«Los detectives salvajes», de Roberto Bolaño: Una novela sobre la existencia y el poder político

No faltaría a la verdad si digo que, en el fondo, la presente obra es la historia de cómo los sueños y los ideales de juventud casi siempre terminan por claudicar ante las dificultades de la vida: la gente, en su mayoría, resulta asimilada por el sistema, y no por algo uno de los lugares recurrentes en esta ficción literaria es la calle de Bucareli, vía en la cual se ubica la Secretaria de Gobernación de México, y donde se decide mucho del acontecer político de aquel país.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 2.4.2018

El ya desaparecido escritor chileno Roberto Bolaño (1953 – 2003), merece la pena de ser leído por muy variadas razones; entre otras porque escribe magistral, porque es divertido, porque los títulos de sus obras intrigan, porque a sus obras no les es ajena la picardía, porque sabe muchísimo de literatura, porque sus textos son un reto para el lector.

Bolaño debo advertirlo desde el principio no es un escritor fácil, algunas veces hasta parece un escritor erudito, un escritor que escribe para otros escritores, pero si se le tiene paciencia y si se es persistente, es decir si no se es un lector flojo, al final leerlo resultará un placer.

Recientemente he leído un par de libros de él, uno de ellos Una estrella distante (1996) sobre la poesía en Chile, en particular un poeta raro, hombre extraño que además de ser un poeta sui generis también fue piloto en los tiempos de la dictadura militar y carga sobre sus espaldas más de alguna muerte y es asesinado en Cataluña.

Pero la novela que quiero comentar hoy es Los detectives salvajes (Vintage en español, mayo 2017, Nueva York, y publicada inicialmente en 1998); esta novela se centra en dos escritores muy particulares, Arturo Belano un joven poeta chileno (no podría faltar el toque de lo chileno, ¡claro!) radicado en México que hace mancuerna con el también poeta Ulises Lima de nacionalidad mexicana; ambos son los editores de la revista “Realismo visceral” que agrupa a jóvenes poetas que están en contra del status quo y casi en contra de todo.

La novela arranca el 2 de noviembre de 1975 en la Ciudad de México. Alrededor de Lima y de Belano transcurre el argumento que va desde la ciudad de México a otras ciudades como Barcelona, París, y países como Alemania, Argentina, Uruguay, Perú, Chile e Israel. La obra, además, se extiende en el tiempo hasta la primera década de 2000.

Esta novela narra las envidias, las penurias, las luchas de los aprendices de poetas que han llegado cargados de esperanzas y de pobreza a ciudades como Barcelona, México o París, esperando que estas ciudades los catapulten a la fama. En sus páginas, la novela da cuenta, con mucha ironía, de las múltiples intrigas que acontecen en el mundo de los escritores, en especial de los poetas y cómo la literatura se mueve y se produce a través de tribus antagónicas; por citar un ejemplo de México, la gente que adula a Octavio Paz y que se mueve en torno a su revista “Plural” en contraposición a quienes lo odian y que tienen otros vehículos de expresión. La novela no ignora, por supuesto, los demonios a los que sirven los escritores, sus pasiones, manías y perversiones.

Como era de esperar en Bolaño, esta ficción no está exenta de un alto grado de erudición en torno al gran número de escritores a los que se hace referencia en sus páginas, escritores de todo el orbe; es impresionante lo que Bolaño sabe de literatura y al mismo tiempo asistimos a las vicisitudes por las que discurren los protagonistas hasta dar con Cesárea Tinajero, una escritora marginal que vive refundida y sin escribir en el estado de Sonora y cuyo único poema visual ha dado origen al movimiento “Realismo visceral”.

Este movimiento, como movimiento poético que se precie de serlo se organiza en torno a la revista del mismo nombre, y aunque nunca veamos la producción real de estos poetas somos testigos de las disputas, envidias y mala saña de unos contra los otros, hasta el absurdo de atestiguar un duelo con espadas en una playa de Cataluña entre Bolaño y un editor español.

La novela está estructurada en tres partes, en la primera y en la última se cuenta la vida literaria en la ciudad de México en los años setenta y termina con el descubrimiento de Cesárea Tinajero. La segunda parte, y más larga, la forman las opiniones de quienes conocieron a los dos protagonistas; las versiones de estos testigos no son siempre coincidentes y muchas veces son contradictorias y hasta antagónicas, y en muchos casos, estas opiniones destilan hiel.

No faltaría a la verdad si digo que, en el fondo, la novela es la historia de cómo los sueños y los ideales de juventud casi siempre terminan por claudicar ante las dificultades de la vida y la gente, en su mayoría, es asimilada por el sistema, no por algo uno de los lugares recurrentes en la novela es la calle de Bucareli, donde está la Secretaria de Gobernación de México, donde se decide mucho del acontecer político de aquel país.

En el caso de los dos protagonistas si bien no son asimilados por el sistema, se manifiestan como un fracaso como editores y como poetas y no concretizan sus planes de formar un grupo en torno a la revista, aunque al menos terminan encontrando a la mujer que inspiró todo este movimiento que terminó, como muchas cosas, por frustrarse.

Más de alguno podría calificar esta novela como “posmoderna” y puede que lo sea, lo cierto es que en el fondo el texto termina por revelarnos que el mundo literario es un mundo sombrío y descorazonador, un mundo donde muy pocos triunfan y muchos en realidad viven en la marginalidad como eternos aspirantes al éxito; por ello mismo esta novela está llena de desesperanza, de fracasos, y hasta de sinsentidos.

Ahora que he terminado de escribir estas líneas que ojalá sirvan para motivar la lectura de Roberto Bolaño, estoy a punto de empezar el libro Putas asesinas (2001), cuyo título es ya una promesa, especialmente en tiempos de Donald Trump.

 

«Los detectives salvajes», en la edición castellana de Vintage (Nueva York, 2017)

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

Crédito de la imagen destacada: Foto de archivo de Elpais.com, y autoría de M. Urbano