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“Las horas más oscuras”, una épica de sangre, sudor y lágrimas

El largometraje de Joe Wright, conocido por “Expiación” y su particular versión de “Anna Karenina” -ambas protagonizadas por la actriz Keira Knightley- viene a sumarse a una suerte de singular revisión audiovisual inglesa, en torno a los albores de la Segunda Guerra Mundial para Gran Bretaña, refrendada por el cercano estreno de “Dunkerque”, de Christopher Nolan. Inspirado en el primer mes de gobierno del Reino Unido, a cargo del histórico Primer Ministro conservador Winston Churchill, el presente filme se encuentra nominado a seis premios Oscar.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 24.1.2018

“Me condujeron en seguida ante el rey. Su majestad me recibió con amabilidad y me pidió que tomara asiento. Me observó inquisitiva y socarronamente durante unos momentos y me dijo: ‘Supongo que no sabe para qué lo he hecho venir’. Siguiéndole el juego le respondí: ‘Señor, no acierto a imaginarlo’. Riendo, me dijo: ‘Quiero pedirle que forme gobierno’. Le dije que así lo haría, sin duda”.
Winston S. Churchill, en La segunda guerra mundial

Los filmes del realizador británico Joe Wright (Londres, 1972) equivalen por lo general a la manifestación de una cuidada y muy pensada producción simbólica de índole cinematográfica: lente, fotografía, dirección de arte, diseño de vestuario, actuaciones y maquillaje, concatenan esfuerzos a fin de concebir títulos con una impresionante factura técnica, como el que analizamos en estas líneas. Una obra que, además, ha sido nominada a seis premios de la Academia, y donde sobresale la candidatura del intérprete inglés Gary Oldman (quien encarna en esta ocasión a Winston Churchill), en la lista final para obtener el cetro de mejor actor principal.

Situada por completo su acción diegética durante el mes de mayo de 1940, la estética del filme sigue los parámetros de una crónica periodística (como en “Expiación”, de 2007, el hecho del ejercicio de la escritura mecanografiada, también significa la reflexión temporal y espacial por la cual transcurren los sentimientos, las emociones y la vía que testifica la próxima sucesión de los clímax y de los desenlaces narrativos propios de la trama). En efecto, la idea de entregarle importancia simbólica al acto de apretar una tecla y reproducir una palabra encima de una hoja, lo justifica aquí el argumento con la presencia del personaje de la ficticia secretaria Elizabeth Layton (interpretada por Lily James), y quien registra y transcribe los discursos, cartas, proclamas y telegramas dictados por el Primer Ministro en su labor pública y gubernativa, durante esos días trascendentales.

En la recreación de ese período crucial para la historia del Reino Unido y de la Europa occidental (10 de mayo de 1940, hasta la entrada en vigor del Plan Dínamo para evacuar valiéndose de embarcaciones civiles a los derrotados soldados británicos desde las playas de Dunkerque, y el famoso discurso pronunciado por Chuchill al Parlamento inglés el 4 de junio de ese año, donde dice: “Llegaremos hasta el final, lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con confianza creciente y fuerza creciente en el aire, defenderemos nuestra isla, al precio que sea, lucharemos en las playas…”, marcando un punto de inflexión en la actitud de Gran Bretaña hacia la Alemania nacionalsocialista), el director Joe Wright hace gala de una retórica audiovisual intimista (a través de la cámara se aprecian las vacilaciones y la vida familiar del Primer Ministro), y de un conjunto de planeos aéreos que insertan al hombre maduro, en la tradicional residencia del 10 de Downing Street, mientras siente el peso de la conflagración que comienza y de las difíciles e impopulares decisiones que debe adoptar, en un paralelo prodigioso, y también en “picado”, con secuencias que grafican la resistencia desesperada de la guarnición Aliada de Calais, en inferioridad numérica frente a las tropas germanas y a la Luftwaffe (la aviación del Tercer Reich).

Esos atributos técnicos y artísticos hacen que “Las horas más oscuras” (“Darkest Hour”, 2017) dispute, asimismo, el Oscar destinado a la mejor película del año pasado. La fotografía, por su parte, referencia a los retratistas y paisajistas de la “Escuela inglesa de pintura” (románticos y victorianos), como Joseph Mallord William Turner, por ejemplo, cuando la cámara se detiene y enfoca las penumbras, las luces y las privacidades de esos salones que reúnen las especulaciones políticas y cotidianas del poder británico, y a los personajes que llevarán a cabo sus belicosas acciones en nombre del imperio ultramarino, los lores, y de los anónimos ciudadanos del reino.

Montaje y guión (escrito por Anthony McCarten) siguen los propósitos de condensar ese magma histórico con fiel precisión (que se extiende por el transcurso de un mes) en el microcosmos bullente de un experimentado Winston Churchill (con su cuestionado pasado político a cuestas), y de los seres que le rodeaban en el instante monográfico que inspira la trama del largometraje: su esposa (interpretada por la actriz Kristin Scott Thomas), su probable secretaria personal (el ya mencionado papel a cargo de Lily James), el rey Jorge VI, el ex primer ministro Neville Chamberlain, y su mano derecha, el vizconde Halifax (abordado por el actor Stephen Dillane).

“Las horas más oscuras” es un filme que sin la participación protagónica de Gary Oldman, perdería bastante. La actuación de este intérprete inglés acostumbrado a abordar roles un tanto secundarios, cumple aquí con la actuación de su carrera, y que probablemente debido a la deserción obligada de James Franco en la contienda, a causa de las acusaciones por abuso sexual que le han implicado últimamente, entregue al sensacional trabajo del artista británico, la estatuilla respectiva (y merecida, por lo demás).

La altura dramática obtenida por el papel de Oldman es irrefutable. Sus gestos, la postura corporal que adopta, su acento y modo de hablar, el estilo y la disposición ocupadas a fin de movilizarse, el uso del bastón, la labor del maquillaje y la peluquería respectiva (categorías que también corren por un galardón de la Academia), la mirada, la oratoria, el mal genio célebre del personaje, se evidencian como los comportamientos particulares de Churchill de acuerdo al material de archivo y a los registros de época disponibles. Los resultados son sorprendentes y reveladores en lo referente a la capacidad interpretativa del nominado para la máxima estatuilla a la que puede aspirar un actor de habla inglesa.

Junto con “Expiación” (2007), del mismo Wright, “El discurso del rey” (2010), de Tom Hooper y “Dunkerque” (2017), de Christopher Nolan, “Las horas más oscuras” viene a conformar una especie de tetralogía de origen británico, dirigida al análisis audiovisual y cinematográfico en torno a los episodios propios de los inicios de la Segunda Guerra Mundial para la historia del Reino Unido, que dotada de variados aciertos fílmicos y artísticos, se erige como un crédito indispensable a propósito de situar la figura de Winston Churchill y al nombre del rey Jorge VI, con el fin de salvaguardar el poderío de la corona inglesa, ante la amenaza que representó para ésta la Alemania nazi y su posteriormente vencido líder, Adolf Hitler.

 

La interpretación del actor Gary Oldman como Winston Churchill, se encuentra nominada para competir por un Oscar, al mejor rol protagónico de la temporada 2017

 

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