Estructurada en cuatro partes, la novela de la escritora francesa Élisabeth Filhol (en la imagen destacada), es una obra a la cual se le debería prestar atención, tanto por la calidad de su tono narrativo —que con una simpleza envolvente, nos deja atrapados en una doble historia—, como además por su contundente claridad para exponer el siempre controvertido tema de la relación de los seres humanos con su entorno natural y biológico.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 27.11.2020
La escritora francesa Élisabeth Filhol (Mende, 1965), autora de dos libros anteriores, aún no traducidos al español, se abre camino en el mundo hispanoparlante con Doggerland (Editorial Anagrama, 2020), una novela que pone en juego una situación limite para Europa, al ser amenazada por una tormenta gigantesca que podría inundar vastas extensiones de ese continente.
Doggerlang es una antigua masa de tierra gigante que conectaba Inglaterra al continente europeo, estas tierras se mantuvieron en la superficie hasta hace unos 8 mil años atrás, época en que se piensa comenzaron a ser inundadas por el mar o por un maremoto de proporciones gigantescas.
La tormenta invernal Xaver es el fenómeno que amenaza con repetir aquella catástrofe, una fuerza extraordinaria de la naturaleza que avanza desde el norte hacia Europa.
Sin embargo, en la novela de Filhol, no solamente se habla de una amenaza metereológica, sino que además hay latente una historia de amor del pasado, entre dos investigadores que se vuelven a encontrar después de muchos años sin verse: ¿Puede la historia repetirse?
Y esta pregunta es válida para ambas situaciones: si en el pasado Doggerland fue hundido por las aguas, ¿no podría hoy suceder lo mismo con Europa al enfrentar esta tormenta u otra catástrofe? Y ese amor de hace veinte años atrás, ¿no podría hoy volver a despertar y terminar con la estabilidad de esos amantes?
Por un lado, se pone sobre la mesa la discusión acerca de la debilidad del ser humano frente a la fuerza inconmesurable de la naturaleza, que cada cierta cantidad de años se encarga de situarnos, de volvernos al espacio de la fragilidad y recordarnos que la especie humana está absolutamente inserta en un mundo, cuya fuerza sigue siendo infinitamente superior.
Y por otro, en tiempos del capitalismo industrial con su enferma obsesión por la explotación del medio ambiente, y con ello la contaminación global y la destrucción de los recursos naturales, el trabajo de la escritora francesa nos invita a pensar y cuestionar ciertos estilos de vida y situaciones que hoy han sido normalizadas, como es la idea del permanente crecimiento económico como una norma que maneja todos los aspectos de la vida de los seres humanos.
Superponiendo escenarios e historias, la narración nos conduce tranquilamente hacia ese lugar que no queremos visitar, el de la incomodidad de enfrentarnos a nuestra condición de seres humanos frágiles frente a la naturaleza y permanentemente inestables y débiles frente al amor.
Perplejidad y desamparo se conjugan en una historia inteligentemente construida, que nos devuelve al lugar que siempre hemos pertenecido, la naturaleza, pero que por alguna extraña razón de soberbia y olvido, no queremos reconocer.
Estructurada en cuatro partes, el trabajo de la escritora francesa, es una obra a la cual se le debería prestar atención, tanto por la calidad de su tono narrativo, que con una simpleza envolvente, nos deja atrapados en una doble historia, como además por su contundente claridad para exponer el siempre controversial tema de la relación de los seres humanos con su entorno.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
«Doggerland», de Élisabeth Filhol (Editorial Anagrama, 2020)
Martín Parra Olave
Imagen destacada: Élisabeth Filhol.