El testimonio de la periodista Patricia Espejo (Aguilar, 2020) no aspira a convertirse en un documento de análisis histórico ni político, pero nos da luces de un «mito» mucho más humano y cercano, con un humor que contagiaba a su entorno, pero que no diluía toda la fortaleza y seriedad que debía mantener permanentemente debido a la responsabilidad de su cargo.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 11.11.2020

Este libro de Patricia Espejo, una suerte de memoria personal, no es únicamente un recorrido por la vida íntima del Presidente Salvador Allende, sino que además es el paseo por un periodo histórico de Chile que está plagado de complejidades:

“Hay que decir que este relato no es un análisis político de la época, sino solo una mirada humana, íntima, amigable y leal de lo que vi durante esa parte de la historia de nuestro país.”

En este sentido, Espejo, permanentemente nos da cuenta de cada uno de los acontecimientos que la llevaron a conocer al Presidente y luego, durante su gobierno, los momentos más importantes que ella vivió junto al primer mandatario socialista.

La relación de ella no fue solamente con el Presidente, sino que además mantuvo estrechos vínculos de amistad y compañerismo con los demás integrantes del circulo cercano al presidente, como la Tati y la Payita.

El relato se va llenando de aspectos de la vida cotidiana del Presidente, como sus horarios de trabajo, sus llamadas de madrugada para resolver algunos problemas, sus horarios de almuerzo y por supuesto, su ya mítica siesta de diez minutos:

“Terminado el almuerzo, el presidente dormía siesta. Entre el despacho presidencial y la Secretaría Privada, Payita había acomodado una sala de estar con un sofá cama para que el presidente pudiera dormir la siesta, un descanso no mayor a diez o quince minutos».

El presente testimonio, que no aspira a convertirse en un documento de análisis histórico ni político, nos da luces de un Presidente mucho más humano, más cercano, con un humor que contagiaba a su entorno, pero que no diluía toda la fortaleza y seriedad que debía mantener permanentemente debido a la responsabilidad de su cargo.

Fueron mil días de una vida muy intensa para aquellos que tuvieron que compartir y sufrir las presiones externas e internas para derrocar al gobierno socialista. Sobre todo en los últimos días anteriores al golpe:

“Ese tiempo fue terrible. Era estar viviendo el final abrupto de una obra por la que habías entregado absolutamente todo”, dejando con esto, una sensación de vacío y tristeza que solamente puede dejar una narración intima.

Al finalizar, Patricia Espejo, inteligentemente une los acontecimientos de octubre de 2019 con las palabras del discurso final del Presidente Salvador Allende en La Moneda antes de su muerte, cerrando de esta forma un libro emotivo, visceral y digno de ser leído desde una perspectiva mucho más cercana y humana.

“Hablando sola, dije: ‘Doctor, parece que se van a abrir las grandes alamedas’. No lo podía creer», otorgando con esto una continuidad histórica al sueño de la sociedad más justa por la que se luchó en los años 70, indicando además, que ninguna fuerza, por muy devastadora que sea, había logrado aplacar los ideales que por aquellos años se sembraron:

“Vi varias veces los noticieros que repetían las imágenes y sentí que volvían mis sueños, que Allende no se había equivocado. Era el 18 de octubre de 2019, día del gran estallido social.”

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«Allende íntimo», de Patricia Espejo (Aguilar, 2020)

Martín Parra

Imagen destacada: Fundación Salvador Allende.