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“Preguntas frecuentes” en el GAM: El teatro de Nona Fernández y su crítico retrato de la vida en cuarentena

La aclamada dramaturga y novelista chilena estrena este sábado 1 de agosto —vía Zoom— el montaje cuyo libreto adaptó desde la obra literaria homónima que publicará durante el próximo mes de octubre, y que gracias a una producción del Centro Cultural Gabriela Mistral, se exhibirá a través de la plataforma virtual hasta el domingo 6 de septiembre.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 28.7.2020

Dirigida por Mariana Muñoz, la obra cuenta con un texto de Nona Fernández, centrado en el abismal conflicto psíquico que implica nuestro habitar en cuarentena, a partir del diálogo a destiempo que desarrollan dos personajes.

Nona Fernández tiene ese talento que le permite destilar de manera accesible complejos conflictos y estados de ánimo para los que buscamos palabras, descripciones, locaciones emocionales y concretas. Tanto en su narrativa, como en sus columnas y, recientemente, en su penetrante ensayo Voyager, Nona se enfrenta a peliagudas y sensibles realidades, siempre dolorosas, para diseccionarlas a partir de una voz narrativa que nos interpela ineludiblemente. Y es que nadie está impermeabilizado frente al dolor y, por eso, su llamada es la de ejercitar esta apertura hacia la observación empática, solidaria, crítica.

Preguntas frecuentes suma una obra más a la carrera de dramaturga de Nona, quien ya cuenta con antecesoras como El taller y Liceo de niñas a su haber, y a días de su estreno (que se desarrollará el sábado 1 de agosto), la autora dialogó con el Diario Cine y Literatura acerca de los significados artísticos de este nuevo montaje, en un país hundido en una crisis sanitaria, social y política:

 

—¿Qué diferencia la producción de este texto (y puesta) de tu metodología anterior? ¿Qué descubriste, a partir de la ‘limitación’ que impone la cuarentena?

—Esta obra está inspirada en Preguntas frecuentes, un artefacto literario que sacaremos en octubre por la Editorial Alquimia. En junio recibí la invitación de GAM para trabajar un texto a poner en pantalla y ofrecí la adaptación de este universo en el que ya estaba investigando desde que partió la crisis. Es primera vez que siento urgencia de salir con una escritura. Siempre hay urgencia de escribir, por lo menos para mí, pero nunca hay apuro para que los textos salgan al mundo, me tomo todo el tiempo necesario, no tengo ansiedad de publicar o de estrenar. Pero en este caso sentí un impulso distinto.

Vivimos momentos tan rudos, tan confusos, de tanta incertidumbre, que la necesidad de ofrecer un intento de reflexión se hizo urgente. Traspasar la pantalla o las hojas de un libro para estar con quienes observan o leen del otro lado. Ese es el trabajo de quienes escribimos y de quienes militamos en el escenario, de eso se trata. De acompañar, de proponer puntos de vista, de despertar entusiasmos y sospechas. Ahora, con mayor razón, sentí que había que estar a la altura de la difícil realidad y seguir haciéndolo. De ahí en adelante, el trabajo lo hicimos juntas con la Mariana Muñoz, la directora, y con el equipo entero, formulando un guión para este experimento.

 

—La frecuencia de estas preguntas es lo que hace saltar la alarma respecto a la locura. ¿Por qué crees que la obsesión repetitiva es un aspecto de dislocación mental?

—La verdad es que creo todo lo contrario. En nuestra vida anterior al estallido y a esta crisis sanitaria, nos movíamos agitadamente sin mucho espacio para detenernos a observar nuestras propias fragilidades. Desde lo colectivo hasta lo íntimo, los cuestionamientos quedaban sepultados en el vértigo diario del quehacer productivo. Sin embargo, desde octubre en adelante hemos explotado en un sin fin de cuestionamientos. Ya nada nos parece tan normal. Ya nada nos parece tan bueno. Tiendo a creer que este estado alterado de preguntas sobre preguntas, es más cercano a una especie de lucidez. En el supuesto de que podemos determinar qué es la lucidez y qué es la locura.

 

—La noción de normalidad ha explosionado a partir de la pandemia, al nivel que se han sugerido adjetivos para anteceder: ‘nueva normalidad’, por ejemplo.

—Siempre es interesante cuestionar los límites de la supuesta normalidad en la que nos movemos o nos hacen mover. Sobre todo, en un momento epocal donde se nos imponen múltiples fronteras. De género, de raza, de ciudadanía, de clase, de territorialidad, de creencias religiosas, políticas, etcétera. Vivimos excesivamente limitadxs y los conceptos de normalidad hegemónicos son parte de esos límites.

La “nueva normalidad” planteada en esta pandemia fue una pésima estrategia que terminó de contagiar a la ciudadanía, porque para quienes disponen los conceptos de normalidad, es “normal” arriesgar a parte de la población para mantener la economía funcionando. Es normal que algunas vidas valgan más que otras. Es “normal” que las grandes empresas dejen de pagar el sueldo a sus trabajadores mientras sus accionistas se reparten millonarias utilidades. Es “normal” que los beneficios de la economía no se distribuyan entre todos. Es “normal” que tengamos políticas públicas que no ayuden a los más necesitados. Y así hasta el infinito. Es justamente ese concepto de normalidad el que habría que hacer estallar a punta de preguntas y de profundos cuestionamientos.

 

—Un terror se nos presenta cuando cuestionamos los límites de lo normal. ¿Qué es la normalidad? ¿Por qué sentimos que debemos anclarnos a esta noción, que Leslie Fiedler analizó agudamente en su libro La tiranía de lo normal?

—La mayoría de las sociedades excluyen a las personas que no se ajustan a sus normas. Les presionan para que tengan el pensamiento adecuado, el look adecuado, el habla adecuada, para que se camuflen en la normalidad. El ser distinto, el ser que no tiene clasificación, es peligroso. Esa es la tiranía de lo normal de la que habla Fiedler, y no es de extrañar que nos genere terror estar fuera de la norma en un país donde se ha pagado con la vida esa insolencia.

 

 

 

 

Obra Preguntas frecuentes

Elenco: Gabriela Aguilera y Claudia Cabezas.

Dirección: Mariana Muñoz.

Dramaturgia: Nona Fernández.

Asistencia de dirección y música: Mario Avillo.

Asistencia diseño: Roberto Mancilla.

Diseño: Tamara Figueroa.

Diseño audiovisual: Niles Atallah.

Técnico: Rodrigo Chirino.

Producción: Paola Díaz, GAM.

Estreno: 1 de agosto.

Funciones: 6 de agosto al 5 de septiembre / Jueves a sábados a las 21.00 horas, por Centro GAM.

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerposRéplicasNuestros desechosNo me ignoresCardumenSi ellos vieranConcepcionesSinestesia, y Dame pan y llámame perro; y los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island. Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Nona Fernández Silanes, por theobjective.com.

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