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Mil emociones nunca nombradas: La poesía de Cecilia Beltrami

Conocida también con el alias de «Ninfa María» en los círculos literarios y plásticos locales, la escritora y fotógrafa nacional explora su sensibilidad urbana y femenina a través de situaciones donde se combinan las características de una ciudad moderna, con hechos sencillos y hondos, tales como compartir migajas y sobras que van y vienen ante el trayecto de una paloma callejera. La voz de la poeta santiaguina, así, deambula por los sueños, la soledad, los miedos, las tristezas, la felicidad y una llamativa sensualidad onírica, en un set de versos atrapante y cautivadoramente prolijo.

Por Cecilia Beltrami Otero

Publicado el 31.5.2018

 

Al-ego

¿Dónde? ¿dónde estás?

Escondido por accidente

aplacado en angustias

arrobado, mutilado y farreado

pidiendo desde las cenizas un trozo de cheesecake

compartiendo migajas con las palomas

migas que tiran los hombres de corbata

en forma de billetes que van y vienen

van y vienen

verdes, rojos y azules (no da para naranjos)

entramados de antemano por un hilo-resorte

que se los lleva y tú vas con ellos

perdiéndote en la sed

encarnando la sed

porque alguien,

siempre alguien la tiene que ser

si no ¿qué sentido tienen los papeles ganados

con tanto tiempo, nerviosidades y ganas ahogadas?

Para llegar a ser algo, aunque sea una sed

para surfear siendo satisfacción y pérdida

alegría y rabia

y también una mezcla no definida de mil emociones nunca nombradas

No, nunca he de darte por sentado

he de hablar de ti para siempre

y si no escuchan

que les entres por los ojos

hacerte pegando cartones en el vacío

pegando tipos de café, de música y libros

pegando colores según temporada

pegando lentes o relojes de estilo

cosiéndote victorias con un hilo que

                                                           siempre se rompe

encendiéndote velas en los ideales

a ver si alguna marca aparece

a ver si algo se hace, al fin,

                                                           real

Y te enfermas y no sé donde estás

sólo escucho tus gritos

como un niño con rabieta

que lo quiere todo y no es capaz de dar nada

porque teme y de eso nunca para

Deberías llamarte Máscara de Miedos

porque se te fuerza una mueca rara

que busca ser sonrisa

labrada en pesos y pajas

tan presta a sentir el aguijón

            pero este siempre es un fantasma

Tanto te cuesta reconocer

que estarías mejor reposando en la nada

                        ¡ábrete al vacío rama,

                        que una vez fue tu tronco!

La rama quebrada

a lo fatídico condenada

que vuelva a la tierra si no está tan dañada

destino de patilla

ya no resiste al agua en subida

cada vena le remece

y con el sol la hace conversar

que a sus hojas viene muy humilde

                                                           a atravesar.

 

Libélula onírica                                                                              

Rugosidades recubriendo la memoria

entre mil diables melosa

milagrosa

fulgorosa derramante de escarchas

trepas acérrima hacia mi ser

imaginando ganas indignas

escurriendo metales derretidos

corazas evaporadas

tristezas sin sentido

Cargas caras conjurando juegos

nublando lunas blandas

jurando real el rezo

capturando brotes y trazas

mientras mentiras creo

comiendo montañas como frutas

quepo entero en un agujero

atroces guijarros lanzo gozando

relinchando lincho al lacho

corriendo

rasgo su brazo

brota una ruta

Ninguno une lo suyo

indiferentes sin referente

orillando lo oyes andando

cocinándose sin desearlo

asediado sin asentir

ocultándose

irradiando doce óculos

con culpas cultas y asesinas

Laboriosidad intrínseca

repetida y poco respetada

evanescente pordiosera

mas diosa ardiente aventurera

libélula radiante surcas los nortes

plegando todas las pieles

maleando las trampas trémulas

deviniendo arrebol o célula

masticando deseos sodomitas

arrancando recias voluntades

vestigio de materia vertiginosa

dominando lo impronunciable

 

En fuga

Que le eviten la renuncia

a tanta exigencia muerta

repetía en su cabeza

“piensas, mucho piensas”

es molesto tener que tener … un cuerpo

existir sin ser un centro

es todo lo que quería

corbatas, citas y pastillas

son las burlas de las personas

decía mientras corría

hacia su soledad liberadora,

detrás de sus brazos

detrás de sus manos

detrás de la arcilla

moldeando visiones periféricas

de la mirada de nadie

buscando alcanzar algo que no sabe

para dejar una señal

– aunque sea siempre en fuga-

de lo que vale una vida.

