Un filme que tenía en el radar hace tiempo era esta obra audiovisual del realizador galo Jean-Pierre Jeunet, y ahora entiendo de donde viene todo su encanto y carisma: este multipremiado largometraje hará vivenciar un agradable momento a su espectador, mientras la protagonista impulsa a mirar la existencia con otra perspectiva.
Por Rafael Jaramillo Avellán
Publicado el 23.11.2023
La ejecución y puesta en escena me hizo pensar de inmediato en una obra de Wes Anderson. Curioso es que del mismo año sea The Royal Tenenbaums y, habiéndose estrenado primero Amélie, no me sorprendería que haya servido de inspiración al autor estadounidense.
Lo colorido tanto del entorno, personajes y narrativa cautivan bastante. El director de Amélie, Jean-Pierre Jeunet, quien coescribió el guion, también es conocido por su tono y dirección excéntricos. La edición junto a la juguetona cámara y narración permiten crear esta ficción visual tan encantadora (y única para la época) que tiene la trama.
Así bien, como su título original lo sugiere (Le Fabuleux Destin d’Amélie Poulain), esta es la fábula de la divertida y ocurrente mente e imaginación de nuestra protagonista. Un personaje completo y carismático que es imposible que no cautive desde su introducción.
La icónica actuación de Audrey Tautou
El personaje interpretado por la actriz Audrey Tautou es también una metáfora andante de la introversión y la caridad hacia los demás. En efecto, son bellísimos los mensajes que deja en el espectador sobre vencer tus miedos y cómo a veces, por querer hacer felices a otros, descuidas tu propia felicidad.
A todo esto, quien da vida a esta mesera parisina merece muchos elogios. Audrey Tautou se manda una icónica actuación con tan poco dialogo que hace que las peculiaridades y excentricidades de la homónima protagonista se sientan sumamente auténticas y hagan reír a carcajadas.
Estas cualidades son las que la llevan a realizar todo tipo de travesuras en nombre del bien a los demás, pero, es aquí justamente donde se va de más este clásico. La trama tiene bastante relleno y si esto fuera una carretera, bastantes de los ramales secundarios terminan en un punto muerto o su aporte al camino principal dista de ser completo.
Siento que las dos horas de duración se pueden sentir para muchos, al igual que a mí, muy largas también por el hecho de que muchos sucesos tardan en desarrollarse. Habiendo dicho esto, las bondades y atractiva naturaleza de Amélie, su historia y su mundo cautivan bastante como para no recomendar esta popular comedia romántica francesa.
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Rafael Jaramillo Avellán (Guayaquil, 1994) estudió ingeniería civil en el Tecnológico de Monterrey (México) y actualmente cursa una maestría en innovaciones pedagógicas en la Universidad Casa Grande (Ecuador).
Amante del cine desde muy pequeño, lleva siete años escribiendo crítica de cine y ha colaborado con revistas tanto físicas como digitales. Sus escritos pueden encontrarse en su blog personal.
Tráiler:
Imagen destacada: Amélie (2001).