Disponible para su adquisición en la plataforma Amazon, el poeta y psicólogo chileno —también profesor de su disciplina profesional en la Universidad de Talca— acaba de reeditar, ahora por el sello nacional Independently esta reunión de sus metafísicos versos, los cuales habían visto la luz creativa, de manera inicial, en 2014 y 2015, respectivamente.
Por Isaías Lorenzo González
Publicado el 29.7.2020
Una segunda edición, es una nueva oportunidad, para quienes no pudieron atrapar estos versos, es una nueva oportunidad para el propio verso de invadir con sus cánticos ancestrales, algo tan íntimo que llamara Kundera la breve levedad del ser.
Luis encontró o fue encontrado, por el extraviado grial oculto para tantos poetas, su propia voz, la auténtica, oculta en el silencio de Dios.
En la “estupidez mayor” se puede observar la clarividencia del poeta, que se levanta desde el dolor humano, para exorcizar los demonios de la mediocridad, con la magia de la poesía.
Ser un poeta auténtico no es cantar en la fiesta del hedonismo, es cavar con cuchillos de luz en el alma de lo humano, y liberarlo del caos de una modernidad que se alimenta del pan del olvido, el poeta nos ayuda a ver lo invisible, lo esencial. Soledades que se encuentran con lo divino, la desnudez ensangrentada del alma, sin la piel de la intrascendencia, de lo fútil, palabras que emergen como lava o como savia a tortuosas superficies, silencios y clamores, extravíos en el viento.
Este es el destino del poeta, esta es su ofrenda a la humanidad, a quienes se niegan a comer del pan del olvido. Solo te podemos decir, gracias poeta por sufrir por nosotros, por el sortilegio de estos versos, por la magia de tu palabra.
Estupidez mayor y otros poemas puede ser adquirido comercialmente en la plataforma Amazon, a través de este enlace.
DE LO NO DICHO
Reparto flores
Como el aire
Reparte su pan
Me alimento
De canela dulce
Y de atardeceres
Duermo a la orilla
Del mar inmenso
Y silbo su melodía
Camino de la mano
De la nocturna claridad
Y bebo su néctar
Cuento estrellas
Y beso la luna
En la boca
Abrazo algunas nubes
Como quien se aferra
Al aroma de su almohada
Pido perdón al cielo
Y recibo la excomunión
Del mismo diablo
Canto de prisa
Cuando todos se van
Y lloro solitario
Me pierdo dormido
En una isla remota
Y beso sus costas
Viajo a una aldea
Que brotó en el medievo
Y me alimento de luz
Voy por los muelles
Buscando de cual zarpo
A los restos de Atlántida
Elevo un volantín
Y sin querer me alzo
En sus alas coloridas
Confundo el amor
Confundo la urgencia
Confundo la calidez
Me acojo a la calma
Como quien entra
A un bosque de robles
Pierdo tiempo
Juntando rocío claro
En noches insomnes
Busco un amigo
Que me abrace levemente
En medio de la angustia
Me dejo atrapar
Por ojos ajenos y vivos
Que no pueden verme
Camino abrazado
Con una doncella perfecta
Que solo ha visto mis manos
Lloro de vez en cuando
Como nube de primavera
Y nadie siente la llovizna
Dejo que el palpitar
De la pasión desconocida
Emerja y se apague
Me pierdo raudo
Por los laberintos grises
De lo que no he dicho.
EL POEMA
El poema tenía nombre
Y también dirección
El poema era mío
Tuyo y vuestro
El poema tomaba
De su propia medicina
El poema se deshojaba
Como una libélula
El poema salpicaba
De su luz y su sombra
El poema se perdió
En la dulce penumbra
El poema rumiaba
Su honda soledad
El poema también
Guardaba silencio
El poema en fin
Era su propio poeta.
***
Isaías Lorenzo González (Villa Clara, 1959). Poeta y narrador cubano, abogado civilista y notario. Ha obtenido premios como autor de ensayos jurídicos en su país, recientemente ha publicado su libro de poesía Los acordes del silencio (Hebel, 2020).
Crédito imagen destacada: Luis Cruz-Villalobos.