Si antes fue Rafael Gumucio quien calificó a la crónica «Escribir en Dictadura: No seamos como Jorge Edwards», redactada por Edmundo Moure, ex presidente de la Sech, con el adjetivo de «infame», ahora la destacada creadora Carmen Berenguer (Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2008) respalda a su colega al analizar las actuaciones públicas del autor de «Persona non grata», a comienzos de la década de 1980, en pleno régimen militar.
Por Cine y Literatura
Publicado el 9.1.2020
Lejos de aquietarse las aguas de la literatura nacional, estas parecen agitarse en una tormenta cada vez que se examina el rol visible que tuvieron los busques insignias de las letras locales, mientras el país era gobernado por la dictadura cívico-militar liderada por Augusto Pinochet Ugarte (1973 – 1990).
El debate se abrió luego de que el narrador Edmundo Moure Rojas, ex presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) durante esa época (1989), diera a conocer a través de las páginas de este medio la crónica Escribir en Dictadura: No seamos como Jorge Edwards, la cual generó diversas reacciones en distintos cenáculos literarios del país: sin ir más lejos, el conocido novelista y columnista, Rafael Gumucio Araya, catalogó al mencionado artículo de «infame».
La discusión prosiguió con la respuesta de Moure Rojas, bautizada Rencillas y mezquindades entre escribas: La burda ironía de Rafael Gumucio, en donde el redactor estable de este Diario reafirmó sus juicios, ya emitidos en el texto que dio origen al intercambio de ideas: «en mi crónica ‘Escribir en Dictadura’ relaté las peripecias que sufrimos (como gremio) durante los años de la dictadura militar-empresarial, aludiendo en ella a escritores ilustres, bien acomodados, defensores acérrimos del neoliberalismo a ultranza, como son Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards Valdés, a quienes jamás he denostado como artífices de la palabra, sino como individuos que optaron por ser fieles a su clase social y que han gozado, y lo siguen haciendo, del beneplácito de medios de difusión vedados al resto de los escribas, máxime si son izquierdistas militantes o rojillos de sospecha».
A fin de confrontar estas aseveraciones, y tras ser consultada por Cine y Literatura, la renombrada creadora Carmen Berenguer —Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2008, y activa socia de la Sociedad de Escritores de Chile durante ese período— respaldó el testimonio de Moure, al entregar nuevos y desconocidos antecedentes acerca del proceder público de Edwards Valdés, en la década de 1980:
«Puedo decir que Edmundo tiene una viva memoria de la época, los 80, donde el escritor Jorge Edwards estuvo y fue presidente del Comité por la Libertad de Expresion en la Sech. Yo llegué el 81 y era nueva en estos confines. Y sí, me llamaba poderosamente la atención que un Sr. Pituco anduviera representando a los escritores en la Sech, a muchos les encantaba que hubiera una capa de la clase alta poniendo la cara en contra de la censura, pero como éramos novatos clandestas-medio-escondidos-visibles, sí, como que este caballero cubría a todos los dinas, la agente Callejas, faltaba solo la flaca Alejandra…», describe la autora del poemario Sayal de pieles.
«Entonces —continúa la poeta—, luego, el año 1985, Edwards fue junto a una patota a Washington D. C. a representarnos (a los escritores chilenos), y como que ellos se adjudicaron ser los adalides del chamuscado regreso a la democracia. Nosotros los encontramos graciosos por ese afán, sin que se les moviera ni una plumilla», concluye Carmen Berenguer.
El investigador nacional Hernán Ortega Parada, finalmente, publicó en esta tribuna su reportaje Carta a un patrón de fundo: La ideología literaria de Jorge Edwards, en donde profundizó todavía más, en los cuestionamientos al papel político y estético que exhibió el Premio Cervantes de 1999, mientras el país era gobernado por la dictadura cívico-militar, encabezada por Augusto Pinochet Ugarte.
También puedes leer:
—Carta a un patrón de fundo: La ideología literaria de Jorge Edwards.
—«Esa sustancia gris jaspeando mi greña»: Cinco poemas de Carmen Berenguer.
Crédito de la imagen destacada: El Mercurio.