La irrupción de Sergio Inestrosa en la literatura con «ñ» de los Estados Unidos

Este académico que enseña lengua castellana y asuntos latinoamericanos en el Endicott College, en las afueras de Boston, Massachussets, se ha hecho de un nombre en la escena editorial norteamericana con sus dos recientes producciones: “La calle de la laguna” y “Luna que no cesa”, ambas publicadas bajo el sello Obsidiana.

Por Tomás Guevara

Publicado el 26.11.2018

El escritor salvadoreño Sergio Inestrosa (1957) vive en una permanente comunión creativa con El Salvador, el país que le vio nacer y que le inspira en gran parte de sus ensayos, cuentos y poemas; algunos que ya han visto la publicación y otros que se añejan con el buen signo del tiempo para algún día tener páginas y títulos.

Sergio es un académico, y como tal un trabajador más del mundo de las ideas en la estudiantil ciudad de Boston, en el estado de Massachussets, donde ejerce como docente de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, un centro de enseñanza al norte de la ciudad de Boston.

Sin embargo, su gran pasión es la literatura, y fuera del aula este salvadoreño nacido en San Salvador y uno más de los migrantes durante la década de 1980 -a causa del conflicto armado en nuestro país-, comenta que su gran pasión está en escribir.

En días recientes llegó al Área Metropolitana de Washington para participar en uno de los tantos congresos que ocupan a un Doctor en Literatura, y educador graduado por la Universidad Iberoamericana de México, y reclutado después por centros de enseñanza en Estados Unidos.

Concertamos un encuentro en la Biblioteca del Congreso para conversar sobre sus más recientes producciones La calle de la laguna, una compilación de sus cuentos, publicada este año por el sello editorial Obsidiana.

También entre manos tiene el poemario Luna que no cesa, un libro bilingüe (inglés y español) también salida de los talleres este verano, y con el que inicia un ciclo de edición de varios de sus trabajos en borrador a modo de organizarlos y verlos en el añorado sueño del escritor: en libro.

“En el caso de La calle de la laguna es una producción de quince cuentos que han sido escritos en diferentes momentos, podría decir que es un tipo de cuento corto, con una forma como encapsulada para mantener la narración y con ello el interés del lector”, comenta Inestrosa, quien se formó bajo la educación jesuita, tanto en El Salvador como en México, donde concluyó sus estudios superiores.

El escritor reconoce que su conexión con El Salvador es estrecha, en gran parte por los lazos afectivos de su familia en el país a la cual visita periódicamente; pero también por ser una fuente de inspiración de sus narraciones; no en vano dedica el libro de cuentos a su abuela, a quien le encantaba contar historias.

Y para Luna que no cesa, el escritor agrega que ha experimentado con una técnica minimalista de escribir poemas, a manera de explorar con unos  ejercicios de literatura japonesa.

Así con una sola figura desnuda el verso y captura la esencia como uno de los poemas elegido por los editores y que reza: “Rumba que rumba, siempre alegre la luna; fiesta en el campo”, u otro que dice: “Cuando anochece no todo son palabras; también hay luna”.

El escritor Sergio Inestrosa, quien ha publicado con anterioridad otros títulos como Vivir la fiesta, editado por la Universidad Iberoamericana de México, y Los motivos de la memoria, una novela reeditada en 2017 para la Colección Rayuela de cuentos y novelas, por el sello Almava, editores, en Estados Unidos.

Pero Inestrosa tiene en la mira acercar su producción a El Salvador donde ha iniciado con incursionar en círculos académicos y de escritores a modo de impulsar sus obras. En la actualidad los títulos de Sergio Inestrosa se consiguen en venta online a través de las casas editoras y del gran vendedor en línea: Amazon (1).

 

(1) Una versión de este texto fue publicada en el periódico El Diario de Hoy el día 23 de noviembre en El Salvador.

 

Sergio Inestrosa (1957)

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Sergio Inestrosa.