El filme codirigido por Teresa Arredondo y Carlos Vásquez Méndez expone a partir de declaraciones judiciales, el crimen cometido por la policía contra 19 trabajadores de la Octava Región, solo días después del Golpe de Estado. Luego de 40 años, uno de los policías involucrados rompió el pacto de silencio y reveló la presunta relación del holding CMPC con este hecho de sangre de connotaciones políticas. La polémica obra de no ficción se estrena el próximo jueves 7 de noviembre en las salas del país.
Por Cine y Literatura
Publicado el 20.10.2019
A 46 años de la matanza de Laja y San Rosendo se estrena comercialmente este 7 de noviembre en cines el premiado largometraje documental Las cruces dirigido por Teresa Arredondo y Carlos Vásquez Méndez, producido por Claudio Leiva Araos (Nada pertenece a la memoria, Demoliendo el muro) y Patricio Muñoz G. (nadasimple todosimple), que nos narra con un tono sobrio y una mirada inquebrantable: “una masacre patrocinada por el Estado, tiempo durante el cual ha sido preciso vencer el miedo, adentrarse en el laberinto del silencio, ver a los magistrados declararse incompetentes y a los tribunales sobreseer la causa para volver a abrirla. Romper el mutismo cómplice y derribar las poderosas barreras impuestas a la verdad”, de acuerdo a sus realizadores.
El documental Las cruces nos narra los hechos ocurridos en septiembre de 1973, días después del Golpe Militar, cuando 19 trabajadores fueron arrestados y llevados a la estación de policía de Laja. Después de ser detenidos 5 días, desaparecieron. La policía les dijo a sus familiares que fueron trasladados a un regimiento militar en la ciudad de Los Ángeles, pero no los encontraron allí. Buscaron durante 6 años hasta que sus restos aparecieron en el cementerio de Yumbel. Nadie dijo nada sobre su muerte y no hubo explicación sobre cómo llegaron allí.
Casi 40 años después de la masacre, uno de los policías involucrados, que hasta ahora había negado cualquier participación en estos asesinatos, rompió el pacto de silencio que habían hecho la noche de la matanza y se reabrió el caso. De esta manera se sabe que la noche del 18 de septiembre de 1973, los 19 trabajadores fueron asesinados en un bosque cerca de la ciudad de Laja, y que la Compañía de Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) tuvo relación con esas muertes.
Poco a poco, los policías dieron su testimonio, el cual ayudó a reconstruir los detalles de los días en que los trabajadores fueron capturados, encarcelados, torturados y la noche en que fueron asesinados por la espalda. A pesar de las confesiones y los resultados de la investigación, la justicia no ha tomado ninguna medida contra el holding CMPC, que todavía opera en Laja, y todos los oficiales involucrados en los asesinatos esa noche están libres después de pagar una fianza muy baja. Hoy, el caso sigue abierto a la espera de saber quiénes serán condenados.
El documental fue estrenado en FID Marsella en julio de 2018, donde obtuvo la Mención Especial del Jurado. Desde esa fecha hasta ahora ha realizado un exitoso circuito por festivales nacionales e internacionales
“El público se va a encontrar con una película que intenta mantener la memoria histórica viva”
En el año 2011 los realizadores se interesaron sobre este caso.
“Desde el comienzo nos llamó la atención que la masacre fue dirigida por carabineros, no por el ejército. Muchos de los policías que ejecutaron a los obreros, los conocían. Después de 40 años uno de los policías rompió el pacto de silencio y hoy el juicio sigue abierto. Nos llamó la atención que ‘La Papelera’ (CMPC), como se conocía en ese momento, que era una empresa privada, participó en la masacre y colaboró logísticamente, en la detención de sus trabajadores. Entonces, el momento decisivo fue cuando conocimos a los familiares de las víctimas y nos dimos cuenta de que tantos años después, con todas las declaraciones realizadas, todavía están tratando de obtener justicia. Nuestra primera razón fue por intentar mantener la memoria viva. De alguna manera pensamos que existía la posibilidad de que la memoria de los familiares pasara también a ser parte de una memoria colectiva, que esa memoria sea parte también de todo aquel que vea la película. Lo contrario al olvido no es necesariamente el recuerdo, sino es el respeto, acercamiento, entendimiento, acompañamiento y acuerdo”, señala Teresa Arredondo.
