Otro regalo para el joven y entusiasta Diario «Cine y Literatura»: La admirada inventora de la generación de los ’80, hace llegar a esta Redacción parte de sus versos, publicados hará algunas semanas en el volumen «Obra reunida» (Editorial Cuarto Propio, 2017). Reconocida con importantes premios, así como con varias becas de creación, los libros de la destacada autora nacional han sido divulgados masivamente en grandes ciudades del tipo de Buenos Aires, Nueva York, Madrid, y ahora, también, le han traducido al finés. Ha declamado, igualmente, sus hermosas oraciones líricas, en lecturas efectuadas sobre diversas urbes del país, la Argentina, los Estados Unidos, y en la península ibérica, y por si esto ya fuera poco, el total de su bibliografía engrosa las páginas de numerosas antologías de poesía chilena e hispanoamericana, aquí, y en las vitrinas del ancho mundo.
Por Marina Arrate Palma
Publicado el 24.10.2017
Satén (fragmento)
1.
Destellos en el bosque.
Fulgores rojos son.
Un fulgor rojo. Un rayo furtivo estremeciendo la arboleda.
Sedoso y brillante. Satén es enervando las agujas del vasto pinar.
Satén que mancilla carmín entre la hierba y sobre el musgo.
Prendido carmín ardiendo en el hueco de las hiedras.
Carampangue carmesí de satinada sangre tersando la piel
de raso. La piel que roza, riza y ora acariciando con su cola
de murta la esmeralda, el centelleo del follaje verde que
azota el viento a golpes, al borde de la ele azul de los abismos
aquí al principio de este valle.
Satén es de sangre y lustroso y de traicionero terciopelo el
tejido de las figuras que ahora llamean al sol como la luz de
los cuchillos.
Bajo el esplendor aterradas en los filos que corta el haz
figurando cavidades santas entre las redes rumorosas del bosque.
Qué silencio.
De verde firmamento o campana interior.
Aguza la mujer su oído en el asombro. Flama es el vestido que la cubre,
de incendio la falda pasmosa.
En el lamé se raja lo húmedo, puro hechizo del reflejo,
alterando a sangre la virginidad verde del bosque. En el verde
se rasga el lamé, produciendo llamaradas azules en su espejo.
En el símil, erizamiento de una tapicería milenaria y
radiante:
babas largas de un sileno, Belcebú, se arrastran y las bífidas
corrientes
lenguaraces de una turba agitada de enroscadas serpientes
ay, los ojos leontinos y egipcios de garzas y lechuzas hieráticas.
Todo es terciopelo.
La sinuosa cabellera de una mujer antigua
la seda negra de una mariposa vibrante
los músculos sagrados de las panteras nocturnas.
Irisados volcanes tornean sus esputos a los lejos
a lo lejos
como grandes y enormes colas de cometa.
De sangre y de oro
la bella en su memoria.
2.
– Un jaguar blanco, un jaguar negro – murmura.
Yo le digo:
– Silabea, santona espesa, que el largo cuello de tus cisnes
ya tiembla, aleteando, en el ocaso de tu estampa.
– Un jaguar blanco, un jaguar negro yo
santona vieja, santona ciega de la arboleda prorrumpo y la
tela de mi vestido se pliega a mí como arpa y como arpía.
– Como arpa y como arpía se pliega a ti tu manto santona y
eres ardiente como mana y totémica.
– Totémico es el manto que me envuelve y los agudos pinos
tiemblan en su nombre. Yo, la vidente de ojos huecos y
negros señalo
el bruñido satén de las moradas de tu especie
el satén de las columnas de tus imágenes de lujuria
venero y conflagración de tus ancestros.
Una jaguar blanco, un jaguar negro musito yo la señora del
sopor de los cuerpos del bosque emano.
Hacia ti me dirijo ciega. Para que veas en el hueco negro de
mis ojos a la danzadora y tú, apenas nombre, ingreses. A su
baile radiante. Hazte pura en la presencia de los pasos que
ya avizora el temblor de los pinos: la piel de un jaguar ronda
en la espesura. Su ciervo espera con sus orejas prestas,
sensible y nervioso.
Ah, la niebla helada que asciende por los bosques.
Rock Woman
1.
Su sonido emerge
en plena oscuridad.
Don’t rush at me, ruge,
oh, please, baby, baby,
no te abalances
sobre mí.
Una luz amarilla, diagonal,
alumbra una niebla cobriza
y vacilante.
Tiene la melena fucsia
esparcida en el aire
los brazos desnudos
teñidos de violeta
y entre el vaho
la guitarra eléctrica
presiona
con dedos enguantados.
I’m the rock woman, canta dulcemente.
Mi centro total
reverbera
en lo desnudo de esta noche.
Mi llama central.
Oh, boy, you’re walking in the night.
Oh, boy, boy, tell it
to my heart,
tell it: You’re my only one.
2.
Cuarenta reflectores alumbran sus espasmos
tres bateristas
baten el vientre de sus tambores.
Su cabeza es matizada y ella canta:
You’re nude in the night street
I’m nude in complete darkness
Oh, you’re fool, boy,
Don’t look at me trough the window
Look at me
frente a frente.
This is the night, the unic night.
Listen to me.
3.
I’ve drank in the long islands of richness.
Look at my hear,
mi flameante pelvis,
las ondas lentas de mi vientre liso,
el hondo canto de mi canto oscuro.
You´re dreaming in a sexy way
But I’m the sexy way.
Oh, boy,
The light of foolness
involve the grace of my dress.
Ven, espléndido,
a tomar la locura de mi boca.
Yo extenderé mi mano hacia ti
y acariciaré tu cabeza
y besaré tu mejilla
y te diré: Hermano, lover, brother,
y ya seremos
únicos y perfectos.
Oh, boy,
You’re loving the light of heart.
4.
I will answer to you
rock woman
in your own language:
Invítame.
Porque
aún cuando cantes para otro
y no para mí,
yo volveré el rostro hacia ti
con mis cejas pintadas
sobre mis ojos egipcios
y mientras cantas
I have found my complete centre
ascenderé a ti
ardiente y fastuosa
y mientras susurras
You’re loving me
In a sexy way
y musitas
You´re my lucky star
junto a ti apareceré
brillante y
espléndida y
rutilante
y mientras culminas
I will love you for the rest of my days
plena, precisa y pausada
procederé a iniciar
la ceremonia
de mi propia coronación.
Imagen destacada: El actor estadounidense Andrew McCarthy, en una escena del filme «Cosas que nunca te dije» (1996), de la cineasta española Isabel Coixet