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«Maléfica», de Robert Stromberg: En la búsqueda de comprender las razones y la utilidad del mal

Esta película de fantasía de la factoría Disney está inspirada en el cuento de hadas clásico La bella durmiente recogido por Charles Perrault y los Hermanos Grimm. El realizador la dirige a partir del brillante guión de Linda Woolverton. Encabezan el reparto Angeline Jolie, que está genial como la protagonista, Sam Riley que es el cuervo-hombre Diaval, Elle Fanning que encarna a Aurora y Sharito Copley quien es el Rey Stefan. El filme tiene una buena fotografía y excelentes efectos especiales que ayudan a transmitir la magia de la historia que se nos narra. Se trata de una original e inteligente revisión del cuento en el que la hada “mala” es ahora el centro del interés. La fábula enseña la importancia de mantener la magia de la infancia en la vida adulta, el valor-poder del amor y es sobre todo una reflexión en torno a la naturaleza de la maldad.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 19.10.2018

 

Dos reinos-mundos separados

Lo que es mágico para nuestra razón finita es la lógica del infinito
Sri Aurobindo

¿Y si durmieses y al dormir soñases?
¿Y si en tus sueños subieses al cielo y allí arrancases una extraña y bella flor?
¿Y si al despertar tuvieras la flor en la mano?
Entonces, ¿qué?
Deepak Chopra

Como se trata de un cuento de hadas, la historia empieza con el tradicional “había una vez”. Y lo hace en la voz de Aurora, voz que nos irá narrando la fábula; sin duda como modo de expresar que está narrada y focalizada en la feminidad. Feminidad muy maltratada en nosotros los humanos y en nuestro limitado-limitador mundo “real”. Nos cuenta la existencia de dos reinos vecinos en total desacuerdo a los que se dice que sólo podrá unir un gran héroe o un terrible villano. En uno habitan los hombres gobernados por un rey codicioso y egoísta, personas que envidian la riqueza y la belleza de sus vecinos. En el otro reino llamado El Páramo viven todo tipo de criaturas extrañas y maravillosas que creen no necesitar rey ni reina. Este se nos presenta como un mundo diverso, rico, bello, un mundo en el que todos confían en los otros, un mundo en donde habita la magia y la alegría de vivir.

El planteamiento del cuento de los dos reinos separados es recurrente en muchas narraciones fantásticas. Entiendo que el Páramo simboliza la infinita riqueza del mundo mágico, del mundo de todas las posibilidades, del mundo del pensamiento y el corazón libres, del mundo del juego, del mundo de la felicidad… del mundo de la infancia de todos los humanos. Pero la mayoría de los humanos conforme “crecen” (algunos demasiado pronto por las circunstancias familiares-sociales en las que viven) llegan a creer que ese mundo no existió, ni existe, ni existirá; lo consideran como un ideal inalcanzable que hay que dejar de lado o incluso menospreciar. Desafortunadamente demasiada gente cree que no todo es posible, esas personas tienden a arrinconar al niño que son siempre para adoptar la actitud de cortar las alas a sí mismos y a todos con su “realismo” limitador. Así, en vez de entender la vida como un juego y dejarse llevar por el libre y activamente en todos sus matices, prefieren controlar, acotar y dominar todo lo que existe en una lucha sin fin apartando-matando ese rico mundo de sus “vidas”.

La historia empieza con la niña hada Maléfica feliz e inocente volando libre en armonía con todos y con todo en el mundo mágico del Páramo. Stefan, un niño humano de condición humilde, ha entrado allí para robar y ella le hace devolver la joya sustraída. Hablan, descubren que ambos son huérfanos; al despedirse se dan la mano y ella la aparta con dolor porque a las hadas les quema el hierro (el anillo de Stefan es de ese material), el chico le pide perdón y lanza el anillo volviéndole a dar la mano. Ese acto de desprendimiento conmueve a Maléfica.

Se ven más veces y se hacen amigos, juegan juntos en el Páramo. La voz narradora nos cuenta: “Parecía que habían olvidado el viejo odio entre humanos y hadas. Como a veces sucede, la amistad se convirtió lentamente en algo más… Cuando Maléfica cumplió dieciséis años Stefan le regaló un beso, que él dijo que era de amor pero no era cierto. Al pasar los años la ambición del chico le fue alejando de Maléfica. Mientras, ella se preguntaba dónde estaría Stefan. Como hada no podía comprender la codicia y ambición humanas; pero la iba a conocer…”

 

La actriz Elle Fanning en una escena de «Maléfica» (2014)

 

Conociendo-vivenciando el mal

«Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no conoce, no puede hacer… Pero quien observa y comprende también ama. Cuanto mayor es el conocimiento, más grande es el amor».
Teofrasto Paracelso