 

Escribir lentes nuevos

“Elija unos lentes señora”

me dice el comandante Mente.

Yo le digo que por fortuna soy señorita

y buscándolos recorro las galerías.

Tienen que ser unos que me parezcan bonitos

que sean originales, pero nunca tanto

que me muevan las tripas

que declaren algo

que le digan al resto

eso de lo que yo misma no estoy tan segura

o que al menos sean una máscara transitoria

que dibuje una pista

un atisbo de lo que soy.

“Estos irónicos me parecen bien”,

le digo mientras mi mano los vierte sobre la hoja

“No trate de ser cool,

aparentar sólo la hará fallar”

señala con los dedos en retirada.

Me los pongo de todas formas,

porque prefiero más verme chistosa que preciosa.

Los signos van llenando ya la media página

y pienso que quisiera comprenderme,

algo veleidosa, queriendo pasar por misteriosa

creo que por puro dar rodeos hago estas cosas

porque sé por fundamento

que a la orilla se llega por el centro,

por eso, y también porque estoy algo loca,

siempre escribo lentes nuevos.

 

White people a.k.a. los reyes del mundo

No señora, por favor no me mire

ya es suficiente estar envenenada por su lengua mordaz

llena de orgullo blanco y pureza clorificada

injusta e inmerecida

Ya sé, ya sé, usted es buena, no se sentía capaz

¿que le incómoda mi congoja?

¿que esto la hace enojar?

Créame que entristecida me lo banco

el sufrimiento de miles concentrado en este instante

repetido, renovado, recordado

Si no reconoce mi semblante

avergonzado y vacilante

es por su comodidad que no deja huella

No tiene qué recordar

no hay en su historia latigazos que hicieron mella

no recuerda que la suya es un alma mortal

y no sabe que sus adoradas reglas

no la llevan al tesoro que espera ver al final.

 

No.

Sí, me muevo.
Me arrastra el dolor impotente
de mi soledad inherente
y más por la de ustedes
de las ilusiones que guardan las superficies
sobre las que se posan felices sus cabezas
sin ver nada de lo que hay bajo ellas
ignorancia, temor.

Corazón que ya no palpita
bajo presión de insinceridad.
Todos luchando por sueños de algo más
mas de nadie sabe de qué.

Me canso, me canso, me canso
me canso de no vivir
me lloro de ganas de salir de este monstruo
monstruo máquina
monstruo impalpable e indestructible
monstruo encubierto
monstruo en sí y para sí

Y de alienación ya nadie sabe nada
cuando todos son parte de
propios y dueños de una parcelita en monstruolandia

Dime qué diferencia hay
entre estar ahora y no estar
todo se suple
todo.

Satisfacciones envasadas
muertes inocuas
levedad eterna
copias para todos, para siempre
para ese después que no existe.

Y ya no, ya no, ya no
no te diste cuenta de lo que pasaba
por la cabeza de tu bebé
pero descuida, ahora siempre es demasiado tarde.

Si caigo, no me atajen.

No. No quiero ser una más de
tapada en excusas
envuelta sin vuelta
inocencia justificada y para llevar.
Aburrida en las sábanas
del domingo infinito de una cama de mall.

Y no entiendes
la clave en
lo amargo, lo oscuro
lo ajeno
lo incómodo
lo nuevo
lo raro
lo tonto
arriesgarse a no ser
frente a ojos monstruosos

Dame un no
que signifique no.

 

 

La psicóloga, escritora y fotógrafa chilena Cecilia Beltrami Otero, alias «Ninfa María» (Santiago, 1985)

 

 

El poemario «Líquida» (2018) lanzado en abril de este año por el sello independiente Mago Editores

 

Cecilia Beltrami Otero, alias Ninfa María, nace en Santiago en 1985, pasando parte de su infancia en Arica y Antofagasta. Se formó como psicóloga en la Pontificia Universidad Católica de Chile, fluyendo sus intereses por recovecos de artes como la escritura, la fotografía y la performance. En el año 2017 fue seleccionada para formar parte de la XVII versión del concurso Santiago en 100 palabras. Este año se posiciona dentro de los mejores relatos del 1° Concurso de Minificción Zetta (Venezuela). En abril lanzó su primer poemario, “Líquida”, el que fue presentado por la poeta nacional Soledad Fariña. Actualmente, Ninfa forma parte del Laboratorio de Escritura de las Américas, auspiciado por la Fundación Pablo Neruda.

 

 

Crédito de la imagen destacada: Ilustración de Mario Oyanadel

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