Nacido el mismo día en que se conmemora la muerte de Galileo (8 de enero), luego de resbalar en una sesión de patinaje sobre hielo en su juventud, el investigador fue diagnosticado con un trastorno degenerativo muscular, el cual se creía que terminaría con su vida.
Por Carlos Ravest Letelier
Publicado el 17.3.2018
El heredero de la cátedra de Newton en la Universidad de Cambridge, Stephen Hawking (1942 – 2018) dejó el mundo el miércoles 14 de marzo del 2018. Su muerte parece haber levantado una serie de preguntas relacionadas con el destino, y el sentido de la existencia.
Nacido el mismo día en que se conmemora la muerte de Galileo, luego de resbalar en una sesión de patinaje sobre hielo en su juventud, Stephen fue diagnosticado con un trastorno degenerativo muscular, el cual se creía que terminaría con su vida. ¿Cómo se entiende que las limitaciones físicas de Hawking, hayan incrementado su actividad intelectual?
Aristóteles sugería en su momento, que el intelecto podía ser concebido de manera independiente al espíritu, dando origen al concepto de “hábito noético”. Giordano Bruno señalaba la existencia de dos géneros de sustancia, una espiritual y otra corpórea, partes del mismo ser. Quizás las limitaciones físicas de Hawking generaron un interés por profundizar en temáticas relacionadas con la relatividad general y la mecánica cuántica.
La aventura por estudiar los denominados “mini agujeros negros”, llevaron a Hawking a combinar la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, reinventando a Einstein en tiempos modernos. Si en Mozart aumentaban las deudas, en la medida que aumentaba su fama, en Hawking, en el modo que aumentaban los logros, los reconocimientos, avanzaba simultáneamente el proceso degenerativo de su enfermedad. Esto no impidió que continuara elaborando libros, y realizando conferencias.
Interesado en que el conocimiento no quede atomizado en manos de los “expertos”, se aleja de las fórmulas para especialistas. A través de un método pulcro, logra la convergencia de diversas vías de investigación. Paulatinamente abandona la rigurosidad del método científico, abriéndose a las interpretaciones metafísicas sobre la existencia de Dios, y el origen del universo. Nos susurra Hawking en “Una breve historia del tiempo”, si logramos entender el Universo, hemos comprendido la mente de Dios.
Si existe la posibilidad de concebir el intelecto, de forma disociada del espíritu, quizá en el caso de Hawking, su enfermedad degenerativa estaba directamente relacionada con el estudio de los mini agujeros negros. En ese sentido al igual que Tesla, su legado estaría relacionado con la interpretación, composición, de ondas de conocimiento, provenientes de otras latitudes.
Imagen destacada: El actor Eddie Redmayne encarnando a Stphen Hawking, en el largometraje «The Theory of Everything» (2014), del realizador inglés James Marsh