«El mal nos obliga a tocar con la mano nuestra precariedad y fragilidad. El mal nos cura de toda superficialidad y sentido de autosuficiencia, nos da el impulso para realizar nuestro salto personal en la vida».
Raimon Panikkar

Maléfica era la más fuerte de las hadas, al crecer se convirtió en la poderosa protectora del Páramo. El rey humano supo de un nuevo gran poder en el reino vecino y se propuso derribarlo, él siempre quiso dominar el Páramo y apropiarse de sus tesoros. Acude con su ejército y Maléfica le ordena que se vayan, pero el rey no acata órdenes. Luchan los seres del Páramo con los humanos, la hada hiere al rey quien derrotado regresa con sus hombres a su castillo.

El rey, herido de muerte, dice a los suyos (Stefan también) que elegirá como sucesor a quien cuide a su hija y sea capaz de vengarlo asesinando a Maléfica.

Stefan va a hablar con la hada para advertirle que quieren asesinarle por orden del rey, que confíe en él. Maléfica le perdona su alejamiento, todo parece ser como hace tiempo fue. Pero el humano le da una bebida somnífera con intención de matarla, aunque cuando se queda dormida no puede hacerlo. Así, decide cortarle las alas para entregárselas al rey como prueba de su muerte.

Ella, al despertar llora desconsoladamente. Libera un cuervo capturado por un campesino, cuervo al que convierte en humano y que se presenta como Diaval; Maléfica lo necesita, quiere que sea sus nuevas alas.

Gracias a las alas robadas, Stefan es rey. La hada al saberlo encoleriza. Maléfica ha cambiado, vemos como los seres del Páramo tienen que inclinarse ante ella, su rabia le hace ser como los humanos.

Nace Aurora, hija del rey Stefan. El día de su celebración acuden todo tipo de seres. Aparece Maléfica, aunque no la han invitado, con su “regalo”: “Aurora crecerá con belleza y gracia amada por aquel que la conozca, pero al cumplir dieciséis años antes de que se oculte el sol se pinchará un dedo con la aguja de una rueca y caerá en un sueño de muerte del que nunca despertará”. El rey le ruega arrodillándose que no lo haga, vemos como a la hada le gusta que se someta y complacida cambia su conjuro: “la princesa podrá despertarse de su sueño mortal solo mediante un beso de amor. Esta maldición durará hasta el fin de los tiempos. Ningún poder en la Tierra podrá cambiarla”.

Stefan ordena quemar o romper todas las ruecas del reino. Y Aurora es confiada en secreto a tres hadas que la llevan a una cabaña en el bosque hasta que cumpla los dieciséis años. El rey está fuera de sí y se encierra en las paredes de su castillo mientas los soldados buscan atrapar a Maléfica. Pero ella construye sus propias paredes mágicas (zarzas espinosas) para que el Páramo nunca más sufra la intromisión de un ser humano. Maléfica se deleita al ver la amargura que su maldición causa en Stefan.

La traición de Stefan (el mal de la codicia humana que él encarna), es el veneno que transforma a la inocente y amorosa Maléfica en malvada con sed de venganza; pero eso cambiará gracias a Aurora.

 

Angelina Jolie en «Maléfica»

 

Aurora, la belleza del amor humano

Las tres hadas convertidas en campesinas conviven con la hija del rey. Maléfica y Diaval vigilan los alrededores de su cabaña. Como las hadas no saben cuidar niñas, es Diaval quien la alimenta por la noche. Y cuando ya camina Maléfica la salva con su magia de una caída. En una ocasión Aurora se acerca al hada y se le abraza a pesar de que ella intenta alejarla. La levanta, se miran, le toca los cuernos…

Maléfica con el paso del tiempo va queriendo a la dulce Aurora quien ya adolescente desea conocer lo que existe tras el muro de espinas. Una noche la hada la lleva flotando dormida al Páramo. Se despierta allí muy feliz al ver la belleza del lugar con sus seres mágicos; Maléfica la contempla como siempre escondida. Aurora se da cuenta de que está allí, le dice que no tenga miedo, que sabe que es su hada madrina: “siempre supe que estabas cerca, tu sombra me sigue desde que era pequeña” y al ver a cuervo le comenta cariñosamente: “te recuerdo, linda ave”.

Aurora pasa más noches con Maléfica en el Páramo, ambas ríen con complicidad. Una noche la joven le pregunta que por qué no vuela y no tiene alas. Maléfica le explica que una vez las tuvo pero se las robaron.

