primeros quince minutos de metraje se vuelven un retrato del monstruo que tienen al frente, al escalar nada menos que la cumbre más alta del mundo (el Everest).

Como es de esperarse de una producción oriental, Lee no tendría miedo de ser lo más directo al tratar lo referente a la muerte, aunque es cierto que esta, durante los puntos más importantes de la obra, es tratada de  una forma poco habitual para los occidentales: no como una pérdida, sino como un paso más hacia la cima, siendo ahora, de los supervivientes, la responsabilidad de cumplir la misión.

Lamentablemente, dicho honor no puede llevarse completo si la tarea no se cumple con todos los pasos, y Lee no vacila al recalcarlo, cuando el capitán de esta misión debe dar explicaciones sobre por qué no hay fotografías de la llegada a la cúspide.

Y claro, la respuesta más fácil que nos llega a la mente en ese instante es: ¿y eso qué importa, si lo lograron? ¿Qué importa si el resto del mundo pone en duda esta travesía?

¿Qué importa si ante los ojos de los demás, aquellos que perdieron su pie por congelamiento, o murieron aplastados por la nieve, no son más que unos embusteros? Pues claro que importa, ya que con eso, solo enlodan un grado de honor que se buscó con sudor y sangre.

Es por esto que, quince años después, cuando el gobierno chino se propone a ratificar la altitud del Everest, resulta tan importante para este equipo que esta misión se haga sin fallas, porque pese a los comentarios, si quieren que su honor como alpinistas se mantenga firme, deben hacer todo bien desde ya.

Es en este punto, además, donde Lee desarrollaría uno de los elementos más fuertes de su obra audiovisual: la caracterización de sus personajes.

Unos roles con una fuerte presión en sus hombros, a la espera de aquella oportunidad que saben que podría no volver. Todo esto, en una mezcla de rabia, de ansiedad, pero que tratan de aliviar con un atisbo de serenidad, pues saben que el ascenso requiere de una mente tranquila.

Ahora bien, hablando de la montaña, es destacable la manera en que la acción fue montada, partiendo desde las tomas en paneo, captando la belleza de los alrededores, los variados cambios de enfoque, generando una sensación de alerta en el espectador mientras sigue el frenesí de los hechos, y por supuesto, el ascenso y descenso del ritmo entre los momentos de calma antes de la tormenta.

Al mismo tiempo, cabe destacar el uso de utilerías para dar forma al desprendimiento de material megalítico. Léase: bloques de hielo en zonas sensibles, o inmensas rocas desplazadas a causa de la erosión del viento. Todo esto, aumentando los riesgos de la travesía, así como el coste tras el ascenso.

Pero asimismo, todos estos elementos combinados se vuelven la clave para que este metraje se transforme una experiencia icónica, una tragedia griega en su extracto más puro, donde estos héroes cargan con nuestra angustia para convertirla en gloria. Gloria en que nadie avanzó por nada.

Esto, a su vez, encapsula el sentido que los personajes, y en especial los primeros montañistas, le dan a la palabra “imposible”, la cual es combatida con paso implacable, porque no es hasta que das frente al obstáculo, que lo superas. Y es que en su momento, llegar a la cima también fue imposible, pero se hizo.

Y eso es lo que más impacta de la película, que nos recuerda que todos tenemos una montaña que cruzar, y que si esos valientes escaladores pudieron hacerlo, entonces todos podemos hacerlo. Razón por la que también es tan recomendable ver esta pieza, por su inspiradora muestra de coraje.

 

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Ezequiel Urrutia Rodríguez nació en la comuna de San Miguel (1996), pero ha vivido toda su vida en los barrios de Lo Espejo.

Es egresado de administración empresarial del Centro Educacional Alberto Hurtado y de pedagogía general básica de la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, con la mención en lenguaje, comunicación y literatura.

También es el autor de la obra homónima Kairos, del sello independiente Venático Editores, y es el artífice del canal de YouTube Poesía con Armin, en el cual adapta su repertorio a material audiovisual.

Asimismo, es socio activo de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) y participa del grupo en Podcast, Momento Literario.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Ezequiel Urrutia Rodríguez

 

 

Imagen destacada: Avalancha (2019).