Una experiencia escénica, una comedia sobre el suicidio, eso es este montaje que expone cómicamente los lugares psicóticos y depresivos que se hallan en una sociedad en donde la injusticia, el abuso y el desamparo son a veces tan grandes, en una vivencia dramática ideal a fin de reflexionar, sorprenderse y disfrutar.
Por Jessenia Chamorro Salas
Publicado el 8.10.2018
A pasos del Parque Bustamante se encuentra una casona centenaria que actualmente corresponde al espacio cultural “La máquina del arte”, en donde esta temporada se presenta un montaje en pequeño formato, Autoayuda, escrita y dirigida por John Álvarez, y protagonizada por los actores Josefina Cerda, Nelson Valenzuela y Víctor Valenzuela.
Los espectadores, luego de subir una larga escalera que nos lleva a una pequeña sala, nos debemos acomodar en las sillas que han sido dispuestas formando un círculo, de una de las paredes cuelgan globos dorados que conforman la palabra autoayuda, y en las demás paredes están pegados dibujos a modo de test de Rorschach. Quien da la bienvenida a la sesión es una mujer vestida de traje formal, que da la impresión de ser la encargada de que comience la función. La performance empieza intempestivamente cuando una de las personas que está sentada en el círculo se para y comienza a decir qué le gusta hacer los días lunes. La mujer de traje lo interrumpe y se evidencia su función: se presenta como la terapeuta de la sesión de autoayuda de la cual participaremos, no como meros espectadores pasivos, sino como integrantes de la terapia en curso.
Los dos personajes varones evidencian trastornos obsesivos compulsivos y ciertos comportamientos correspondientes a diagnósticos psiquiátricos. Hablan excesivamente, son impulsivos y manifiestan poca tolerancia a la frustración, la terapeuta se muestra contenedora y comprensiva, aunque poco a poco va demostrando ciertos rasgos que rosan con estados psicóticos.
El suicidio es el pretexto con el cual los personajes se encuentran, se dice que uno de ellos se lanzó del Costanera Center envuelto en un lienzo que decía “amor y paz”, y que desafortunadamente para él, cayó sobre otro hombre, quien también deseaba suicidarse, sin embargo, ninguno de los dos murió y se encuentran ahora en las sesiones de autoayuda, en donde la terapeuta manifiesta un deseo obsesivo y paradójico, pues en un momento representa la voz que insta a uno de los personajes a lanzarse del edificio más alto de Santiago, mientras que respecto al otro personaje, lo obliga literalmente a no dejarse morir. En relación con esto, la terapeuta comienza a exponer una línea nueva en el montaje, sus propias obsesiones, miedos e inseguridades, sus trastornos más íntimos y la conflictiva relación que tiene tanto con la terapia como con los integrantes de aquella.
Se comienza a desplegar una performance diferente encarnada por la terapeuta, quien utiliza su corporalidad para desenvolverse como un remolino por la sala, danzando estrambóticamente, cantando una canción interpretada por Ángela Carrasco en la célebre obra Jesuscristo Super Star, fornicando con el personaje de Víctor, y luego pariendo un bebé. En un despliegue escénico que lleva a los espectadores-pacientes a un sinnúmero de reacciones y estar en constante expectación respecto a lo que está ocurriendo frente a sus ojos. Porque si algo destaca del montaje Autoayuda es su capacidad de mantener la atención de los participantes, de sorprenderlos y de imbricarlos cómplicemente de las acciones realizadas.
Son los personajes varones quienes van relatando los procesos representados por la terapeuta, y quienes en un inicio de la obra daban las referencias contextuales respecto de las razones por las cuales se encontraban realizando aquella sesión. Finalmente, explican que la performance de autoayuda había sido realizada para ayudar en su terapia a Josefina, paciente psiquiátrica que tiene dificultad para socializar y hablar en público. Hecho que se convierte en la guinda de la torta, pues resulta sorprendente que tal despliegue corporal haya sido ejecutado por una paciente con dichas características.
Autoayuda nos envuelve en una experiencia única y sobresaliente, la de participar de una terapia psicoemocional en donde temas tan complejos como el suicidio, la depresión, los TOCs, e incluso el estado de enajenado y alienado de la sociedad actual, son abordados a través de una comedia en donde el humor y la ironía se trasforman en las vías de escape frente a la demoledora realidad, a la vez que en el lenguaje idóneo para representarla.
Con humor y un carácter lúdico, los actores de Autoayuda nos sumergen en una experiencia sobre los clichés de las terapias en grupo, además de problematizar la palabra articuladora del montaje “autoayuda”, porque en ella existe una paradoja de la que muchas veces no somos conscientes: ¿autoayuda en grupo?
Una experiencia escénica, una comedia sobre el suicidio, una terapia teatral, eso es Autoayuda, un montaje que expone cómicamente los lugares psicóticos y depresivos que se hallan en una sociedad que a veces parece llevarnos hacia la torre más alta y símbolo del neoliberalismo imperante, no a comprar, sino al deseo de dejar de existir en un mundo en donde la injusticia, el abuso y el desamparo son a veces tan grandes. Autoayuda es una experiencia teatral para reflexionar, sorprenderse y disfrutar.
Jessenia Chamorro Salas es licenciada en lengua y literatura hispánica de la Universidad de Chile, profesora de lenguaje y comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, magíster en literatura latinoamericana de la Universidad de Santiago de Chile, y doctora (c) en literatura de la Universidad de Chile.
Ficha técnica:
Dirección y dramaturgia: John Álvarez.
Diseño Integral: Esperanza Hernández.
Música: Teatro La Soberbia.
Elenco: Josefina Cerda, Nelson Valenzuela, Víctor Valenzuela.
Temporada: Desde el 5 hasta el 20 de octubre ( el día 13 tendrá a lugar un conversatorio post-función, moderado por Interdram)
Horarios: Viernes y sábado a las 20.30 horas
Entradas: General $3.000 – Estudiantes $2.000.
La Máquina del Arte, Avenida Rancagua Nº 54, Providencia, Santiago.
Crédito de las fotografías utilizadas: La Máquina del Arte.