Su amistad aumenta, Maléfica ama a Aurora, la joven va ahora al Páramo de día (el amor de la hada ya es visible). Maléfica le dice: “existe un mal en este mundo y no puedo alejarte de él” pero Aurora le contesta que pronto cumplirá dieciséis, que puede cuidarse sola. Le explica que cuando sea mayor su plan es vivir en el Páramo con ella y así podrán cuidarse mutuamente. Maléfica satisfecha le hace saber que no tiene que esperar a ser mayor, “puedes vivir aquí ahora”. Ella acepta.

La joven comunica su decisión a las hadas, se irá mañana al cumplir los dieciséis pero a una de ellas se le escapa que la regresarán con su padre, así han de explicarle toda la verdad. Ella habla con Maléfica sobre su maldición y comprende que fue la hada quien la hizo, no quiere que la toque y llorando le espeta: “tú eres el mal en este mundo”. La joven se dirige a ver al rey quien la encierra para protegerla del maleficio pero ella escapa para seguir una voz que le llama llegando al lugar donde se amontonan las ruecas rotas…

 

La actriz Elle Fanning

 

Maléfica, la heroína mutante del reino global

Maléfica intenta revocar su maldición antes de que llegue el día señalado pero no puede. Está dicho que el conjuro durará hasta el fin de los tiempos, y ningún poder podrá revocarla excepto el beso del amor verdadero.

El día que Aurora va a despedirse de las hadas un joven a caballo que se ha perdido en el bosque le pregunta por el castillo del rey. Los dos se miran y se gustan, se llama Phillip. Quedan para volver a verse. Diaval hace ver a Maléfica que el chico es la respuesta, el beso de amor que romperá el hechizo. Maléfica le contesta que le maldijo así porque el verdadero amor no existe. Ese es el veneno que le inyectó Stefan con su traición, es el rey humano quien está dominado por la codicia y no sabe amar ni cree en el amor, él encarna el mal humano. Maléfica amó muchísimo y ahora ama de nuevo aunque no lo re-conoce aún, ama incluso con mayor fuerza gracias a Aurora que encarna el amor en un mundo sin amor (el reino de los humanos).

Al saber que Aurora se dirige a ver a Stefan, Maléfica duerme a Philip rumbo al castillo. En el momento que la joven encantada por el maleficio se pincha en una rueca, Maléfica siente el dolor y el sol se pone. Ambas están unidas por su amor que es amor verdadero.

La hada llega al castillo con Diaval y Philip. Maléfica lo despierta en la habitación donde yace Aurora acompañada por las tres hadas. Philip cree que Aurora es bella aunque no se atreve a besarla porque no la conoce suficientemente, las hadas convencen al joven para que la bese pero no se despierta. Al dejarla sola, Maléfica apesadumbrada se acerca a Aurora y le dice llorosa: “no pediré que me perdones porque lo que te he hecho es imperdonable. Estaba tan perdida entre el odio y la venganza. Dulce Aurora robaste lo que quedaba de mi corazón, ahora te perdí para siempre. Juro que nadie te lastimará mientras yo viva. No pasará un solo día en el que no extrañe tu sonrisa”. Y le da un beso en la frente, Aurora se despierta diciéndole: “hola madrina”, ella: “hola bestia” (así la llamaba de pequeña) y Diaval satisfecho dice sabiamente: “no hay mayor amor”.

El mayor amor es el que surge del conocimiento del otro, Maléfica conoce a Aurora que es el amor que ella fue. Gracias a la joven humana la hada se re-conoce, vence a su veneno (que es el veneno humano recibido) Maléfica ha vivenciado el mal humano y también ha descubierto el amor humano gracias al cual ha podido transmutar su mal y el de la humanidad. Ella se hace más grande aún en amor, ella es la villana-heroína, la heroína mutante que unirá los dos reinos.

Los soldados la apresan. Aurora huye de allí hacia otra habitación donde están encerradas las alas de su madrina logrando liberarlas. Vemos a Stefan atizando a Maléfica diciéndole: “¿cómo se siente siendo hada sin alas en un mundo al que no perteneces?”; se dispone a clavarle su espada cuando Maléfica recibe sus alas. Esta sale volando por la ventana con Stefan sujetándola, llegan a un torreón y la hada lo libera con rabia queriendo matarlo pero le dice “se terminó” y se gira (deja atrás el odio-venganza-mal en ella). Stefan se lanza sobre ella, caen al vacío, el rey muere. Al morir, con él muere una forma de ser que imposibilitaba la unión de los reinos. La riqueza de la imaginación-magia siempre se esconde de quien la codicia; solo puede mostrarse al amor verdadero que es quien la respeta, la comprende y la deja ser.

