Esta es la última novela de un autor prolífico -oriundo de Concepción, Chile- y que tiene a su haber títulos como «Rituales» (2012), «Trayectorias» (2013), «Los lacayos» (2014) o «Escrito en el sol» (2015), siendo esta su obra narrativa más reciente en la incursión de lo subterráneo de nuestra sociedad.
Por Jorge Cocio Sepúlveda
Publicado el 17.8.2019
“Estaba ausente incluso estando presente”.
Paul Auster
Lo que no muere, siempre nos persigue. Puede ser un hecho o una persona, pero en el fondo no es más que nuestra historia. Quienes fuimos y somos no son más que una fotografía: ¿congelada o en constante movimiento? No sé, depende de cómo me sienta sería mi respuesta, pero considero el hecho de que todo en algún momento vuelve a aparecer; sobre todo lo que creímos muerto. Y es por eso que muchas personas se esfuerzan tanto en volver a matar aquello que fueron. Por vergüenza o terror. Y eso es más horrible que cualquier pesadilla.
La alta torre es la última novela de Óscar Sanzana Silva (1982, Concepción), un autor prolífico que tiene a su haber títulos como Rituales (2012), Trayectorias (2013), Los lacayos (2014) o Escrito en el sol (2015), siendo esta su obra narrativa más reciente en la incursión de lo subterráneo de nuestra sociedad. De esta forma la historia se construye a través de un conjunto de personajes alienados en sus microcosmos que deambulan entre la esperanza y la resignación. Como en el caso del protagonista, Octavio Careaga, un músico que perdió sus cinco minutos de fama y que se autoexilia para purgar sus demonios en una torre pensada para seres solitarios. Rodeado de su vulnerabilidad emocional y el sueño de renacer.
Pero aunque la trama se arma de un conjunto de historias que se conectan en algún momento, dentro de cada una de ellas vemos un reflejo de quienes somos o quienes negamos ser. Como en el caso de la otra protagonista, Hija del sol, para quien su pasado le ha llevado aceptar la misión de limpiar un mundo corrompido por todos los medios necesarios. Mientras que en su contraste tenemos a Catalina del Espino, a quien podríamos verla con cierto dejo de esperanza, pero también con sus matices.
Así sea la corrupción, la soledad, la fragilidad del poder o el terror al olvido como algunos de los temas que el autor expone dentro de los capítulos; también nos lleva a preguntarnos qué tanto conocemos a las personas de nuestro alrededor. Sean familiares, vecinos, pareja o amigos, porque muchas veces olvidamos que cada persona con quienes convivimos lleva dentro de sí miles de existencias que luchan continuamente por vencerse entre sí. Como una muñeca rusa que sueña con estallar.
De esta forma La alta torre es una novela que a través de vidas aparentemente mínimas se adentra a develar la tranquilidad cotidiana. Anteponiendo los restos de un pasado que no podemos olvidar, ni tampoco la constante manipulación causante de nuestras paranoias. Como ese panóptico ubicado en la más alta torre de la ciudad y que al horizonte parece sólo ser usada para propaganda de Coca-Cola. Porque podemos seguir jugando a hacer memes o asumir la construcción de edificios cada vez más altos, limpios y hermosos al atardecer, pero ausentes de vida en un cielo vacío de esperanza.
Jorge Cocio Sepúlveda es licenciado en filosofía de la Universidad de Concepción (Chile), y además es músico y escritor. Ha desarrollado un proyecto musical concretado en tres discos: Nada es eterno (2009), Preludio de invierno (2010) y Frío verano (2017). Asimismo, ha editado dos plaquettes de poesía: Noche primitiva (2013) y Continente (2017).
Crédito de la imagen destacada: Coca-Cola.