Con este libro (editado por Literatura Random House, 2020) podemos aproximarnos visualmente al mundo político, cultural y social que marcó y forjó el estilo creativo de uno de los narradores más relevante de las últimas décadas a nivel internacional.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 16.2.2021
John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940), es un escritor sudafricano (aunque nacionalizado australiano en 2006) cuya amplia y brillante obra ha sido reconocida con la obtención del premio Booker (1986) y el Nobel de Literatura en el año 2003.
Autor de libros memorables como Esperando a los bárbaros (1980), Desgracia (1999), y Elizabeth Costello (2003), ha sido definido como uno de los mejores novelistas vivos.
Su obra es una mezcla de biografía y ficción, donde los elementos de raza y cultura están presentes como alegoría y realismo, retratando de esta forma la cruda y triste realidad sudafricana.
Sus obras ponen en evidencia la existencia del prójimo, como un ser humano distinto que merece el respeto y tiene los mismos derechos que todos los demás.
Retratos de infancia (Literatura Random House, 2020) surge a partir de una casualidad: “Al emigrar a Australia en 2002, Coetzee conservó un piso en Ciudad del Cabo, y cuando vendió la propiedad en 2014 tuvo que deshacerse de muchos de los efectos personales almacenados en él.”
Es en este proceso de cambio donde aparecen estas fotografías que fueron tomadas por el escritor entre los años 1955 y 1956, cuando Coetzee era aún un adolescente:
“Él apuntaba con la cámara lo que le interesaba, fotografiando a amigos y profesores del colegio, eventos deportivos, el entorno natural y edificado de Ciudad del Cabo, la granja familiar del Karoo y la vida familiar en su casa. Muchas de las fotografías son de carácter doméstico y privado…”.
Siendo relevantes por dos aspectos, primero, porque muestra la visión e intereses de un joven escritor, cuya curiosidad por lo que sucede en su entorno ya comenzaba a vislumbrase en aquellos años; y en segundo lugar, las fotografías permiten observar la situación de segregación que se vivía en Ciudad del Cabo en la década del 50.
Este libro es el complemento visual de su novela Infancia, ya que a través del recorrido que podemos hacer por las imágenes vamos conociendo el mundo infantil y juvenil que vivió Coetzee. Su vida en el colegio privado Saint Joseph, sus caminatas por las calles y el mercado, así como la relación que mantenía con sus compañeros de clase y profesores.
Además, siempre mantuvo curiosidad por fotografiar las mismas fotografías y las máquinas que usaba para revelarlas:
“En estas primeras imágenes quizá ensayara algunas de las estrategias literarias autorreflexivas y metaficticias que se convertirían en el sello distintivo de sus novelas.”
Una experimentación y curiosidad por indagar acerca del lenguaje y sus múltiples posibilidades o limitaciones, es decir, un permanente ejercicio acerca de la estructura de la novela.
La timidez y el laconismo del escritor J.M. Coetzee, contrastan con la fiereza y personalidad de una obra literaria que no envejece, con personajes atormentados interiormente que no pueden llevar una vida tranquila, donde además, el mundo exterior es una suerte de infierno en la tierra, cuya diferencia entre blancos y negros es abismante y desoladora.
Con Retratos de infancia (Literatura Random House, 2020) podemos aproximarnos visualmente al mundo que marcó y forjó el estilo literario del narrador más relevante de las últimas décadas.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: El adolescente J. M. Coetzee en un autorretrato.