La novela de la actriz y escritora belga Adeline Dieudonné es una lectura que permite acercarnos de manera crítica a esa institución tan idealizada, y tan erróneamente asignada como un espacio seguro y lleno de amor: la familia.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 4.2.2021

La figura del padre sigue siendo un tema relevante en la literatura contemporánea. Representados como hombres agresivos, rudos y machistas son personajes que generalmente irradian miedo y aplican mucha violencia a su entorno inmediato.

En este sentido, la escritora belga Adeline Dieudonné (Bruselas, 1982) profundiza en una historia familiar, donde los hijos y la madre, han debido soportar, de manera frecuente la violenta tiranía del padre cazador:

“Y ya no había marcha atrás: sólo cabía esperar que la cólera de mi padre se materializara en forma de gritos. O más bien de rugidos. Su voz estallaba, irrumpía desde su garganta para devorar a mi madre. La descuartizaba, la despedazaba, la hacía desaparecer. Y en eso mi madre estaba de acuerdo: en desaparecer. Y si con los rugidos no había suficiente, para eso estaban las manos. Hasta que mi padre hubiera expulsado toda su ira. Mi madre acababa siempre en el suelo, inmóvil.”

Cierta animalidad recorre a los personajes de este relato, la madre es llamada “ameba” por la hija narradora, haciendo alusión a la vida plana y sin expresiones que ella lleva. Su madre es una mujer sometida a la violencia del padre.

En el análisis que hace de su vida, la hija narradora la describe de la siguiente manera: “Era una mujer delgada con el pelo largo y aplastado. No sé si existía antes de encontrarlo a él. Supongo que sí. Debía de parecerse a una forma de vida primitiva, unicelular, ligeramente translúcida. Una ameba. Un ectoplasma, un endoplasma, un núcleo celular, una vacuola digestiva. Y con los años pasados junto a mi padre aquella poquita cosa se había ido llenando de miedo.”

Una lamentable situación de violencia que se repite a lo largo de la narración. La puesta en escena de estos personajes es el fiel retrato de una vida rural, regentada por el dictador que es el padre. Un ambiente bélico que sorprende y descoloca a sus integrantes, pues la violencia del padre aparece sin previo aviso, quien además ve y entiende el mundo como un espacio de caza, donde el más grande y fuerte se come o mata al más débil.

En este sentido, Adeline Dieudonné ha señalado que: “el padre encarna la depredación, que es un tema que atraviesa todo lo que he escrito… Él es un predador hacia el mundo animal y la naturaleza pero también con otros seres humanos, niños y adultos, es un gran carnívoro que se come los filetes sangrando”.

La narradora es una niña que desde los diez a los quince años, atraviesa un proceso de tranformación que la hacen descubrir que en la vida parecieran predominar sentimientos como el miedo, la angustia, la traición, y por supuesto la violencia.

En oposición, el amor parece estar relegado a un tercer y cuarto plano. Así, el abandono emocional que sufren el hijo y la hija de la familia los va a transformar en herederos directos de un padre violento y de una madre sumisa.

La vida verdadera (Salamandra, 2020), de la actriz y escritora belga Adeline Dieudonné, es una narración intensa, por momentos chocante, que indaga en las penosas, y mal idealizadas relaciones familiares, que se presenta como una zona oscura,  como un campo de caza, donde la esposa y los hijos son víctimas de un padre sediento de violencia.

Su lectura permite acercarnos de manera crítica a esa institución tan idealizada, tan erróneamente asignada como un espacio seguro y lleno de amor: la familia.

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«La vida verdadera», de Adeline Dieudonné (Salamandra, 2021)

Martín Parra Olave

Imagen destacada: Adeline Dieudonné.