El volumen de la narradora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (Literatura Random House, 2021) es una intensa reflexión acerca de nuestra condición de hijos y cuando la figura paterna cobra un rol principal en nuestra infancia, y donde el dolor de su partida cuesta aliviar.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 16.4.2021
La escritora nigeriana, afincada en los Estados Unidos, Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria, 1977), escribe en su último libro una profunda reflexión acerca de la muerte del padre, un hecho que le va a cambiar la vida, pues al recibir la información queda: “completamente deshecha, gritando y pateando el suelo. La noticia me desarraiga sin piedad. Me arranca de golpe del mundo que he conocido desde la infancia”.
La pérdida del padre para ella significa una honda transformación en su visión del mundo que ha vivido hasta ahora, un mundo completo, no falto de problemas, pero donde la figura paterna está siempre presente aunque estén distantes geográficamente, pues la escritora se mueve entre su Nigeria natal y los Estados Unidos, y esa ambigüedad de espacios han sido perfectamente retratados en sus novelas, entre las que se cuenta Americanah (2013), ganadora del Chicago Tribune Heartland Prize y el Premio Nacional de la Crítica de EE. UU.
A diferencia de sus trabajos anteriores, que son más bien largos, sobre las 500 páginas, en esta última breve reflexión, muy personal por lo demás, Ngozi Adichie nos va llenado de preguntas a partir del trágico acontecimiento:
«¿Cómo es que el mundo sigue adelante, respirando inmutable, mientras mi alma sufre una dispersión permanente? ¿Cómo sigue funcionando la gente en el mundo tras la muerte de un padre querido?», y de sentimientos de rabia y dolor: «Cuidado, enemigos: ha ocurrido lo peor. Mi padre ha muerto. Mi locura va a desatarse», concluye
«Que te arranquen el amor, sobre todo de manera inesperada, y que luego te digan que recurras a los recuerdos. Más que auxilio, los recuerdos me traen elocuentes puñaladas de dolor que dicen: ‘Esto es lo que nunca más volverás a tener'», añade la autora.
Y la pena y el dolor se apoderan de ella de manera concreta, le enferman el cuerpo, le producen crisis nerviosa, debe tomar calmantes para poder seguir viviendo mientras el tiempo se encarga de aplacar ese fuego que la está quemando por dentro, es como si un peso la estuviera hundiendo cada vez más en las profundidades de un mar abismal donde ya no se ve ni un solo rayo de luz.
La escritura es un testimonio y a la vez una forma terapéutica de superar este momento. A través de ella se nos recuerda que el tiempo es implacable en su paso, y que los seres humanos, cualquiera sea su condición, estamos destinados a desaparecer.
Al escribirlo parece tan normal, y quizás ahí reside, secretamente, parte del tremendo dolor que nos asesta cuando nos llega la muerte del padre.
Al finalizar el libro la autora escribe: “No sabemos cómo viviremos el dolor hasta que la pena nos alcanza», pues efectivamente todo lo que nos podamos preparar para enfrentarlo es poco y siempre queda al debe. Aunque sepamos que nuestro padre y madre van a morir, no dejamos de estremecernos en el momento que esto ocurre.
Sobre el duelo (Literatura Random House, 2021), es una intensa reflexión acerca de nuestra condición de hijos e hijas, cuando la figura paterna cobra un rol principal en nuestra infancia, y donde el dolor de su partida cuesta aliviar.
En suma, se trata de un trabajo narrativo sencillo para expresar la complejidad del duelo, y donde además, la escritura se presenta como una forma de consuelo y acompañamiento para lograr salir de las profundidades de la pena.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
«Sobre el duelo» (Literatura Random House, 2021)
Martín Parra Olave
Imagen destacada: Chimamanda Ngozi Adichie.