Icono del sitio Cine y Literatura

«Matanzas»: La ópera prima con la cual Francisco Morales desafía al pedestal de la crítica literaria institucional

Pese a ciertas objeciones recibidas desde la tribuna del canon establecido, la ficción del joven abogado puentealtino reivindica la libertad creativa del arte escritural, en razón de las diversas texturas e historias dramáticas que giran en torno al argumento central de su relato.

Por Benjamín Escobar Cataldo

Publicado el 4.1.2020

«Nosotros, en prisiones humanas, limpiaremos el polvo del espejo mental; en prisiones humanas nos recluiremos de la barbarie humana».
Francisco Morales

En las primeras páginas de Matanzas, la secretaria tipiadora del Tribunal Penal de San Antonio, nos alerta que a continuación se nos revelarán documentos sobre un crimen que traspasa los límites que puede permitir una sociedad. En un pequeño balneario de la Provincia de Cardenal Caro, un joven surfista es asesinado en condiciones que la novela define como “un crimen sórdido”. A las pinceladas de horror de este acontecimiento macabro se suma el trance existencialista de los involucrados, una diversidad de texturas discursivas en la representación y la visibilización de las consecuencias del progreso en los lugares más remotos.

La forma en que se reconstruye el crimen: Son interesantes los distintos dispositivos escriturales que se ponen ante el lector. Como por ejemplo, extractos de las audiencias orales en que el fiscal interroga a médicos forenses. Los lenguajes especializados de la ciencia y los tribunales de justicia, ayudan a reconstruir el crimen desde una perspectiva institucional, lo que permite observar las apreciaciones técnicas que operan sobre este acontecimiento. En las fisuras de la lógica institucional aparecen los testimonios en primera persona, los cuales muestran los motivos, ¿existenciales o filosóficos?, que puede acarrear consigo el mutilar un cuerpo a golpes.

Por medio del testimonio de los involucrados en el crimen, Margarita San Martín, Esteban Tagle y Andrés Robles, nos enteramos que estos jóvenes deciden sacrificar a un integrante de su grupo para cambiar una vida acomodada por una que les permita meditar sobre la existencia. El encarcelamiento por el crimen cometido les “permitiría” la reclusión del cuerpo y la liberación de las consciencias en el mundo de las ideas. El prejuicio sobre estos rider se desdobla para posicionarlos como sujetos que buscan una nueva forma de vida por medio de la liberación que les generaría traspasar los límites sociales.

La localidad de Matanzas perteneciente a la comuna de Navidad es un elemento central dentro de la narración. Y no es solo porque allí ocurre el crimen central de la novela, sino también porque en sus costas “idílicas” se presenta el choque entre la naturaleza y el proceso de modernización. La flora y fauna examinada por Charles Darwin en el siglo XIX es arrasada por el Estado-Nación, que articula el entramado nacional por medio de la instalación de toda una estructura institucional que incluye escuelas, bibliotecas y carreteras. Es en este “inhóspito paraje de nuestra geografía” (pág. 22) que se presenta la historia detrás de la historia. Entre surfistas y lugareños se esconde un sanguinario francés, que escapando de sus fantasmas del pasado se refugia en la tranquilidad de Matanzas. Sin embargo, la ilusión de paz que ofrecían estas costas idílicas se quiebra rápidamente para este foráneo, ya que este se ve involucrado en la violencia estatal de la dictadura.

El valor de Matanzas radica en las diversas texturas e historias que giran alrededor del crimen central del relato. A pesar de que se echa de menos una profundización más extensa en los temas que trabaja, igualmente la propuesta de Morales está bien lograda en su experimentación. Se aleja del relato moderado donde cada palabra está puesta a la perfección para proponer un proyecto que se arriesga en la búsqueda de variables para lograr esta representación.

 

También puedes leer:

Un funesto bolañómetro: La libertad en la literatura chilena.

Matanzas, de Francisco Morales: El vértigo de lo fragmentado.

 

***

Benjamín Escobar Cataldo es titulado de la carrera de licenciatura en literatura mención en letras de la Universidad Andrés Bello y magíster y doctor (c) en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Matanzas», de Francisco Morales Rojas (Narrativa Punto Aparte, 2019)

 

 

Patricia Espinosa

 

 

Francisco Morales Rojas

 

 

Benjamín Escobar Cataldo

 

 

Crédito de la imagen destacada: Narrativa Punto Aparte.

Salir de la versión móvil