Desde todo punto de vista, la capital de Cuba es una ciudad que merece ser visitada: está llena de historia (nació a la vida en 1519), es rica en expresiones culturales, su gente es agradable y entrega la sensación de que es una urbe en permanente (aunque de manera silenciosa) lento proceso de transición.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 8.6.2019
La semana pasada estuve en La Habana, la ciudad de luz, palmeras y mar. Como sabemos este año se celebran los 500 años de la fundación de la localidad, la cual fue establecida en 1519 por un grupo de españoles capitaneados por el toledano Juan de Rojas Manrique, emparentado con el rey Fernando el Católico: una urbe que conserva ese sabor colonial, especialmente en su casco viejo.
A pesar de la pobreza y el abandono que acusa la ciudad en muchas de sus áreas, la zona resguarda el sabor de sus raíces más variadas y profundas; La Habana mantiene sus perfiles africanos, chinos y españoles por todas partes, pero particularmente en sus expresiones culturales, en especial a través de su música y de sus bailes; pero también en la arquitectura, la pintura y su literatura.
Pese a las crecientes restricciones de la administración Trump, La Habana está llena de turistas estadounidenses que han encontrado en la ciudad un nuevo paraíso que los acoge con los brazos abiertos, en busca de hacerse de dólares pero también de aliados que en algún momento pongan presión al gobierno para que continúe el proceso de normalización de las relaciones iniciado por Obama.
Los turistas estadounidenses han descubierto que el gobierno cubano no les pone ningún tipo de restricción a su movilidad en la isla y cualquier persona que la visite puede ir a donde sea, sabiéndose más o menos seguro.
¿Qué ver? ¿Qué lugares visitar en La Habana? Sus barrios ofrecen desde museos hasta vida nocturna, pasando por variadas galerías y exposiciones de pintura, además de edificios coloniales y lugares de interés turístico como la plaza de la revolución, el mirto, el pueblo de regla, el malecón (sobre todo de noche), teatro, música y danza.
Si uno se queda en un hotel y contrata los servicios de paquetes turísticos, el visitante encontrará que La Habana no es una zona barata, pero se puede optar por quedarse en una casa particular y esto permite un ahorro significativo; dinero que se puede usar para visitar algunos lugares como el Buena Vista Social Club que cuesta 50 dólares, cena incluida.
Los taxis pueden costar 20 dólares por hora, algunos se pueden conseguir por US$100 para visitar diversos sitios turísticos. El bus turístico cuesta 10 CUC (moneda local de intercambio con otras divisas como el dólar o el euro) y un CUC equivale a 87 centavos de dólar estadounidense. Mi sugerencia es que el visitante camine; la ciudad se le da bien al caminante, y este año he visto un mayor uso de bicicletas, y también pueden usarse los autobuses que son extremadamente baratos.
Desde todo punto de vista, La Habana es una ciudad que merece ser visitada; está llena de historia, es rica en expresiones culturales, su gente es agradable y me parece que es una urbe que se encuentra (de manera silenciosa) en un proceso lento de transición.
Ojalá y los lectores de Cine y Literatura se animen a hacer un viaje a ese lugar paradisíaco.
Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: El Paseo del Prado, una de las avenidas más importantes de La Habana, por Shutterstock.