Dirigida por el realizador indio Umesh Bist y protagonizada por los intérpretes Sanya Malhotra, Sayani Gupta y Sheeba Chaddha, esta obra audiovisual —de reciente lanzamiento a través de la plataforma de streaming Netflix— dialoga en torno al conocimiento del romanticismo y de la posibilidad del amor sexual, luego de que una joven mujer sufre la perdida de su esposo en el contexto de la tradicional sociedad del sur de Asia.
Por Aníbal Ricci Anduaga
Publicado el 1.4.2021
El vocablo «pagglait», de uso algo ofensivo en India, se traduce del hindi como «volverse loco». Algo de locura hay en esta ópera prima del director Umesh Bist , al establecer ciertas transiciones no muy comunes que ocurren en una pequeña ciudad a orillas del río Ganges.
En primer lugar, la transformación de una sociedad donde no se permiten besos en público y donde en general la mujer no trabaja y realiza sólo labores domésticas. Básicamente, un patriarcado muy asentado.
En segundo lugar, algún grado de occidentalización en las costumbres de los más jóvenes.
En tercer lugar, utilizar el tono de comedia para ridiculizar algunas de las tradiciones indias.
En el cine de la India, una película referente es El mundo de Apu (1959) de Satyajit Ray. Tercera parte de la trilogía de Apu, su personaje (un niño) enfrentaba los trances del ciclo de vida en una aldea y conocía el significado de la muerte.
En las otras dos partes, ya adulto, Apu se traslada a una ciudad a orillas del sagrado Ganges. La evolución de las tres partes, filmadas en blanco y negro, era muy dramática y el tema recurrente sería el tratamiento del libre albedrío en oposición a la religión imperante.
Pagglait (2021) recoge esa tradición y esta vez no se enfoca en el marido que pierde a su mujer, sino al revés, una joven mujer ha enviudado a pocos meses de haberse casado. El significado de la muerte todavía se oculta tras las tradiciones, pero el libre albedrío tendrá que ver con asumir la modernidad.
Sandhya yace deprimida en su cuarto por la pérdida del esposo, mientras las familias de ambos cónyuges se han reunido en su casa a ofrendar al difunto durante trece días, momento en que el alma de Astik se separará del cuerpo y descansará en paz.
Le ponen comida y agua en una vasija de barro y le encienden velas. Durante ese período los parientes deben dormir en el suelo, comer poco, no fumar como tampoco beber licores.
En esos trece días Sandhya aprenderá a conocer a su esposo. Se enterará de un secreto luego de encontrar una fotografía entre sus pertenencias.
La vida estaba enojada conmigo
En el cine indio es usual incorporar canciones y bailes. En Pagglait no hay bailes, pero las canciones populares tienen gran protagonismo. No es el clásico segmento musical, sino que las letras nos cuentan de la voz interior de Sandhya, los instantes en que saca a flote sus emociones. La muchacha era incapaz de llorar su pérdida, hasta que esa fotografía le hizo hervir la sangre.
Hay muchas tomas cenitales de las azoteas y la cámara seguirá a Sandhya mientras medita sobre su nueva situación. «La vida estaba enojada conmigo», le susurra la canción.
Las primeras letras serán melancólicas, pero según va transcurriendo la cinta, se volverán más alegres conforme Sandhya va aprendiendo a conocerse.
La película está filmada en colores y renuncia, la mayor parte del tiempo, a los planos fijos de la trilogía de Ray. Donde este último se inclinaba al drama griego, en cambio, Umesh Bist utiliza el tono de comedia para dar cuenta de la galería de personajes que conforman a la familia.
El humor recorre el despliegue de tradiciones mortuorias. Los parientes mantienen la compostura en público, pero durante la noche se encuentran bebiendo y fumando en las azoteas.
Los comerciantes les explicarán las tradiciones a los deudos, que curiosamente requieren que las cenizas sean arrojadas en medio del Ganges, lejos de la orilla, para lo cual deberán arrendar sus botes. «Deben ir lejos, porque el alma debe viajar lejos», es la explicación que oculta mucho del negocio tras la religión hindú.
Sandhya no debería probar más que comida tradicional y con su amiga Nazia se escapan para comer en la calle y beber una Pepsi.
En ningún caso se trata de una comedia convencional, el director también dará cuenta de las tradiciones que envuelven a la muerte de una persona, rescatando la manera de filmar de Satyajit Ray.
Ya arrojadas las cenizas, el hermano de Astik anuncia que los pecados le han sido perdonados.
La viuda aprenderá a conocer a su esposo difunto, preguntando detalles de su vida a una excolega de trabajo. «Sufro un poco menos», reza otra canción.
Sandhya empieza a reconocer los ojos de la gente enamorada y mientras viaja en metro verá la vida con otros ojos, hasta el punto de perdonar a Astik.
«Abuela, estos trece días cambiaron mi vida», le confiesa Sandhya. El director rescata esa parte de la tradición, con la abuela sonriendo al centro de la habitación, el director recupera los planos fijos de Satyajit Ray, la abuela es una figura central dentro de la cultura india.
Sandhya decide tomar el control de su vida y huye para que el patriarcado no decida por ella.
Umesh Bist rescata de esta forma el libre albedrío que insinuaba el cine de Satyajit Ray.
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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.
Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles de Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014), El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015), además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).
Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020) y Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021).
Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: Pagglait (2021).