Los versos de Emersson Pérez (Santiago, 1982) constituyen una expresión poética directa, que va sin tropiezo al punto exacto, mete el dedo en la llaga silenciosa del espectador dormido y del espectáculo que acompaña como sonido de fondo, como compañía vacua, al supuesto aspirado e intencionadamente manipulado modo de vida, paciente, inactivo y temeroso.
Por Alejandra Coz Rosenfeld
Publicado el 7.6.2018
El libro de poemas La muerte de la televisión no será televisada (Ediciones Filacteria, Santiago de Chile, 2018) habla de un aspecto de nuestra realidad, el deprimente y mal manejado mundo de la pantalla chica. Es una poesía explícita, que de manera casi burda nos desmembra esta cara de la realidad, en la que permanentemente estamos siendo bombardeados por una información basura, cada día, cada hora, cada segundo. Y que como medio de comunicación masivo, tiene cerca su fecha de expiración.
Nos habla del vivir desde una pantalla, de la soledad de quien aún cree en lo que transmite, de la sobre exposición, del hacer lo que sea sólo por un minuto de fama. Habla de la aberrante y trucada comunicación que la sociedad actual ejerce y deja ejercer, donde se pierde todo escrúpulo y saca toda humanidad. Saca provecho y saca vergüenza, todo por el falso rating.
La poesía de Emersson Pérez nos devela de manera sutil y asertiva lo que el medio es capaz de hacer con tal de conseguir seguidores, se encarga de bajarle el perfil a lo que realmente pesa, y de igual manera pasa el mensaje, que queda plasmado en la retina, surte efecto. Contenido que pide ser oído, por detrás, entre líneas y por debajo, el resto, le quita peso, le agrega estupidez y liviandad, para que así sigamos con el nudo de la venda cada vez más apretado, cada vez más asfixiante. Sujeto y sostenido por esa mano que mueve la torre y el caballo, y busca ese like. Exhibición que grita hambre, revela vacío, carencia, falta de norte.
Su poesía parece masculinamente calculada, y sin embargo fluye como caída de agua. No hay medias tintas ni suaves descripciones, es categórica y verdadera. Porque detrás de cada poema hay una realidad manifiesta que vale la pena rescatar.
Mirar, escuchar y grabar
Cien mujeres se desnudan contra la violencia,
protestan frente al palacio presidencial
llevan pancartas con símbolos desconocidos
y van encapuchadas como terroristas,
alcanzamos a grabar estos alaridos rítmicos.
La cuerpa, la cuerpa
La puta de la cuerpa
La puta que la parió
Yo tenía una cuerpa con cientos de nombres.
Realiza un close up
A los pechos más duros
Súbelo al portal
Mira como suben los clicks.
El morbo vende y eso se sabe a cabalidad.
La TV, el semidios de la evasión y falso calor.
La nueva necesidad creada de aprobación global, la nueva necesidad de permanente conexión, del conteo de me gusta.
La necesidad de sentir que pertenezco a lo que sea, que pertenezco al igual que otros, a ese algo, tan de todos. Para entrar en el cotizado sistema que borra toda memoria y crea esclavos.
El libro de Emersson Pérez es un libro que desgarra, y que hace de reflejo/espejo. Y Nos deja con la tarea de estar atentos, nos obliga a tomar conciencia, a aprender a oír, a leer entre líneas.
Reality 4
No te pierdas la nueva teleserie nocturna
Cientos de niños son cambiados de familia al nacer
Una vida falsa, ¿recuerdos implantados, recuerdos adquiridos?
Mientras algunos de sus padres se enamoran de sus captores
Los niños crecen, pero no por eso dejan de ser niños
Sus madres fueron violadas en centros de torturas
Que ahora son oficinas de gobiernos.
Corte, tanda musical…
Aprendí a desconfiar de todas las empresas,
corporaciones culturales con fines de lucro,
asociaciones civiles y fideicomisos, cooperativas y colectivos
y más aún las que dicen sin fines de…,
juntas de vecinos, centros de madres,
colectivos de poesía.
Siempre desconfié de la televisión y ella desconfió de mí.
Individuos del mundo uníos contra toda unión.
Crédito de la imagen destacada: Ediciones Filacteria