En lo que es su debut literario, el autor norteamericano narra -en un ejercicio autobiográfico- su vida carcelaria luego de asesinar a un hombre. Condenado a cadena perpetua, el reo estadounidense se dedica a escribir como una forma de expiar, narrar, ficcionalizar y construir una alternativa interesante dentro de un género (el thriller policial y psicológico) abundante en moldes.
Por Joaquín Escobar
Publicado el 27.8.2019
Los libros y las series que narran sobre la vida carcelaria, por lo general, están llenos de lugares comunes. Se ficcionaliza a partir de frases hechas y plantillas estereotipadas, narrando desde un lenguaje artificial que nunca logra dar con una autenticidad propia.
Hotel Graybar (2017 en el original) de Curtis Dawkins es un libro que huye de esta regla. En lo que es su debut literario, el autor norteamericano narra -en un ejercicio autobiográfico- su vida carcelaria luego de asesinar a un hombre. Condenado a cadena perpetua, Graybar se dedica a escribir como una forma de expiar, narrar, ficcionalizar y construir una alternativa interesante dentro de un género abundante en moldes.
Durante gran parte de la narración está presente un vértigo escritural que no da pausas ni respiros. En las primeras diez páginas una especie de Frankestein carcelario intenta suicidarse. Las fuerzas de seguridad repelen el intento y las formas de escape de por sí están canceladas. Pese a que el texto solo se manifieste mediante acciones, todos los personajes que atraviesan la novela cargan el virus de la tristeza crónica. Se palpa su desolación, su angustia, ese lugar que no expresan pero que los amordaza todos los días un poco.
Los comportamientos de cada condenado parecieran regirse por los años de presidio que les quedan, como si pudiéramos agrupar las formas de comportamiento a partir de las fechas de liberación. Igualmente interesante resulta la forma en que se exponen y presentan los cuerpos dentro del cautiverio, hay mutaciones que van generado un registro, pudiendo leer en el texto lo vigente que están las teorías de Foucault en torno a las forma de prisión y de vigilancia.
Un texto entretenido e interesante que pese a sus problemas de traducción -es todo demasiado españolizado-, logra entregar un diagnóstico sobre las cárceles y sus funcionamientos. Más allá de la narración, hay un espacio para el análisis sobra las formas en que funciona un mundo dentro de un mundo. Trueques, enroques y códigos sirven para ver la composición sociológica que se esconde en la materialidad de las acciones.
Joaquín Escobar (1986) es escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017).
Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: Curtis Dawkins.