El filme del histórico director estadounidense Paul Schrader —y protagonizado por Ethan Hawke y Amanda Seyfried— es una de las grandes opciones de visionado que ofrece la plataforma de streaming Netflix, durante este mes de marzo.
Por Cristián Uribe Moreno
Publicado el 11.3.2021
First Reformed (2017) es una película que Netflix acaba de subir a su plataforma. La cinta está dirigida por Paul Schrader, legendario guionista de Taxi Driver (1976), Toro salvaje (1980) y La última tentación de Cristo (1988), entre otras.
También fue director de películas como American Gigoló (1980), Mishima (1985) y Aflicción (1997); así como autor de uno de los libros más influyentes en la crítica sobre cine: El estilo trascendental en el cine. Ozu, Bresson, Dreyer (1972), pero asimismo el autor de proyectos fallidos como El exorcista. El comienzo (2005). Sin embargo, esta obra debe estar entre sus mejores trabajos.
First Reformed es el nombre de una iglesia ubicada en Albany, un edifico que pronto cumplirá 250 años de existencia y cuyos preparativos de celebración están en marcha.
A cargo del templo está el pastor Ernest Toller (Ethan Hawk). Se lo ve dirigiendo una ceremonia religiosa ante un muy escaso público.
Después de la misa, se acerca Mary, una feligrés, para pedir un favor: quiere que hable con Michael, su esposo, que hace poco salió de la cárcel en Canadá por defender una causa medioambiental. Mary está embarazada.
Lo que más le preocupa del comportamiento de su pareja es su postura en relación a su futuro hijo: él no quiere que venga al mundo. Al conversar con Michael, Toller escucha la pasión con que él presenta su causa ambientalista, rayana en el fanatismo, sobre como el hombre destruye el planeta y que sería irresponsable traer a un niño a este mundo.
La conversación hace mella en el reverendo. De ahí en adelante, queda dando vuelta en su cabeza esta idea de la destrucción medio ambiental.
Una cárcel sin barrotes
La presentación del reverendo es en su cuarto, escribiendo un diario, un experimento que desea mantener por un año. Se escucha su voz en off leyendo lo que va anotando. El diario será una forma de conexión entre él y Dios pues no puede orar. Desde hace tiempo, no puede orar.
Unas tomas cortas detallan las pocas posesiones que pueblan la habitación. Sentado en el suelo con solo la luz de una vela, no sabe si sobrevivirá escribiendo durante el año. Se nota desesperación y soledad.
De esta austera presentación de alguien que vive con lo mínimo, se podría pensar que es un asceta. Pero en realidad, lo que se va percibiendo, del vacío de la iglesia y de lo vacío de su cuarto, es reflejo de una existencia vacía. Su sufrimiento personal lo vive en su cuarto.
De este modo, las tomas muy geométricamente encuadradas, cuando está en su habitación, parecieran representar una cárcel sin barrotes.
El origen de este abismo existencial en el que está sumido el reverendo, está en la muerte de su hijo en la guerra de Irak. Esta información Toller la cuenta a Michael para convencerlo de que es mejor traer a su hijo al mundo, o no.
A sus problemas espirituales, se suman sus problemas corporales pues en una escena se ve a Toller que orina sangre de manera dolorosa. La caída también es física.
La iglesia First Reformed es presentada como una pieza de museo, donde el mismo Toller da tours. Por esto, él encaja perfectamente en este templo pues puede ser considerado una pieza de museo más. Al perder la fe, solo es una cáscara que no cumple la función para la cual se convirtió en pastor.
El derrumbe del cielo
Toller sigue tratando de ayudar a Michael, pero un giro inesperado lo enfrenta nuevamente a su propia inutilidad como representante de Dios y de ayuda a los hombres. Sin embargo, la lucha medioambiental de Michael comienza a rondar en su cabeza y la transforma en su propia causa.
La aparición de Edward Balq (Michael Gaston) dueño de las empresas Balq y verdadero propietario de la iglesia First Reformed da imagen al enemigo a combatir.
Balaq es fiel representante del capitalismo salvaje que depreda al planeta. Destrucción que se presenta sobretodo en la contaminación de las aguas. El lugar sagrado donde se originó la vida se muestra en un inmenso colapso.
En este mundo, donde la iglesia no da paz a las almas atormentadas, la ciencia tampoco se muestra como una opción para salvar almas o al planeta. Mientras más avanza la tecnología más contaminación se vierte al planeta.
Y en este mundo que se va derrumbando, producto de la contaminación y la destrucción, la iglesia First Reformed, que brindó refugio en tiempos de esclavitud a los esclavos fugados, sirve al padre Toller para esconder su propio calvario.
Sin embargo, la iglesia como institución no puede hacer nada para ayudar a su gente. Y menos puede hacer algo ante las empresas que contaminan pues es financiada por una de ellas.
En un momento se ve a Mary acudir a la casa del padre Toller, por ayuda, y aquí se produce el otro quiebre de la historia. La escena en cuestión le da al relato una dimensión absolutamente inesperada. El tono melancólico y sereno del filme se transforma.
En tanto, la enfermedad del padre se va agudizando al igual que la destrucción de la tierra. Todo se derrumba alrededor del padre: crisis de fe, crisis del cuerpo, crisis de las instituciones, crisis del planeta. Todo va en una sola dirección: la solución solo puede ser radical.
Todo se va a precipitar en una escena final que es dolorosa, luminosa y abrupta. La música que se escucha al final, sirve de acompañamiento ideal para la situación que vemos a través de un montaje alternado.
Asimismo, los cambios de luz son esenciales para entender un desenlace que es más abierto de lo que alguien espera. No hay una sola forma de entenderlo y una explicación no excluye a la otra.
Los ecos de Bresson, Ozu, Tarkovsky, Scorsese y de la propia obra de Schrader se mezclan en un filme incómodo y amargo.
Una obra que expone la mirada de un realizador criado en la religión calvinista y cuyos personajes sufren buscando algo de paz, al igual que Toller, en un mundo lejos de la protección de Dios. Con uno de esos finales que queda en la retina y en el corazón y que solo el cine puede dar.
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Cristian Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional «General José Miguel Carrera», y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile, también es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y el cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.
Tráiler:
Imagen destacada: First Reformed (2017).