La directora agrega: “El público se va a encontrar con una película que, a través de una investigación seria, intenta mantener la memoria histórica viva, más allá de las ideologías. Cualquier sistema moral y político debe prevenir la recurrencia de genocidios. Nuestra película apunta modestamente a abordar esta tarea documentando esta historia, haciéndola viva y presente, ofreciendo la interpretación de una historia aterradora al tiempo que intenta devolver un paisaje a sus habitantes”.
Para Arredondo, el documental tiene un factor importante: “la película es una película sobe el presente, aborda una historia que aún resuena en el paisaje circundante a Laja y a San Rosendo, un paisaje despojado de toda inocencia. Los familiares padecen aún las consecuencias de todo lo sucedido y llevan esa cruz encima, un estigma. Nuestra intención fue registrar el eco de aquellos sucesos en el presente, para eso es necesario permitirle al espectador ver en profundidad, oír con atención y el tiempo es muy importante si quieres hacer una película abierta, donde el espectador es invitado a completar con su propia lectura de los elementos que se despliegan en la sala”.
“No estamos seguros de que haya un mensaje en Las cruces, quizás muchas preguntas, algunas reflexiones no concluyentes, pero algo que no deja de sorprendernos cada vez que la vemos es constatar lo que decía Hannah Arendt, la banalidad del mal en contextos de totalitarismo es una realidad. El caso Laja ha sido, durante muchos años, un caso de derechos humanos de alto impacto en Chile. También es uno de los pocos casos que vincula claramente una empresa privada en crímenes de lesa humanidad”, enfatiza Arredondo.
«El equipo de rodaje sufrió algunos hostigamientos de parte de la CMPC»
Para el productor Claudio Leiva Araos, uno de los desafíos fue filmar el documental completamente en 16 mm.
“Hubo que traer la película desde México, y después volver a revelar allá. Filmamos muy poco, solo 240 minutos, se filmaba normalmente media jornada, el resto del tiempo grabó a los habitantes de Laja y de San Rosendo en un estudio de sonido improvisado leyendo las confesiones de los carabineros y algunos informes de las exhumaciones. Esto fue lo más difícil del rodaje. Desde el comienzo sabíamos que serían lugareños de Laja y San Rosendo quienes harían las lecturas. Pero no incluiríamos a familiares directos de las víctimas en esas sesiones de lectura. Fue difícil encontrar personas que pusieran sus voces para el filme. Si bien ellos están interesados en el tema, la mayoría aún tiene miedo de hablar y tomar una posición. Toda la economía del área, está respaldada por la CMPC. El equipo de rodaje sufrió algunos hostigamientos de parte de la empresa. Lo que se lee es brutal, que estas personas hayan accedido a colaborar en este proyecto para darle vida a ese archivo judicial frío y técnico fue un gesto del que estaremos eternamente agradecidos, ya que constatamos en ese ejercicio como estos hechos afectan profundamente a la comunidad de Laja y San Rosendo en el presente, fueron muy valientes”.
Y agrega: “A partir de los testimonios de los policías, sabemos que la CMPC fue cómplice de aquellos crímenes. Pero este caso lleva tanto tiempo sin resolver que uno se pregunta; ¿por qué nadie quiere abrir la caja de Pandora?: que no es otra cosa que reconocer la participación de empresarios en los crímenes de la Dictadura (1973 – 1990). Resultan insostenibles los argumentos de quienes afirman desconocer la violación de los derechos humanos desde los comienzos de la Dictadura. Creo que el rol que cumple la memoria histórica es fundamental en la construcción del espacio de común, y su permanencia, es condición fundamental para la experiencia del ejercicio político, dada la fragilidad a la que hoy estamos sometidos con la experiencia social contemporánea».
«En este caso en particular, los verdaderos instigadores y cómplices de este crimen aún están libres. Siguen acumulando poder, por tanto, en este contexto moral, hablar de reconciliación desde ciertos sectores políticos y económicos, es inmoral. Ya sabemos que muchas veces, los principios morales como la justicia o la verdad están al servicio del poder, pero es tiempo de cambiar los paradigmas, porque sin justicia verdadera es imposible que haya perdón”, complementa Leiva.
El documental Las cruces se estrenara comercialmente el próximo jueves 7 de noviembre, gracias a la convocatoria pública de ‘Estrenos chilenos en red’ organizado por la Red de Salas de Cine de Chile, la cual contempla exhibiciones en las ciudades de Santiago, Valparaíso, Constitución, Chillán, Valdivia y Puerto Varas.
Tráiler:
Imagen destacada: Un fotograma del documental Las cruces (2018).