Este volumen recién lanzado por la Editorial Anagrama reúne las cartas que el narrador estadounidense de origen alemán concibió acerca de su trabajo escritural. Así, en su contenido se han incluido textos que van desde el lejano año 1945 hasta algunos producidos en 1993, pocos meses antes de su muerte.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 26.3.2021
Alérgico a las convenciones sociales, alcohólico empedernido y un icono de la escritura brutal de la década de los 80, Charles Bukowski (Andernach, 1916 – San Pedro, 1994), es el representante más conocido de lo que ha sido denominado realismo sucio (Dirty Realism), cuya concisión narrativa fue una de sus principales características.
Casi toda la obra del narrador norteamericano tiene como telón de fondo la ciudad de Los Angeles en Estados Unidos. Su pasión fue siempre explorar lo sórdido, lo violento y por supuesto, todos los aspectos prohibidos y tabú del ámbito sexual.
La enfermedad de escribir (Anagrama, 2020), reúne las cartas que el narrador norteamericano redactó acerca de su trabajo escritural. En el volumen se han incluido escritos que van desde el año 1945 hasta 1993, pocos meses antes de su muerte.
Todas estas misivas están dirigidas a editores, críticos literarios y a otros escritores y amigos. Con un lenguaje directo y sin tapujos, se dirige a sus interlocutores: “Sí, tienes razón, el mundillo poético es demasiado baboso y lo controlan impostores de tres al cuarto; la revista Poetry (de Chicago), que antes era de las mejores, ahora es el territorio de poetas mediocres y timadores…”.
Charles Bukowski tuvo una niñez muy pobre y sufrida, con un padre muy violento que lo castigaba físicamente.
A raíz de esta infancia tan dolorosa y sufrida era obvio que durante su adolescencia encontraría una vía de escape en el alcohol, el que nunca más pudo dejar, ya que parecía ser lo único que le aliviaba su existencia.
Sin embargo, en esta etapa de su vida, no todo fue tan negativo, pues poco a poco fue adentrándose en el mundo de las letras, conociendo así la obra de autores contemporáneos que lo marcarían fuertemente: Hemingway, McCullers y Lawrence, entre otros.
Su opinión de los Beatnik
El volumen de Anagrama, es un interesante documento para los lectores de Bukowski, pues podría ser leído como una autobiografia en clave epistolar, donde se revela claramente su pasión obsesiva por la escritura, cuya obra abarca novelas, cuentos y por supuesto poesía.
Admirado por Jean Paul Sartre y Jean Genet, el libro contiene reflexiones literarias, ironías y ataques a otros escritores.
En una carta dirigida a Lawrence Ferlinghetti, fechada el 8 de enero de 1971, escribe: “mientras recorres el país con Corso y Ginsberg, dando recitales en las universidades y follándote a las editoras jovencitas, y mientras yo estoy hecho un guiñapo y creo arte, pasan cosas… oh perdón, no quería dar a entender que Ginsberg se tirase a las tías. Sé que le va a la ecología y eso y…”, dando cuenta de su ya mencionado tono irónico.
En definitiva, esta obra deja en el lector mucho de la esencia de un escritor fundamental, donde el alcohol, la pasión y la angustia atravesaron toda su vida.
En algún momento dijo: “Ni siquiera soy un artista de verdad, sino una especie de impostor que escribe desde el asco más absoluto. Pero cuando veo lo que escriben los demás, sigo adelante”, una suerte de sentencia que guió toda su vida, la inquiebrantable pasión por escribir.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Charles Bukowski.