La existencia y su devenir nos sorprenden con paradojas bellas y desafiantes, las cuales tienen la misión de recordarnos tantas veces que no tenemos el control de la vida y donde lo mejor que podemos hacer ante su incertidumbre es estar preparados, sea lo que eso signifique para cada uno de nosotros.
Por Víctor Ilich
Publicado el 18.4.2020
Luego de escuchar varios álbumes de la banda Inverness recordé una frase que ellos mismos levantan como un estandarte: esquivando el éxito.
Si esquivar el éxito significa compromiso con las personas dándole la espalda a la aparente calidez de la fama, suena bien.
Si esquivar el éxito implica tener tiempo en casa con los que aman y quienes los aman sin importar la condición de un resultado, suena mejor.
Y si ese éxito que esquivan, implícitamente, de forma voluntaria fuese la demostración de un compromiso que va más allá del éxito, suena extraordinario.
Esto trajo a la memoria un recuerdo algo doloroso, pero necesario: nunca reprobé un ramo en la universidad, todo mis exámenes orales fueron aprobados cada fin de año, nunca quedé, como se decía entonces, para marzo.
Pero al final de mi carrera universitaria debía enfrentar un Goliat: el famoso examen de grado. Muchos de mis compañeros fueron a ver ese examen, algunos daban por hecho que lo aprobaría sin dificultad. No fue así. Reprobé la última etapa de ese examen —Derecho Procesal—, lo que generaba la reprobación total. La pregunta macabra fue qué es lo que hace el procurador del número, yo contesté lo que no hace, ahora advierto que fui fiel a ver las cosas de otra forma. No fue suficiente.
Llegué a casa, mis papás estaban expectantes, contentos, sabían que había estudiado, fueron cerca de ocho meses, me dijeron cuéntanos todo… solo atiné a decir: reprobé. No lo creían, pensaron que bromeaba, cuando vieron que no me reía, el rostro les cambió. Conté lo sucedido, noté al profesor de procesal incómodo en la silla, era alto, hacía honor a su apellido, Cuesta, parecía apurado y mis respuestas no ayudaron a su comodidad.
Ese año mi papás me recompensaron a pesar del resultado… y conocí donde vivió Ernest Hemingway y recordé una frase de mi padre dicha en otro momento clave: lo importante es que des lo mejor de ti. Hoy repito la misma frase a mis hijos y agrego: esfuércense y sean valientes, porque el resultado es una expectativa, una aspiración que depende de muchos factores y respecto de los cuales los más importantes no dependen de uno. ¿O acaso eligieron dónde nacer? ¿Qué padres tener?
Con el tiempo agradecí esa experiencia, ya que en la segunda oportunidad, tuve la osadía de pedir ayuda en mi preparación para procesal, a quien en esa época fuese relatora del pleno de la Corte Suprema y nuestra profesora de procesal durante el periodo de la universidad junto al ministro Marcos Libedinsky. Lo relevante fue que en esa ocasión no conté a nadie en qué fecha daría mi nuevo examen, y aunque mis papás me vieron salir de traje, solo les dije que iba a realizar un trámite y no expliqué más detalles. Tampoco me delaté por la ansiedad. No obstante ello, a la salida del examen, que aprobé, me esperaba quien fuese en esa época mi mejor amiga, quien llegó averiguando, ya que nunca le dije ni la fecha ni el lugar. Hoy esa amiga es mi esposa y sigue siendo mi mejor amiga.
Es cierto, la vida también nos sorprende con paradojas bellas y desafiantes que nos recuerdan tantas veces que no tenemos el control y que lo mejor que podemos hacer es estar preparados… sea lo que sea que eso signifique para cada uno de nosotros.
Lo que deseo destacar de todo esto es que aún podemos soñar y elegir en dónde vivir: en el éxito de ayer o en la victoria esquiva de mañana.
En otras palabras, si el éxito para Inverness es un resultado, quizás estén resolviendo mal la ecuación, como muchos de nosotros en diferentes áreas de nuestra vida, o tal vez el éxito al que aluden no es el éxito al que todos aspiran: un proceso, el proceso que no todos están dispuestos a transitar.
La cadencia de la voz de Jarque —vocalista del grupo— puede despertar nostalgia, como advertirán, y la nostalgia siempre nos regresa al dolor, cualquiera sea su reminiscencia o evocación: así es la memoria del agua, se cuela por todas partes al final.
Y si el éxito fuese tocar las Nubes [1]… quizás ellos ya las han tocado y no se han dado cuenta, porque cada vez que su música y letra despierta algo en nosotros… vale la pena dar un aplauso… y, en mi caso, recordar lo mejor de mis fracasos.
Citas:
[1] Canción del álbum Illuminaciones de Inverness, una banda de rock alternativo formada en 2009, en Santiago de Chile. Su material se puede encontrar en www.lerock.cl.
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Víctor Ilich nació en Santiago de Chile en 1978. Egresado del Instituto Nacional y de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae, en la cual estudió becado. Abogado y juez de garantía en la Región de O’ Higgins. Autor de más de una docena de obras literarias. Algunas de ellas han sido prologadas y comentadas por destacados académicos, escritores y críticos como Hugo Zepeda Coll, Thomas Harris, Andrés Morales, Alfredo Lewin y Juan Mihovilovich.
Entre sus obras se puede citar Infrarrojo, poemario presentado por el académico, escritor, poeta y miembro de la Academia Chilena de la Lengua, Juan Antonio Massone del Campo, quien le ha antologado; Réquiem para un hombre vivo, poemario dedicado al poeta Juan Guzmán Cruchaga (presentado por el ministro de la Corte Suprema y escritor Carlos Aránguiz Zúñiga y el ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán Tapia); La insurrección de la palabra; Arte de un ocaso vital; Baladas de un ruiseñor (poemario erótico romántico); Dragón, escorpiones y palomas; Hojas de té; La letra mata (un texto que resucita la palabra); El silencio de los jueces, un texto para sazonar el corazón, prologado, en su primera edición, entre otros, por Sergio Muñoz Gajardo, quien fuese presidente de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia (2014-2015); Disparates, poemario relativo a la libertad de expresión y los prejuicios (2016); Cada día tiene su afán (2017), que procura motivar en la lucha del cáncer, presentado por Haroldo Brito Cruz, quien también fue presidente del máximo tribunal del país, con ocasión de la celebración del Día Internacional del Libro.
Y, además, ha lanzado el poemario titulado Toma de razón, en coautoría con Roberto Contreras Olivares, poeta y ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, presentado en Hanga Roa, Isla de Pascua, en agosto de 2017. En abril de 2018 junto a otros tres jueces penales publicó el libro Duda, texto fruto del taller literario que impartió, el cual luego de terminar denominó “Ni tan exacto ni tan literal”. También, en octubre de 2019, en pleno estallido social, público Venga tu reino, poemario prologado por Felipe Berríos, S..J. y Alfredo Pérez Alencart, poeta y docente de la Universidad de Salamanca.
Por último, en marzo de este año 2020, publicó el libro Al derecho y al revés, que recopila las columnas de opinión y crítica literaria escritas bajo el alero del diario El Heraldo de Linares, quien patrocinó su cuidada edición. Libro prologado por Lamberto Cisternas Rocha, quien fuese vocero de la Corte Suprema.
Imagen destacada: Inverness.