Cabe destacar que cualquier similitud de esta figura con el caso de Hilary Clinton, ex-secretaria de Estado, que se lanzó, con el apoyo del presidente Obama para contender por la primera magistratura del imperio norteamericano es una coincidencia provocada por la nostalgia y por el deseo de una parte de la industria del cine de tener a una mujer como jefa de Estado.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 16.5.2019
Mi hijo, que se va este fin de semana a comenzar su doctorado, mi mujer y yo fuimos por la tarde al cine y vimos la película Long Shot que ha sido traducida al español como Ni en sueños resaltando con ello la disparidad en la relación entre los dos protagonistas: Charlotte Field en el papel de la Secretaria de Estado de los Estados Unidos (interpretada por la atractiva Charlize Theron) y Fred Flarsky, un periodista que ha renunciado a su trabajo por razones de coherencia política y profesional (interpretado por Seth Rogen). La película es de este año y fue dirigida por Jonathan Levine.
Originalmente el largometraje se iba a llamar «Flarsky», poniendo el énfasis de la trama en el papel del periodista y protagonista masculino (Fred Flarsky), pero el título fue cambiado a algo más comercial y que destaca como línea fundamental de la trama, la historia de amor aparentemente imposible, pero que resulta posible en la cinta gracias a la valentía de Charlotte Field, la mujer que asume todos los riesgos para estar con la persona que ama y que termina ganando la presidencia de los Estados Unidos en el 2002, pues el público se identifica con ella, con el riesgo que tomó al sincerarse ante la nación y denunciar el chantaje a que desean someterla por uno de los hombres más poderos del país y que es dueño de medios de comunicación y que pareciera ser una referencia a Keith Rupert Murdoch, dueño de la poderosa cadena de televisión Fox News, entre muchos otros mass media.
Este tipo de historias, conviene apuntarlo, son sumamente populares en Hollywood y a la mayoría del público estadounidense le gusta este formato de comedias románticas y sentimentales y que tienen un final feliz.
En Ni en sueños, Charlotte Field gana la presidencia de los Estados Unidos en el 2020, pese a haber roto con el presidente y con el magnate de la prensa quien desea que la protagonista rompa un acuerdo internacional sobre medio ambiente y el cual es la base fundamental de la plataforma política de la ex-secretaria de Estado, Charlotte Field, y uno de sus temas que más le interesan desde que estaba en la escuela preparatoria, justo cuando conoció a Fred Flarsky, de quien era su niñera.
Cabe destacar que cualquier similitud de esta figura con el caso de Hilary Clinton, ex-secretaria de Estado, que se lanzó, con el apoyo del presidente Obama, para contender por la primera magistratura de los Estados Unidos es una coincidencia provocada por la nostalgia y por el deseo de una parte de la industria del cine de tener a una mujer como presidenta de este país.
Deseo que, por otra parte, está muy lejos de cumplirse en 2020, pues todo indica que será el presidente Trump el candidato republicano y por la parte demócrata será el ex-vice presidente Joe Biden o bien el senador Bernie Sanders quien contienda por la Casa Blanca.
Desde el punto de vista de la línea amorosa y romántica de la trama, la película sería en realidad un imposible (como apunta la traducción en castellano); empezando por el hecho de la casualidad de que dos personas cuyas vidas han evolucionado de forma tan dispar (una de ellas es una figura política que está en un alto puesto del gobierno de los Estados Unidos y el otro un hombre ordinario, que además está desempleado) puedan encontrarse y encender la llama del amor que quedó insinuada hace muchos años.
Sin embargo, el largometraje tiene algunas cosas interesantes; la primera de ellas es que se habla de un acuerdo sobre medio ambiente firmado por los representantes de cien países (probable referencia al acuerdo de Kyoto) y esto es interesante sobre todo en una nación que desconfía de la ciencia, en particular en lo que respecta al daño provocado, por las acciones humanas, a la naturaleza.
El segundo punto atractivo es que la cinta hace una referencia a la división que se vive actualmente en los Estados Unidos, a la falta de diálogo serio entre demócratas y republicanos; en la película Fred Flarsky (que asumimos que como buen judío es demócrata) y su amigo Lance, un hombre de color, republicano y creyente, discuten sobre este punto y sobre el racismo y la religión en los Estados Unidos.
Por último, la obra audiovisual también toca el tema del poder del dinero en la política, el chantaje que los poderosos pueden hacer a los políticos para apurar sus intereses por sobre el bien común de la mayoría.
En la película, el magnate Parker Wembley (interpretado por Andy Serkis) que chantajea, con el consentimiento del presidente, a Charlotte Field con unos videos comprometedores de su pareja (Fred Flarsky) y que da a conocer a través del Internet cuando Charlotte Field decide romper con el presidente y arriesgar su carrera política al denunciar el chantaje.
El largometraje es divertido y entretenido. Y si uno va al cine para pasar el rato, el título cumple. Además si usted gusta de la música del grupo Boyz II Men, ellos amenizan la fiesta en que Charlotte Field y Fred Flarsky se vuelven a encontrar.
Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: Charlize Theron y Seth Rogen en Long Shot (2019).