El proyecto literario y creativo de la narradora chilena es potente. Su forma de entender la sociedad es clara, y pese a que su literatura esté enmarcada dentro de un lugar de enunciación sumamente críptico, no teme, no se esconde, y dialoga con un presente, que mediado por estrellas y galaxias, siempre nos retrata -y recuerda- como una ínfima porción del universo.
Por Joaquín Escobar
Publicado el 1.1.2019
El sociólogo argentino Gabriel Giorgi sostiene que podemos leer las formas de representación de la violencia en los cuerpos humanos. Esta hipótesis, tan cierta como indesmentible, la observamos en toda la literatura de Lina Meruane, pues sus focos escriturales siempre han estado mediados por la corporalidad como un paño sobre el cual realizar diagnósticos políticos y sociales.
Su nueva obra, Sistema nervioso, sigue este trazado. Una protagonista, que estudia en el extranjero, tiene una relación con su familia cargada de errores. Peleas, equívocos y resentimientos funcionan como una analogía del país en el cual está transformado Chile. No se debe hacer una lectura literal de la novela, más bien hay que leer las entrelíneas de este disparate endogámico, pues el quiebre familiar también se lee como un quiebre institucional propiciado por la dictadura y las políticas de libremercado. La escena en la cual el país se queda a oscuras, es una muestra de ello, pues este ennegrecimiento de todo (incluso de cuerpos que en algún momento tuvieron luz), se liga a la historia de Chile, a la barbarie de la realidad que enfrentamos al salir de nuestras casas.
La familia de la protagonista es nombrada por la narradora a partir de su rol social: padre o madre, es decir, cada intervención que tienen está regida por un rito atávico, demostrando que cualquier forma de autonomía, está de por sí contaminada por chips culturales que nos insertan al nacer. Venimos desprovistos de todo, incluso de sexo, somos moderados por construcciones socio-culturales, es decir, somos cuerpos que cumplen una función determinada al momento de nacer. La relación de los sujetos con el cuerpo, está ligada a una prestación momentánea que no nos pertenecen, por lo mismo, vivimos dentro de una burbuja corporal que nos estafa y engaña, entregándonos apreciaciones de la realidad que siempre están socialmente distorsionadas.
En medio de esta hecatombe familiar-nacional, la protagonista escribe una tesis sobre astronomía. Lo que en un comienzo fue un lugar de mera investigación, termina siendo un espacio donde proyectar las distintas formas en que se (re) presenta la vida, siendo las galaxias y los agujeros negros ejes fundamentales para construir esta escenificación corporal en donde lo íntimo deviene en público.
El proyecto de Lina Meruane es potente. Su forma de entender la sociedad es clara, y pese a que su literatura esté enmarcada dentro de un lugar de enunciación sumamente críptico, no teme, no se esconde, y dialoga con un presente, que mediado por estrellas y galaxias, siempre nos retrata -y recuerda- como una ínfima porción del universo.
Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
La novela «Sistema nervioso» (2018), de Lina Meruane
El escritor y crítico chileno, Joaquín Escobar Catalán
Crédito de la imagen destacada: La escritora chilena Lina Meruana, por Mariana Garay.