[Crónica] Un pubis angelical de la Gran Avenida
Entonces, la Turca recogió la ancha falda floreada hasta el cuello y nos enseñó, a la débil luz de la lámpara, el monte sombrío e hirsuto de su sexo juvenil. Ni Pepe, ni el Negro…
Entonces, la Turca recogió la ancha falda floreada hasta el cuello y nos enseñó, a la débil luz de la lámpara, el monte sombrío e hirsuto de su sexo juvenil. Ni Pepe, ni el Negro…