Novela «La letra escarlata», de Nathaniel Hawthorne: La estética del erotismo proscrito

En términos generales el autor norteamericano -inscrito dentro del Romanticismo- es considerado junto con Herman Melville y Edgar Allan Poe como uno de los mejores escritores estadounidenses del siglo XIX. No olvidemos que el primero de los mencionados le dedicó su famosa novela «Moby Dick» (1851) en señal de sincera admiración creativa y literaria.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 16.10.2018

Nathaniel Hawthorne nació en el año 1804 en Salem, Massachusetts, muy cerca de donde hoy vive quien redacta esta reseña y murió en Concord en 1964. Es incluso posible visitar la casa donde nació este notable escritor. En este pueblo muchas cosas llevan el nombre de Hawthorne, incluyendo un hotel en pleno centro, junto al denominado parque central.

En términos generales, Hawthorne es considerado junto con Herman Melville y Edgar Allan Poe como uno de los mejores escritores estadounidenses del siglo XIX. No olvidemos que Herman Melville le dedicó su famosa novela Moby Dick (1851) a Hawthorne como prueba de su aprecio por lo que el autor de esa ficción llamó su genio literario.

Además de la novela La letra escarlata (1850), Hawthorne escribió otras ficciones de largo aliento, tales como La casa de los siete tejados (1951) -un edificio que actualmente funciona como un centro cultural en Salem-, Blithedale (1852), y El fauno de mármol (1860).

Hawthorne también escribió cuentos, y entre sus más conocidos están: «La marca de nacimiento» (1843), «El velo negro del ministro» (1844), «La hija de Rappacini» (1844) del que Octavio Paz hizo una adaptación como obra de teatro en 1953; en ese montaje el autor mexicano mantuvo todos los personajes del texto original pero añadió un mensajero que funciona como el narrador.

Jorge Luis Borges afirmó que los cuentos de Hawthorne expresan el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones fantásticas. Para otros escritores sus cuentos son relatos leves y patéticos que tienen un estilo elegante y depurado, donde siempre encontraremos un contraste entre la violencia exterior y la suavidad del tono, entre la voz delicada y las oscuras sugerencias de lo que se cuenta.

Para la crítica literaria, Hawthorne es un autor que encuadra dentro del Romanticismo estadounidense al igual que Edgar Allan Poe. Su obra tiene siempre como espacio Nueva Inglaterra, en particular el pueblo de Salem; así la novela que nos ocupa recrea intensamente el ambiente puritano que existía en la sociedad estadounidense del siglo XVII.

En años recientes, los críticos han dicho que hay que poner atención a la voz narrativa de Hawthorne, la que no debe confundirse con la voz del escritor, poniendo en duda la vieja idea de que Hawthorne era un escritor moralista y que vivió cargado de complejos.

La obra La letra escarlata (de la que dicho sea de paso hay una película dirigida por Roland Joffé y protagonizada por la bella Demi Moore y Gary Oldman, en 1995) fue publicada en 1850 y ha sido reconocida desde el principio como un clásico literario y continúa ocupando un lugar importante entre las obras maestras estadounidenses.

La novela está narrada en tercera persona y se encuentra ambientada en la colonia de Boston (1642). En la ficción se relata la historia de Hester Prynne, una mujer acusada de adulterio y condenada a llevar en su pecho la letra “A” en color escarlata, símbolo de su adulterio.

La trama empieza con un capítulo largo a modo de introducción sobre el edificio de la aduana de Salem donde el narrador trabajó tres años; acerca de su familia y la importancia que el pueblo de Salem tiene en la vida del autor y en torno a algunos compañeros de trabajo. En este capítulo el escritor también nos cuenta que encontró en un sobre de papel un pedazo de tela que contenía la letra A mayúscula de color escarlata y con este símbolo de género encontró, además, varias hojas escritas que referían la historia de una mujer llamada Hester Prynne (este truco narrativo, como bien sabemos, no es nada nuevo; ya Cervantes lo usó para dar a conocer El Quijote de la Mancha).

En la novela, y pese al escarnio público, Hester Prynne (a quien el autor pinta como una mujer muy bella tanto así que, dice que a más de algún papista, entre la multitud de asistentes a la plaza publica donde Hester está siendo expuesta a la condena de todos, le podría dar la idea de que aquella señora era María cargando a su hijo, el redentor del mundo). La acusada Prynne rechaza revelar la identidad del padre de su hija, tenida fuera del matrimonio (su marido había desaparecido dos años antes). Al salir de la prisión, la mujer se va a vivir a las afueras de la comunidad y se vuelve costurera; trata de vivir su vida con dignidad dentro de las posibilidades que una sociedad misógina, injusta, autoritaria y donde prevalece la doble moral, se lo permite.

Otro personaje importante en la novela es el reverendo Dimmesdale, una persona atormentada por la culpa de su pecado el cual no se atreve a confesar pues teme perder la estima de la que goza en la comunidad; además de este personaje también está Roger Chillingworth (que es el reaparecido marido de Hester haciéndose pasar por médico, aunque más más bien es homeópata o curandero), un hombre sumamente inteligente y manipulador que maquina siempre desde la sombra y no tarda mucho en darse cuenta que el reverendo Dimmesdale es el padre de la hija de Hester.

Hester recibe a Roger Chillingworth en la prisión, pues tanto ella como su hija estaban ligeramente enfermas y allí se da cuenta de que él es su desaparecido esposo.  Chillingworth le dice que va a descubrir quien es el padre de la niña y así lo hace. Chillingworth va a empezar a presionar psicológicamente al reverendo Dimmesdale, de quien Hester está enamorada.

En un momento de la novela, Hester y el reverendo Dimmesdale planean irse a vivir a Inglaterra para escapar del ambiente opresivo de la comunidad, pero el pastor se arrepiente y un poco antes de morir confiesa públicamente su pecado.

Entonces Hester se va con su hija Perla -que como se dice en la novela, su nombre revela el precio que Hester ha tenido que pagar por su hija- a Inglaterra y solo regresan, años después, para recibir la herencia que Chillingworth le ha dejado a la niña.

Cuando Hester muere es enterrada junto al pastor y los cubren con una lápida con la letra A.

El lector atento descubrirá desde el principio, la importancia que tiene en esta novela el contexto político-religioso que prevalecía en ese entonces en Nueva Inglaterra y que se extendió hasta finales del siglo XVII y que está impregnado por el puritanismo religioso de índole protestante. Sabrá de inmediato que tanto la iglesia anglicana como el gobierno tenían intereses en común y en consecuencia actuaban de acuerdo a la hora de castigar una infracción tanto en la esfera de lo político como en la disciplina moral y eclesiástica como la que se describe de tan elegante forma en esta obra maestra.

Sin embargo, el chiste de esta pieza literaria no se encuentra en saber lo que va a pasar, es fácil adivinarlo, los títulos de los capítulos lo van revelando; de hecho yo mismo ya he contado la historia y lo he realizado porque confío en que el lector se interesará por la escritura misma, por la carga de emociones que Hawthorne nos trasmite en cada personaje y en cada situación intensa.

La novela es un ejemplo extraordinario de la maestría que Nathaniel Hawthorne alcanzó como narrador.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

Una de las tantas ediciones en castellano del clásico literario norteamericano

 

 

Crédito de la imagen destacada: Un fotomontaje del filme La letra escarlata (1995), del realizador inglés Roland Joffé.