Desde los primeros días de julio se proyectan vía streaming, y a través de la plataforma Netflix, los seis capítulos de esta tradicional serie estadounidense que fusiona elementos propios del género documental con escenas dramáticas representadas por actores profesionales, y quienes recrean los detalles de emblemáticos casos criminales cuyo desenlace o esclarecimiento se desconoce.
Por Sofía Stark Bittencourt
Publicado el 18.7.2020
A principios de este mes se estrenó en Netflix la adaptación del exitoso programa de la NBC, Misterios sin resolver, que desde 1987 y por quince años, cautivó a miles de espectadores de televisión con casos que nunca se cerraron del todo y en el que sus protagonistas seguían buscando respuestas a crímenes y desapariciones.
El programa original era presentado y conducido por el actor Robert Stack, quien gracias a su narración en off añadía aún más fuerza a las historias expuestas. A pesar de que hoy su ausencia se extraña debido a que falleció en 2003, las historias de esta nueva apuesta enganchan porque los diversos protagonistas y testigos son el eje y voz central de cada relato, a diferencia de la serie anterior donde abundaban recreaciones actuadas y donde se presentaba más de un caso por episodio.
En esta oportunidad se exhiben seis capítulos en los cuales la temática de crímenes que se presenta no resulta novedosa, pero consigue atrapar gracias a la investigación minuciosa de la producción, los testimonios contundentes que aportan los entrevistados, y el despliegue de una línea de tiempo durante el desarrollo del caso. Cabe destacar la presencia del clásico registro fotográfico y la muestra de objetos personales que enriquecen este documental.
Las historias elegidas para este remake impactan en el momento más inesperado (Casa de terror), despiertan sospechas (Misterio en la terraza, Trece minutos, Sin vuelta a casa, Testigo desaparecida) y sacan de la realidad cómoda en la que como espectadores nos encontramos (Ovni en Berkshire), permitiendo entrar en ese espacio donde podemos intentar resolver el caso y juzgar a los involucrados.
Y en parte esto puede hacerse realidad, ya que tal como la producción estadounidense destacó en la década de los 90 por permitir la interacción de la audiencia con la serie, el equipo realizador actual también invita a que, si espectador cuenta con información o pudiera entregar alguna pista, lo haga por medio del contacto que se entrega al final de cada capítulo.
Es destacable que como producción estadounidense hayan ido más allá de sus fronteras para aterrizar en Francia, donde se muestra una de las historias más escalofriantes de toda la serie, Casa de terror que trata sobre la familia del Conde Xavier Dupont de Ligonnès, un aristócrata personaje de la ciudad de Nantes que desaparece junto a su mujer y sus hijos. Ante la repentina ausencia de ellos en el barrio donde vivían, la extrañeza de los vecinos empieza a crecer hasta que llaman a las autoridades locales, las cuales se enfrentan a un descubrimiento que no deja indiferente.
Misterios sin resolver fue creado originalmente por los productores ejecutivos John Cosgrove y Terry Dunn Meurer, quienes en esta oportunidad también se encuentran presentes en la creación de los episodios trabajando de la mano con el productor Shawn Levy (Stranger Things) y los directores Marcus A. Clarke, Clay Jeter y Jim Goldblum.
Durante este año está previsto el estreno de la segunda temporada con seis nuevos episodios.
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Sofía Stark Bittencourt (Santiago, 1992) es periodista y se ha desempeñado en diversas áreas de las comunicaciones. Dentro de sus intereses están los deportes, la literatura, el cine, los documentales y las series. Es la creadora del blog @tengoalgopacontarte.
Tráiler:
Imagen destacada: Misterios sin resolver (2020).