La ópera prima del actor y realizador brasileño -quien se encuentra en Chile a raíz del Santiago Festival Internacional de Cine 2019- y cuya exhibición inauguró oficialmente la muestra, es un crudo retrato de la lucha revolucionaria encabezada por el desaparecido guerrillero en contra de la dictadura militar que gobernaba a su país a fines de la década de 1960.
Por Felipe Stark Bittencourt
Publicado el 20.8.2019
Wagner Moura debuta en la silla del director con Marighella, película que abrió la décimo quinta versión de Sanfic el domingo 18 de agosto, y que narra los últimos años de lucha del revolucionario Carlos Marighella (1911 – 1969) contra la dictadura militar de Brasil (1964 – 1985). Decir que el filme es intenso y que está bien logrado es justo, aunque suficiente. La dirección de Moura es apropiada al registro que busca y sorprende la crudeza que consigue, sobre todo en un período que ha sido crítico para la política brasileña.
Moura, conocido por su rol de Pablo Escobar en la serie Narcos de Netflix, se mueve en un registro que el enviado de DOC:CO, Carlos Mican, reconoce como deudor de este servicio de streaming. En efecto, la cinta avanza con presteza a través de un montaje que busca captar la atención con una frenética y cruda presentación de la acción, haciendo de varias escenas una seguidilla de cliffhangers que se valen de planos secuencias, un uso intensivo de la cámara en mano y de cierto carácter documental. Todo esto hace de Marighella una película atractiva y efectista, pero nada fuera de lo ordinario, salvo quizá por su sobrecogedora presentación de la violencia.
El actor Seu Jorge encarna a este revolucionario como un hombre que se debate constantemente por las consecuencias de la violencia que ve en los militares y en la que él provoca, sobre todo cuando implica separar familias, incluida la suya. Por lo mismo, es retratado como un héroe que se ve forzado a tomar decisiones drásticas, horribles y hasta condenables, pero en un contexto cuya complejidad hace opaco cualquier juicio de valor.
No obstante, Moura no se decanta en las manidas épicas a las que se suelen prestar los relatos políticos de esta naturaleza; no hay un ensalzamiento mítico del personaje ni tampoco un retrato unidimensional suyo. Aquí, por el contrario, si hay acaso una épica, está solo para mostrar al revolucionario como un hombre sencillo que ha sido azotado por la tragedia, haciendo del primer plano un mecanismo que busca la empatía no ya a un nivel político, sino puramente personal.
Este sentido de universalidad que alcanza el largometraje permite la inmersión del espectador en ese Brasil que es territorio de disputa y de dolor. Es, quizá, un movimiento algo maniqueo, porque si bien consigue lo que busca, Moura no se detiene lo suficiente como para explorar las consecuencias que dejan a su paso los atentados que llevan a cabo los revolucionarios. Con todo, su debut en la dirección es poderoso y atractivo, una opción más que recomendable dentro de la cartelera que ofrece esta nueva versión de Sanfic.
Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción.
Tráiler:
Imagen destacada: El actor Seu Jorge en Marighella (2019).