La editorial española Sajalín reedita la obra cumbre del escritor japonés Ozamu Dazai, trágicamente fallecido en 1948, y la cual sería publicada por primera vez el mismo año de su muerte: consta de tres cuadernos que relatan la historia de su alter ego Yōzō Ōba y en ella se anticipa la forma en que su autor finalmente se suicidaría junto a su compañera sentimental, en un canal de Tokio.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 30.12.2020
Indigno de ser humano trata sobre la vida de Yōzō Ōba, un joven a quien le resulta imposible relacionarse con los demás y disfraza esa dificultad con una actitud jocosa, al tiempo que su vida gira en un espiral hacia la autodestrucción.
La novela fue publicada en 1948 y es considerada por la crítica como el mejor trabajo de Ozamu Dazai (1909 – 1948). La crítica especializada afirma que con los años, la novela se convirtió en una de las obras más populares de la literatura japonesa.
El periodista William Bradbury consideró este trabajo como una obra fuera del tiempo, en el sentido que “la lucha del individuo para encajar en una sociedad que busca normalizar a los individuos” sigue estando vigente.
De suyo, la sociedad tiene una serie de instituciones que sirven para ir moldeando a los individuos en ese proceso de adaptación; una de esas instituciones es la escuela, otra es la religión, pues si estas fallan ahí está la policía para hacer entrar en razón a los individuos, las más de las veces con acciones coercitivas, a veces violentas, e igualmente están los hospitales psiquiátricos.
No es de extrañar que el personaje principal deje la escuela y sea llevado a un psiquiátrico casi al final de la novela.
Ahora bien, a mi entender hay tres tipos de “desacatados” los que terminan siendo genios, los que terminan cometiendo crímenes, por lo general espectaculares, en contra de la sociedad, y como Yōzō Ōba, el protagonista de la novela, los que terminan autodestruyéndose.
Por otra parte, la fuerza de la novela está en el sombrío retrato del protagonista, en este sentido los críticos han insistido en los aspectos autobiográficos de la novela como el intento de suicidio del propio Dazai.
Sin embargo, creo que la novela tiene una excepcional calidad, pues hace que como lectores no pensemos en la vida del autor si no en la del protagonista de la novela.
Según los críticos la traducción exacta del título original, Ningen Shikkaku, es literalmente “descalificado para ser humano”, sin embargo los editores consideraron que el mejor título en español sería Indigno de ser humano.
La novela está narrada en primera persona y fue publicada por entregas en 1948.
Los cuadernos de Yōzō Ōba
Indigno de ser humano consta de tres cuadernos escritos por Yōzō Ōba, más un prólogo y un epílogo redactados por otra persona, que nos informa del hallazgo. Este truco, como sabemos, es viejo en literatura.
En el epílogo el hombre afirma que personalmente no conoció al loco que escribió los cuadernos. Pero una noche fue a un bar y la mujer que lo atendía le dio los cuadernos y tres fotos de Yōzō Ōba y le dice que a lo mejor le pueden servir para una buena novela.
En los tres cuadernos Yōzō Ōba narra su atormentada vida, llena de problemas emocionales, económicos y con el abuso del alcohol y luego de la morfina. La novela comienza en la infancia y termina cuando el personaje tiene veintisiete años, aunque parezca ya de 40.
El primer cuaderno narra el sentimiento de alienación del protagonista, quien no solo se siente incapaz de encajar en su entorno, de comunicarse con sus familiares, donde es testigo directo de los vicios de la sociedad, “si no que además siente miedo de los demás”.
El único lugar donde el protagonista logra conectar es en la escuela, donde además de ser un buen estudiante, adopta el papel del chico que rompe con los esquemas, el gracioso que hace reír a los demás, lo que le permite tender puentes con otros chicos e incluso algunos profesores.
En el segundo cuaderno, el protagonista sufre con la idea de que sea descubierto que el ser bufón es solo una pose que ha adoptado para sobrevivir, sin embargo el narrador nos comenta que estuvo a punto de ser descubierto por un compañero de nombre Takeichi, una época a la cual el hablante desprecia por su incapacidad creativa.
Esta situación hizo que Ōba sintiera ansiedad ante el temor de que Takeichi lo denunciara ante los demás. Para evitarlo Ōba se hace inseparable de Takeichi, incluso un día que lo lleva a su casa le cura una infección en los oídos.
Una tarde Takeichi le muestra una pintura de Van Gogh y a partir de este momento se da cuenta de que ciertos artistas expresan la crueldad humana a través de su propio trauma. Ōba comienza, entonces a pintar, pero solo le muestra su autorretrato a Takeichi, quien piensa que triunfará como pintor, pero esto no ocurre.
Ōba comienza a dejar de asistir a clases y bajo el amparo de Masao Horiki, estudiante de la clase de arte, comienza a fumar, beber y a frecuentar prostitutas. Poco después Horiki lo lleva a reuniones políticas, allí Ōba descubre que él ha sido un marginado desde el primer día de su vida.
Una noche, Ōba intentó suicidarse con una mujer casada un poco mayor que él. Después de unos días de haberse conocido se vuelven a encontrar y ella le habla de suicidarse y él después de un rato acepta y se van al mar, entran en el agua, ella muere, él se salva, pero le queda la culpa.
Sin amor ni futuro
El tercer cuaderno tiene dos partes y la primera empieza con que Ōba es expulsado de la universidad por el incidente en el que falleció la mujer, después de eso queda al cuidado de un conocido de su familia, quien un día le pregunta sobre sus planes para el futuro y a la mañana siguiente Ōba huye de la casa.
Estando de visita en la casa de Horiki conoce a una mujer con la que se va a vivir y a cuidar a su hija de cinco años. Por ella ingresa a trabajar como cartonista de una revista para niños, en la cual ésta labora.
Al año de esa relación Ōba abandona a la mujer y su hija y se casa con una jovencita de nombre Yoskiko, quien lo convence de que deje de beber.
En la segunda parte del tercer cuaderno, Ōba encuentra un trabajo estable como dibujante, pero reaparece Horiki, y como era de esperance, Ōba vuelve a sus andanzas, lo que es peor, una de esas noches en que está ebrio ve como su esposa es sexualmente agredida por un conocido.
Con el tiempo, Ōba se convierte en alcohólico y adicto a la morfina. Después de escribirle una carta detallada a su padre sobre sus males, su lugarteniente en Tokio y su hermano lo llevan a un psiquiátrico, allí se da cuenta que “ya no es un ser humano, si no un lunático”.
Finalmente, después de la muerte de su padre, su hermano lo sacó del hospital y lo llevó de vuelta a su pueblo, le da una casa en el campo y le pone una mujer mayor de sirvienta. El texto termina con Ōba contándonos que ha cumplido veintisiete años y ya tiene el pelo cano.
Indigno de ser humano fue llevada al cine en el 2010, el título de la película en inglés es The Fallen Angel, y fue dirigida por Genjiro Arato, el papel de Yōzō Ōba estuvo a cargo de Toma Ikuta.
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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: Osamu Dazai.