Maléfica derriba su muro de espinas e invita a Aurora a que vea como había sido el Páramo hace mucho tiempo cuando la hada era una niña feliz, ahora lo es otra vez con mayor satisfacción. Maléfica ha vivenciado el mal, su felicidad es completa porque ha logrado transmutarlo en ella y con su transmutación ha disuelto el mal de los humanos. Ahora ella es muy grande en amor y como el amor siempre quiere la unión libre, le dice a todos los seres: “Nuestros reinos se han unido, aquí tienen a su reina Aurora”. Una humana reina del reino global, una humana que encarna el amor a todas y todos, una humana que podrá disfrutar de las infinitas posibilidades mágicas del Páramo para el bien y el goce de todos los seres.

Al final de la película la voz narradora nos dice: “Como ven la historia no es tal como la conocían, y lo sé bien, pues fue a mí a quien llamaron la Bella Durmiente. Al final, mi reino no fue unido por un héroe ni por un villano como decía la leyenda sino por alguien que fue tanto un héroe como un villano, su nombre Maléfica”. Y suena la canción Once Upon a Dream interpretada por Lana Del Rey con su sugerente letra sobre el reencuentro: “Te conozco / caminé contigo en un sueño lejano / esa mirada en tus ojos me resulta tan familiar / un resplandor / esas visiones rara vez son lo que parecen / sé lo que harás / me amarás enseguida / como lo hiciste una vez en un sueño”.

 

Angelina Jolie

 

Simbolismos

La obra es rica en simbolismos, destacar:

Las alas. Con ellas se vuela, son por tanto imagen de la elevación humana de todo condicionamiento, el dejarse ir libre, la visión con mayor perspectiva… Las alas permiten saltar obstáculos y llegar a todo lugar, por tanto el portador de alas es el mejor mensajero. Las alas están vinculadas al aire, el aire simboliza los pensamientos, la inteligencia humana, el poder de la mente. Utilizamos la expresión “cortar las alas” para indicar que no se permite a alguien que experimente lo que desea, que sea ella o él mismo.

El hierro. Como metal se asocia a las armas y protecciones de lucha; al dominio por la fuerza (ataque) y al aislamiento por el miedo (defensa).

Las zarzas con espinas. Símbolo de protección-preservación de la naturaleza-belleza en sí misma que no quiere ser cortada-dominada-sometida-limitada.

El cuervo. Imagen con diversos significados. Está asociada a la muerte (son pájaros que comen animales muertos); psicológicamente la muerte como etapa necesaria para que se produzca el renacimiento. En mitología es el mensajero de los dioses, y Diaval cumple esta función para Maléfica. Y también suele vincularse a la soledad, al aislamiento voluntario a menudo necesario para verse-entenderse.

La rueca. La rueda del tiempo, el movimiento cíclico, los ciclos de la historia y actividad humana. Como apunta Federico González Frías (ver bibliografía): “El hilo del tiempo teje permanentemente en su rueca la urdimbre y la trama, que es el soporte para conocer lo atemporal, lo eterno”.

El sueño. Metáfora de la inconsciencia humana, del “vivir” sin darse cuenta de lo que le sucede a una o uno ni de lo que le ocurre a los demás-mundo.

El nombre Aurora. El amanecer, el despertar a nuevas posibilidades; en la obra el nuevo mundo global tras la pesadilla del mal.

 

Brenton Thwaites y Elle Fanning en «Maléfica» (2014)

 

La razón del mal

Mucho se ha hablado y escrito sobre el sentido del mal. A mi entender el mal parece necesario en esta Tierra extraña en la que habitamos como antídoto al buenismo. De alguna manera surge como contrapunto a la represión absurda, a la represión de todo aquello que alguien-algunos han creído que no se podía expresar. Y al negarlo se ha ido haciendo cada vez más grande para ser visto y aceptado. Algo así como las noticias transmitidas boca-oreja que pasan de persona a persona distorsionándose, y lo que fue un pisotón se ha convertido en asesinato.

Siento que el mal está para entenderlo y asumirlo en uno mismo, y a partir de ahí se nos abre la posibilidad de ser más auténticos. Cuando algo se entiende y se comprende, ese algo ya no se ve como peligroso, las defensas de observador y observado ya no son necesarias, el dragón antes feroz puede mostrarse por fin tal y como es. Los cuentos y leyendas nos hablan de forma simbólica sobre lo que hay tras los dragones, tras nuestros miedos; y en ese lo que hay está todo lo reprimido durante demasiadas generaciones en las que se ha impuesto desafortunada-mente la intolerancia y la incomprensión. Pero eso, aunque parezca difícil, entiendo que se puede cambiar; de hecho en eso estamos ahora todos a pesar de algunas apariencias.

 

Bibliografía

Diccionario de símbolos y temas misteriosos Federico González Frías, Editorial Libros del Innombrable, en versión web http://diccionariodesimbolos.com/.

Diccionario de los símbolos Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Editorial Herder.

 

Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí y poeta.

 

 

 

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