Los relatos de Ignacio Borel constituyen un atrayente set de cuentos, donde su autor encuentra y escarba en la mente de los personajes: con una escritura pulcra y trabajada, se trata en definitiva de un volumen tan sobrio como eficaz.
Por Cristián Brito Villalobos
Publicado el 11.12.2020
Circunstancias de vida y personas que deben lidiar con ellas para el bien de todos. Poner al límite la razón y los actos y medirlos antes de ejecutar la acción. En los cuentos que componen Un lugar donde esconderse, de Ignacio Borel (1978), la psicología de los personajes es fundamental para entrar en el mundo de cada uno. Acceder a esos rincones oscuros y desconocidos.
En el cuento que abre este volumen, «Antes del mar», una joven sola en el mundo tiene como trabajo cuidar a una anciana que prestó servicios para la DINA. La chica, al enterarse, se cuestiona si debe seguir.
Sus padres fueron detenidos desaparecidos y la contradicción se apodera de ella, a pesar de que la anciana asegura sólo haber atendido a enfermos, ejerciendo su profesión, pero, aún así, es mujer y su compañía la obliga a decidir si debe seguir ejerciendo esa labor.
«Tempestad» es un relato donde lo psicológico juega un rol fundamental. Una tormenta, una mujer lesionada en un accidente automovilístico y un hombre que inmortaliza todo sin saber la razón. Con Arica de telón de fondo, se construye una narración desconcertante.
«EHUM» es un relato donde en una agrupación se sana el alma a través de la meditación. Una pareja, un quiebre, un boxeador y sus historias. Un relato extraño y cautivante.
«La inutilidad de los espejos» es un retrato de una familia fracturada por la codicia. Hermanos conocidos como Caín y Abel protagonizan este relato donde el poder del dinero marca una diferencia entre ambos.
«Kande» es una narración que gira en torno al reencuentro entre el padre y una hija. El padre arrastra una guerra que deja secuelas en su actuar. Todo se nubla. Hay un asesinato. La maldad gobierna.
«¿Me escuchas? Estoy mal en Lisboa», es el mejor relato del volumen. El fútbol da oportunidades, pero también puede enterrarte vivo. Un jugador homosexual, un amor que jamás será y Lisboa, una ciudad extraña y ajena en pasajes, es el escenario.
Un lugar donde esconderse es un atrayente conjunto de cuentos donde Borel encuentra y escarba en la mente de los personajes. Con una escritura pulcra y trabajada, se trata de un volumen tan sobrio como eficaz. Una excelente lectura.
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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado por la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Ignacio Borel.