Al echar mano del género romántico como telón de fondo, la periodista chilena Carolina Andonie Dracos aborda en este texto la incertidumbre y la privación de la demanda amorosa, al articular una narración cargada de humor y de personajes obsesivos, ridículos y en algunos casos emocionantes.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 10.3.2021
A pesar que ciertas lógicas capitalistas insisten en hacer del amor un campo asegurado (mercantilización de las relaciones), la realidad de los sentimientos siempre dice otra cosa, dejando obsoletos los manuales acerca de como enfrentar la pasión en nuestra época.
En este sentido, la literatura es la mejor manera de acercarse a las formas que van adoptando las relaciones amorosas. Carolina Andonie Dracos, escribe la novela El milagro (Cuarto Propio, 2020) cuya narración no es solamente hablar de la crisis de una mujer, sino que también, y quizás más importante, desnudar las pasiones amorosas que mueven a los seres humanos, sentimientos que son excesos, desbordes, debilidades y por supuesto, sufrimiento.
Mel, la narradora, es una mujer de 40 años que se encuentra en un momento complejo de su vida, pues ha sido despedida de la editorial donde trabaja, está soltera y de regreso en la casa de sus padres, un espacio no siempre cómodo, sobre todo cuando los hijos ya son adultos.
A pesar de que la narración podría ser pensada como el relato de una mujer que se hace escritora, hay una fuerza que va a empujar desde otra parte toda la historia, el amor fallido de la narradora:
“Caída en desgracia. Así me sentía. Agitando mis alas chamuscadas como Ícaro tratando de alcanzar el sol. Mi sol se llama Lucas y lo conocí en un ascensor tres meses antes de mi debacle. Había asistido a una convención de editores en Playa del Carmen”.
Encuentro que va ser el punto de partida de su periplo amoroso, que en un constante vaivén, entre la esperanza y la desilusión, mantiene a Mel en una permanente crisis emocional.
Esta desestabilización la conduce por un camino errante, el que finalmente la hace arribar a la escritura como una forma de terapia:
“Dejé el foro, pero las ganas de desahogarme seguían intactas. Tenía que compartir lo sucedido —aunque fuera con el éter—, sin pena, ponerlo en palabras, sacarlo de mí. Tal vez, así podría encontrarle algún sentido al huracanado arribo a mis cuarenta. Creé un archivo y lo guardé como El milagro”.
Es así como comienza una nueva etapa en su vida, donde su trabajo escritural es una forma de resistencia, una especie de salvoconducto para seguir viviendo.
El drama que la atraviesa a ella es tratado con cierto humor e ironía, dejando en evidencia lo lamentable de ciertas situaciones que afectan a la mujer. Su protagonista y narradora, Mel, se encuentra en un callejón sin salida, expectante de las decisiones que pueda tomar Lucas frente a sus deseos amorosos.
Entre ambos hay un espacio, un abismo que no se puede salvar, y aunque ella intenta, varias veces, superar este vacío, finalmente las diferencias se imponen.
Utilizando el género romántico como telón de fondo, Carolina Andonie Dracos aborda la incertidumbre y la privación de la demanda amorosa, articulando una narración cargada de humor y de personajes obsesivos, ridículos y en algunos casos emocionantes.
Un libro fuera de lo común, de rápida lectura, que viene a instalarse en un espacio singular en la literatura chilena.
***
Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Carolina Andonie Dracos.